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martes, 13 mayo, 2025
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¿Qué hacer con los pobres?

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

hace días, en el municipio de Nayar, Nayarit, la titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) Rosario Robles Berlanga, anunció que las familias indígenas con más de 3 hijos, no gozarían ya del apoyo federal vía programa de Oportunidades. A decir de la funcionaria la justificación a esta medida, es que el número de hijos es determinante para hacerse de recursos destinados al gasto familiar y en esta proporción, será mayor el ingreso correspondiente.

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Los comentarios de Robles Berlanga lesionan de manera grave los derechos que establece el artículo 4 constitucional, porque en sus disposiciones además de garantizar la igualdad jurídica entre el hombre y la mujer, tutela el derecho humano de toda persona de tener hijos de manera responsable e informada así como su espaciamiento.

En México las familias más vulnerables por lo general, son las que mayor número de hijos tienen, particularmente las indígenas. Su estado de atraso y de pobreza no les permite el acceso a sistemas de control natal por motivos diversos. Uno, debido a su  idiosincrasia. Hay muchos otros, por los que esas familias se conforman de esa manera.

Más:

No existe uniformidad en el lenguaje entre los diversos grupos étnicos del país, lo cual se traduce en falta total de información acerca de métodos anticonceptivos.

La falta de instituciones clínicas en muchas zonas rurales, a donde tengan acceso los habitantes de esas comunidades, con el fin de recibir asesoría sobre la vida reproductiva.

Agregaría el analfabetismo en el que se encuentra ese sector de la población.

Resulta muy fácil opinar para negar ayuda desde un status de confort como lo hizo la señora Robles. Pero no tomó en cuenta lo reacio de los indígenas para abandonar sus usos y costumbres que les permita, sin detrimento de sus raíces, obtener los mínimos beneficios en los aspectos más elementales de salud sexual y prevención de embarazos no deseados como por ejemplo el uso del condón y la píldora del día siguiente, más no del aborto.

De ninguna manera, por supuesto, le asiste la razón la funcionaria de la Sedesol, pero considero que valdría la pena advertir, que las familias pobres generalmente se multiplican en nuestro país, pero a sus hijos,  no les pueden brindar lo elemental para subsistir como son los alimentos, entendiendo por estos, la comida, la habitación, educación, asistencia médica y recreación proporcionalmente a los ingresos económicos de quienes tienen para con ellos tal obligación. Esa multiplicación, explica que sin tener ninguna garantía de vida digna, los jóvenes sean cada vez más, presa fácil de todo tipo de problemas como los que actualmente ocurren y se viven en nuestro país. Sin embargo, no obstante el resultado continúa siendo el mismo: la multiplicación de habitantes  cada vez más pobres.

Toda esta problemática tiende a agudizarse si tomamos en cuenta que en muchos hogares mexicanos, no se encuentra la presencia paterna. La mujer enfrenta sola los enormes problemas que conlleva el tener hijos. Basta darnos cuenta como en las calles de nuestra ciudad se ven muchas indígenas demasiado jóvenes, que tienen tres o cuatro hijos y se encuentran pidiendo caridad. En estos casos es mi opinión: tal vez podría resultar fácil para el Estado, convencerlas de que ya con cuatro o tres hijos, es suficiente para cumplir con sus obligaciones, o bien, permitir que continúen teniendo como se dice, “los hijos que dios les dé”. Estamos ya en ¡pleno siglo 21! ¿Pero si la mujer no acepta y prefiere esto último? Su comida será una coca cola, unas papitas y otras golosinas que les compra a sus pequeños hijos con el poco dinero que va juntando de las limosnas que le dan las personas que pasan por la calle en la que se encuentra pidiendo caridad.

¿Qué hacer entonces con los pobres? es la pregunta obligada. Por un  lado, el artículo 4 como hemos señalado tutela el derecho humano de igualdad jurídica entre los géneros y por otro el de procreación. Esto impide constitucionalmente al Estado mexicano, establecer métodos de control natal sin previo consentimiento de las mujeres como sería la esterilización, so pretexto de cometer un exceso de poder, que atentaría contra la Carta de 1917, por encontrarse en la parte dogmática.

Una vez más: ¿qué hacer entonces con los pobres? No se pueden esconder, no se puede desaparecerlos ni tampoco secuestrar. Todo esto sería más que sospechoso en nuestros días en que nuestro país tiene una vida muy convulsionada. Pero lo que sí se puede, es educarlos desde temprana edad en temas de sexualidad y reproductividad. Romper con todo oscurantismo que solamente confunde a las personas y hacen que se formen una idea totalmente errónea de la realidad. Si se quieren controlar muchos de los problemas que hoy vivimos como el de la pobreza debido al descontrol natal, es muy importante  que mientras el Estado mexicano encuentra la forma de solucionar tales problemas, los escolares mexicanos, desde el nivel pre escolar reciban educación sexual y reproductiva, y en la medida que pregunten aquello que desean conocer, se les explique con toda naturalidad. ■

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