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martes, 13 mayo, 2025
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Evolución y perspectivas de la población de Zacatecas

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Por: JUAN MANUEL PADILLA • admin-zenda • Admin •

En el marco conmemorativo del Día Mundial de la Población (11 de julio) aquí se presenta un resumen del acontecer  demográfico de Zacatecas durante el siglo XX, con el propósito de aportar datos que contribuyan a comprender  nuestro presente.

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Zacatecas, al igual que el país,  experimenta dos grandes etapas demográficas durante el siglo XX, una vez terminada la guerra revolucionaria, incluido pensamiento y política de población, donde los criterios del corte se corresponden con las fases de la llamada transición demográfica: primero, desciende la mortalidad, y luego la fecundidad,  lo cual trae consigo variaciones en el crecimiento y en la estructura por edad y sexo de la población.

 

Primera fase 1930-1970: la expansión demográfica

Luego de la guerra civil (1910-20) la población estatal  entró en un proceso de crecimiento, alcanzando en 1930  a 459,047 personas que pasaron en 1970 a 951,462. Este aumento es resultado del descenso de la mortalidad, lo cual está asociado con la mejora de los servicios educativos y sanitarios y, en general, con un mayor desarrollo social, es que para los años cuarenta pocos zacatecanos brincaban la barrera de los 50 años. También fue consecuencia de que la fecundidad, siguió constante, esto es alta (“gobernar era poblar”, se decía). Lo anterior implica que la población se vea rejuvenecida, la pirámide de edad es de base ancha y cúspide reducida. Por otra parte, la emigración a los Estados Unidos que había iniciado a finales del siglo XIX continuó,  impulsada por la crisis de la minería, la pobreza rural y la escasez de tierras laborables, entre otros factores, hacia 1970 residían en ese país aproximadamente 38,000 zacatecanos, el 5% del total nacional.

 

Segunda fase 1970-2000: la demografía restrictiva

A partir de 1970, la mortalidad empezó a perder vigor en su descenso, incluso en el 2000 ya aumenta ligeramente. La fecundidad comienza a disminuir como resultado de la aplicación de una política demográfica restrictiva, lo cual provoca un doble efecto: por un lado, cierto descenso del nivel de crecimiento demográfico, y por el otro un proceso de maduración y envejecimiento demográfico. Lo primero, sin embargo, tiene que ver más con una mayor intensidad migratoria sobre todo internacional, de forma tal que la combinación del descenso en la fecundidad y la mortalidad y el alza de la emigración externa continuaron condicionando el ritmo de crecimiento demográfico. Entre 1970 y 2000 la población estatal pasó de 951,462 a 1,353 610 personas, multiplicándose por 1.4 veces, mientras la residente habitual en los Estados Unidos pasaba de 38,000 a 513,810, un aumento de más de 12 veces, lo cual refleja las limitaciones estructurales de nuestro mercado laboral; no debemos olvidar, por otro lado, que la población que crece, esencialmente, es la urbana, Zacatecas-Guadalupe, sobre todo.  Lo segundo, el envejecimiento, se manifiesta en una variación en el peso relativo de unos grupos de edad respecto de otros: aumentan los de 15 y más y disminuyendo el de menores de 15 años. La pirámide poblacional refleja lo dicho con una base restringida y una cúspide clara y creciente.

Así empezamos el siglo XXI: con una mortalidad  moderadamente ascendente por el envejecimiento y las muertes que truncan las vida de los jóvenes; una fecundidad descendente no obstante la alta maternidad adolescente; una estructura etarea de la población en envejecimiento; un flujo migratorio a los Estados Unidos creciente y que tiende a la estabilidad;  la persistencia del despoblamiento en más de una tercera parte de los municipios en 2015; además del rápido proceso de urbanización  polarizado en torno a Zacatecas-Guadalupe y Fresnillo.  Se nota que el principal reto sigue siendo la creación de suficientes empleos con prestaciones sociales. Cada uno de estos indicadores implica sugerencias de política pública. Debemos de abatir las muertes prematuras e innecesarias; consolidar el descenso de la fecundidad; incorporar el envejecimiento a la nueva ley de población, reducir los niveles de subempleo y pugnar por un proceso de urbanización más equitativo por el territorio. ■

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