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domingo, 11 mayo, 2025
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■ México Lindo y Podrido… y Zacatecas otro tanto

Reseña de una tarde bajo el deleite de la literatura rusa

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Por: JOSE DE JESUS REYES RUIZ •

Se me ocurre – cada vez en forma más frecuente – alejarme un poco – o un mucho – de la triste realidad que nos rodea y pensar en cosas agradables; por lo que hoy me permito compartir con quien lea estas líneas, los aconteceres de una “tarde cualquiera” en mi vida personal, esperando que aquello que experimente sea de algún interés y toque el corazón de alguna persona en algún lado o en algún momento.

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Como muchos sabrán, soy una persona de la tercera edad, afectada – como es lo normal – por un sinnúmero de malestares en todo el cuerpo, donde predominan los dolores articulares desde los hombros, las articulaciones del cuello, la espalda baja y muchas zonas más; alguien que tiene que tomar medicamentos matutinos para controlar la presión arterial y para mejorar el flujo, tanto a nivel cardiaco, como cerebral, en la prevención de infartos, y por qué no decirlo, por las noches para poder conciliar el sueño en un insomnio que se vuelve parte normal de la vida después de las 12 de la noche.

Las mañanas las utilizo frente a la computadora, intentando ver lo que pasa en el mundo y lo que piensan no solo los comunicadores, sino también los editorialistas y los intelectuales – orgánicos y los no tanto – que escribe en los medios impresos, tanto locales como nacionales y algunos internacionales, y cuando el sol alcanza el zenit y ya no hay tantísima gente, voy a caminar y a nadar en el club que tengo cercano y a darme un buen baño bajo el agradable vapor siempre fortaleciente; después voy a mi consultorio donde atiendo ya solamente a algunos pacientes y por la tarde regreso a la soledad de mi hogar, siempre vacío y con tantos recuerdos.

Por la mañana solo tomo una o dos tazas de un buen café, acompañado – no puedo evitarlo – de galletas, y por las tardes me hago algo de comer para después sentarme en la sala a leer tanto como puedo a la luz directa del día.

Pero esa luz se acaba – en estos los tiempos del invierno – demasiado pronto, y a las 6 y media ya no es posible leer con estos ojos cansados por la edad y seguramente utilizados de más a través de una larga vida. Es entonces en que no queda de otra que sentarse ante la pantalla de la caja chica e idealizante de la televisión, donde aun con la existencia de cientos de canales de cable, difícilmente se encuentra algo que valga la pena seguir, salvo los programas del canal 11 o de tele UNAM o del canal 14 de la CIUDAD DE MÉXICO, y algunos otros como HISTORY II; es complicado encontrar algo que valga la pena, y ahí es donde entra un poco la imaginación y el acceso a YOUTUBE para explorar los audiolibros cuando el humor no está orientado en el sentido de simplemente escuchar música de mi gusto el: JAZZ y la MÚSICA CLÁSICA.

Y esto es algo que quiero compartirles: mi encuentro más reciente en una TARDE FRÍA ante la siempre buscada – por mí al menos – LITERATURA RUSA.

Entrando en el tema, no puedo menos que recordar la invasión de UCRANIA, que ya tiene un año y que no se ve para cuando acabar, donde desde mi particular punto de vista ambos países son culpables, no solo RUSIA, sino también UCRANIA y su impresentable presidente, porque no solo PUTIN es un personaje ruin, sino lo es aun más su contraparte, ese señor salido de la comedia de la pantalla chica que fue elevado a la presidencia después de un golpe de estado propiciado por los ESTADOS UNIDOS, y que por su actitud ruso fóbica fue que recibió el poder.

Hemos dicho hasta el cansancio que fue puesto en el lugar que ocupa por el occidente para confrontar a una RUSIA que nunca les ha acomodado – como diría PEÑA NIETO – y a sabiendas de que este país no toleraría la expansión de la OTAN hacia el oriente, pero no nos  olvidemos que OCCIDENTE requiere de guerras para mejorar su economía y así los ganones son los productores y refinadores de los combustibles fósiles y la industria armamentista, no solo de los ESTADOS UNIDOS, sino de ALEMANIA y otros sitios.

Pero quisiera no perderme – como lo hago frecuentemente – porque esto es al final de cuentas otra historia que traigo a colación por la prohibición que VLADIMIR ZELENSKI ordenó a inicios de la invasión, de la literatura RUSA, que fue excluida de las bibliotecas ucranianas; prácticamente se dio una quema de libros como en las épocas más obscuras del medioevo.

Y con ello en mente decidí regresar a un escritor – considerado como RUSO – pero que en realidad nació en UCRANIA: me refiero a NIKOLÁI GOGOL, a quien siempre recurro para entenderme un poco a mí mismo en su MONÓLOGO del DIARIO DE UN LOCO. 

Gogol fue hijo de un burócrata de correos que también escribía, aunque cosas menores, pero que, al hacerlo, creó en su hijo el deseo de escribir. Su padre muere cuando él tenía 16 años y ello crea un problema económico familiar por el que Gogol viaja a SAN PETERSBURGO, donde por fortuna conoce a PUSHKIN, quien se convierte no solo en su mentor, sino en su mejor amigo, pero que fallece en forma prematura debido a las complicaciones que un duelo le produce al recibir un proyectil en el abdomen que le produciría la muerte, por lo que GOGOL sale de esa ciudad y escribe su gran obra.

Tengo que aceptar que, una y otra vez, me recreo al escuchar su monólogo en esos momentos de la tarde y la noche y que se trata de una obra que revitaliza mi alma y que me permite brincar desde ahí a escuchar algo más de los maravillosos escritores rusos que, desde mi punto de vista, representan la mejor aportación de ese país – hoy por hoy marginado del mundo – a la humanidad, y así esa tarde quise escuchar algo del más grande dentro de los grandes: FIÓDOR DOSTOYEVSKI, del que he leído sus grandes obras, pero en un momento son tiempos de escuchar las que no lo son tanto, y me encontré con sus NOCHES BLANCAS, que escribió después de su largo exilio en SIBERIA, donde permaneció por razones políticas expulsado por más de una década, y donde dejó de escribir, pero a su regreso nos deleita con este gran relato que recomiendo a todos y los invito a escucharlo en YouTube dedicando para ello 3 horas de su tiempo; no se arrepentirán de hacerlo y se alejarán de las tristezas de la realidad que nos rodean, sustituyéndolas por otras tristezas que comparte con nosotros uno de los grandes escritores de la historia.

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