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domingo, 25 mayo, 2025
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Mujer, más que un simple festejo

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Estoy convencido de que las mujeres y el importante papel que desempeñan para la vida y para la sociedad, están más allá de las celebraciones que cada año proliferan para las pasarelas políticas y eventos que muy poco contribuyen a su empoderamiento; como todos sabemos, la mujer ha enfrentado desde siempre una lucha constante para defender sus intereses, libertades y derechos; desde cada trinchera en donde se encuentren, las mujeres han demostrado entereza, valor e inteligencia. Sin duda, la historia del mundo no puede concebirse sin la participación de las mujeres en los distintos ámbitos como la ciencia, las artes, la música, la poesía, el teatro y todas las demás actividades en donde afortunadamente, han impregnado sutileza, belleza, fuerza y armonía. Muy a nuestro pesar,  en México ser mujer significa ser una buscadora incansable del hijo desaparecido como lo ha hecho por más de cuatro décadas Rosario Ibarra De Piedra, quien todavía conserva la esperanza de encontrar a su hijo Jesús Piedra desaparecido en 1974 por cuestiones políticas. En nuestro país, ser mujer se traduce en una incansable lucha por la justicia como las 49 madres que buscan el castigo a los negligentes culpables de la muerte de sus niños y niñas que tuvieron la mala fortuna de encontrar en su destino a la guardería ABC o de aquellas mujeres que no encuentran el consuelo ni tienen el derecho de saber si sus hijos mueren o viven después de aquellos hechos ocurridos en Ayotzinapa, dejándolas en el suplicio diario ante una incertidumbre que las consume. Ser mujer mexicana es un peligro pues muchas mueren a diario ante la ineficacia y complicidad de las autoridades, tal como sucede en Ciudad Juárez donde después de más de 23 años se sigue pugnando por “ni una más” y sin embargo, la cifra crece, así, diariamente se violenta tanto empleadas domésticas, estudiantes y trabajadoras de las maquiladoras; hasta hoy, suman más de mil mujeres que han sido secuestradas, torturadas, abusadas sexualmente y asesinadas desde 1993. El primer caso de que se tiene cuenta fue el de Alma Chavarría Farel quien a la edad de 13 años fue violada y apuñalada; desde entonces no hay tregua tanto en hechos de sangre como en la incapacidad de las autoridades para dar con los asesinos. En la República Mexicana ser mujer e indígena es un delito y, para las instituciones que procuran y administran justicia, una mujer de un metro con cincuenta, puede secuestrar sin problema, a todo un comando policial y ser privada de su libertad por ello, aunque después se les pidan disculpas ante la presión internacional que se manifiesta ante eventos de ciencia ficción que son inventados por las mismas instituciones; existen en la actualidad muchas mujeres inocentes en nuestras cárceles y muchas de ellas han parido a sus hijos en el confinamiento. Sobre las espaldas de las mujeres recae la administración de la pobreza de millones de familias pues desde el hogar, se hacen trizas para hacer que el salario raquítico que ganan los maridos o ellas mismas, alcance para comer, pagar colegiaturas y demás servicios, de igual forma, muchas mujeres profesionistas se esmeran por subir peldaños en una escalera detenida por varones, algunos de los cuales condicionan el ascenso  con acoso sexual y otros favores. Muchas de nuestras mujeres son mal atendidas en materia de salud, algunas de ellas han tenido que parir en el suelo o en los baños de las clínicas; además, son alcanzadas por el cáncer gracias a las consultas médicas que se programan con varios meses de distancia, condición que las acerca paso a paso al desenlace final. En México, queda mucho trecho por avanzar en la consolidación de las condiciones idóneas de crecimiento, progreso, desarrollo y consolidación plena de los derechos humanos de las mujeres, en este contexto, está pendiente el empleo digno y libre de acoso sexual, el salario bien remunerado, la justicia y la seguridad, la igualdad de oportunidades, el acceso a servicios de salud eficientes, el derecho a la información para saber donde están sus esposos e hijos privados de su libertad o muertos. Hoy más que nunca la mujer enfrenta grandes retos y obstáculos en lo político, social, económico y cultural pues el estado ha dejado de cumplir con sus obligaciones fundamentales; hoy más que nunca debemos unir esfuerzos con ellas para consolidar una sociedad pacífica y justa, por lo que más allá de una simple celebración debemos reflexionar en la necesidad de motivar una revolución intelectual que propicie el avance de las mujeres y garantice su incidencia en todos los ordenes de poder y decisión, solo así, podremos celebrar su empoderamiento y trascendencia efectiva. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la

Defensa de los Derechos Humanos

[email protected]

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