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viernes, 19 abril, 2024
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■ Alba de Papel Culturas en resistencia, no hay opción

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

Ante la realidad circundante, es inevitable no sentir ansiedad por lo que no sabemos pasará enseguida, al mediodía o de noche. Cada día, un temible muro de incertidumbre se levanta frente a nosotros, cuya fragilidad es manipulada por distintos intereses ya sean políticos, económicos o sanitarios, frente a una información polarizada en medios digitales, principalmente, desprovista de imparcialidad y de esperanza.

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En Zacatecas, una sombra se cierne sobre sus pueblos, que ante la oscuridad no logran ver la luz que sigue en su interior para conminarlos a reconstruir su historia, su oralidad en la memoria que les permita entender que no todo tiempo pasado fue mejor, que en el ahora y el aquí, hay muchas posibilidades para que afirmen la historia y la identidad de su capital social, que es su mayor riqueza.

Estos pueblos son ejemplo genuino de perseverancia, a través de la buena voluntad de sus moradores, para que no desfallecer ante la pobreza y la ráfaga de balas, la violencia contra sus niños y mujeres, de sus jóvenes y también de muchos hombres que son violentados; resistir ha sido la nota permanente en ellos, y esto se traduce para el nuevo gobierno que entrará en septiembre próximo, en una prioridad irrenunciable para renovarlos, que de no hacerlo, repetirá el paulatino abandono al que arbitrariamente han sido sometidos en materia cultural.

Resulta temerario e incómodo juzgar a las administraciones pasadas, ya que ha habido esfuerzos y logros, pero de que hay una detención o paralización en el desarrollo cultural, por supuesto que existe; y no sólo por efecto de la pandemia, sino que viene de muchas años atrás, proveniente del caos institucional, insuficiente inversión, falta de instrumentación de un proyecto que resulte de la investigación de lo que realmente se necesita, para evitar hacer aquello que se inclina a los gustos gubernamentales, y que da pie a una subjetividad hiriente para la comunidad artística e intelectual, así como para la sociedad.

Sin capacitación formal y designados al contentillo de alcaldes que no tienen el conocimiento ni la sensibilidad para comprender la importancia de su cultura, prevalece una constante repetición de eventos de difusión, a donde muy pocos realmente, han explotado las redes sociales y los servicios digitales en un esfuerzo incompleto, porque no hay proyecto detrás, ni una cultura sólida del pueblo o ciudad, a la que pretenden educar; no hay infraestructura, ni dinero y su trabajo a final de cuentas, se convierte en una red de relaciones públicas, sin planeación ni rumbo, en franco deterioro de todo lo que se relacione con modos de vida, costumbres, tradiciones, lengua, fiestas, gastronomía y cosmovisión.

Las culturas de los pueblos sobreviven gracias a sus habitantes, porque dicho sea de paso, en este País, desde la política formal, se sigue observando una política miserabilista en detrimento de ellas, sin opción para propiciar su comunión con el pasado y el presente, sin memoria y sin valores, sin la fuerza de lo que la familia representa para impulsar su desarrollo.

De ahí la frase “Con el Estado o contra el Estado” las culturas pervivirá por gracia y esfuerzo de su misma gente, sabemos que a nivel nacional, las decisiones a su favor han sido lamentablemente erráticas, y han evidenciado una débil estructura y de carácter, para enfrentar al presidente y convencerlo de la necesidad de cambiar el rumbo, en el tiempo que le queda, porque no todo es blanco o negro, entre éstos dos colores, hay una larga gama de grises.

Zacatecas es un estado pobre y depende mayoritariamente de su presupuesto para subsistir, los recortes al presupuesto de cultura han sido graves y recurrentes, la pregunta medular es que valor le asignará el próximo gobernador, si está consciente de que no lo sabe todo, y que deberá ser cauteloso en las decisiones que tome, porque el tema de la cultura es igual en importancia, que hablar de salud, seguridad, campo, carreteras, turismo o economía.

Quien esto escribe colaboró en 1998 junto a dos personas más (el que fallidamente fue el primer director de cultura en esa administración gubernamental, y un amigo cercano a él, que hoy sigue siendo encargado de un museo, que fue quien me invitó a formular el apartado cultural dentro del plan estatal de desarrollo, que no pudo culminar lo que ahí se mandataba.

Aun considerada una de las tres mejores gestiones de los últimos tiempos en Zacatecas, en lo concerniente a este tema, faltó voluntad, visión y carácter para hacer valer la Ley de Cultura para la Entidad y sus municipios, para crear infraestructura básica, para fortalecer los fondos municipales y diseñar un programa de desarrollo comunitario que correspondiera al perfil de las poblaciones urbanas y rurales de nuestro territorio.

Por ahora, entre muchos asuntos urgentes en la agenda del gobierno entrante, está lo relativo a la seguridad social de creadores y artesanos, constituye un derecho a que sean visibilizados; revisar el tema de fiscalización, mecenazgo y gestión de recursos por nuevas vías, que no son las tradicionales. En esta idea, también es inminente dignificar la Unidad de Culturas Populares, analizar los fondos, transparencia, capacitación y motivación para que sus trabajadores y promotores cumplan con su responsabilidad, y se reconozca y se pague, la asesoría del gestor cultural, ingratamente marginado del reconocimiento que merece.

Sin tener noticia del nuevo museo que en forma inesperada anunció el actual gobierno que se abriría en junio pasado de este año, no está de más recalcar la crisis económica, de personal y rehabilitación en la que se encuentran los museos estatales, a donde es conveniente, girar el presupuesto anual, con al menos, un millón de pesos para cada museo y que haya horizontalidad en la toma de decisiones, para evitar que los directores de estos recintos, pidan permiso para comprar un foco.

Entre muchos, otro pendiente es encaminar programas culturales a niños, jóvenes y ancianos respecto al cuidado del medio ambiente, los oficios y las artes para alimentar el espíritu, la fe en la vida y en la libertad. Urge para todos, un largo respiro en estos días de agobio, no es fácil para ningún ser viviente, tampoco para las próximas autoridades lo que está por venir, dependerá en buscar y hacer lo correcto, sin pagar facturas que por anticipado las harán fracasar.

En este trasiego, está el reto de reflexionar sobre cómo hacer comunidad y cómo estimular la convivencia, para que con el ordenador apagado, no muramos en el confinamiento. Buen ánimo y fortaleza en todo, no olvidemos nuestros amados libros. ■

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