Mientras la Universidad Autónoma de Zacatecas se acerca a su tercera semana de huelga, circuló en redes sociales y en algunos medios de comunicación las palabras del senador Alejandro Tello en torno a la crisis de la Máxima Casa de Estudios. Aunque las declaraciones del legislador parecen ser a título personal es fácil deducir que son compartidas por quienes nos han gobernado en los últimos años.
En el video (que puede consultarse aquí http://youtu.be/hiwEgN4LGnc) el legislador explica que “la UAZ está quebrada» porque «creció mucho, tiene campus en Jerez y campus en Jalpa» ¿Es eso reprochable?, sí, por hacerlo sin planeación que garantizará que ello era sostenible. Sin embargo también es de reconocerse que la Universidad no ha abandonado a los jóvenes de los municipios zacatecanos, a diferencia de la política gubernamental de cerrar escuelas con menos de 15 estudiantes, dejando a los que queden a cargo de algún becario del consejo nacional de Fomento Educativo, que se hará responsable de aquellos a quienes les lleva unos años, a cambio de dos mil pesos al mes, aproximadamente.
Luego explica Tello que cuando la UAZ busca un rescate financiero, Hacienda y el gobierno responden: “sí te doy, pero ¿tú qué vas a hacer?», en una actitud más propia de un usurero que del administrador responsable de los recursos de todos, que sin embargo no se pone tan remilgoso cuando el rescate es para banqueros o empresarios.
Continúa el priísta: «Tiene que hacer ahorros grandes. Va a tener que determinar si ciertas carreras tienen que cerrar». Cuidadoso de sus palabras, no explicó cuáles. ¿Estaría pensando en filosofía, o alguna rama de las humanidades, a pesar de que muchos de sus egresados son quienes dan vida a la ciudad la actividad cultural de la cual dicen estar tan orgullosos, mientras el presupuesto estatal se va en contratar a Flans o a Laureano Brizuela? ¿O pensaría más bien, en cerrar medicina, como se pretendió hacer en Fresnillo como si en el estado no hubiera hospital, clínica, municipio o comunidad sin médico?
«Tiene que cerrar la entrada de maestros», decía el priísta, sin explicar si tenemos un excedente de maestros en función del número de alumnos, y si lo hay, ¿por qué no colocar a esos que «sobran» en labores exclusivamente de investigación?
Por otro lado, ¿Qué ha hecho la clase gobernante actual para ofrecer mejores condiciones laborales a los profesionistas, de tal suerte que les fuera más rentable trabajar en otra cosa que en la Universidad?
El legislador concluye que la única solución es disminuir el gasto corriente de la UAZ, y su crecimiento. Probablemente habrá que hacerlo, pero: ¿se atreve la clase política a exigirle eso a la Universidad cuando se pueden gastar 400 millones de pesos en los efímeros festejos de la Toma de Zacatecas? ¿Cuándo se gastaron 16 millones de pesos en hacer de la casa del gobernador la casa Bellagio?
Lo diríamos incluso a nivel nacional, ¿con qué autoridad moral alguien podría pedirle a las universidades públicas que cierren carreras, que contraten menos maestros y que desatiendan a estudiantes de poblaciones lejanas, mientras hay dinero suficiente para comprar y mantener el avión más caro del mundo?, ¿Quién puede reclamarle a la Universidad que gaste más de lo que tiene y no pida más, mientras el gobierno condona miles de millones de pesos de impuestos a las grandes empresas?, ¿Por qué tanto regateo a la universidad pública y van en cambio tan prontos y contentos a entregar donaciones a universidades privadas y colegios?, ¿cómo puede permitirse que el crecimiento de una universidad dependa de los recursos que Hacienda quiera o no darle, y no de las necesidades sociales y los planes que la Secretaría de Educación tenga en el tema?
Muchas cosas pueden y deben exigírsele a la UAZ: el uso eficiente y transparente de recursos, la eliminación de privilegios a las élites burocráticas, mayor compromiso y responsabilidad con la sociedad, que el servicio social de verdad lo fuera, y sus estudiantes, (como plausiblemente lo hace por su cuenta la iniciativa «la universidad a la calle») atendieran a los sectores más desprotegidos. Se le puede exigir la diversificación de su oferta académica en función de las necesidades sociales de Zacatecas, diagnósticos y propuestas de solución para los problemas más fuertes de la entidad, tales como la contaminación por las mineras, la falta de agua, comercialización de los productos del campo, etc.
Lo que no se puede pedir a la UAZ es que se haga pequeña para estar del tamaño de quienes administran los recursos públicos y les queda grande la silla, o bien de quienes tienen la mano muy larga.■