■ Punto & Aparte
Una inusitada polémica se ha desatado a causa de decisiones tomadas, de alguna manera “a la ligera” y en ello va de por medio el tema de la modernización, restructuración o como usted le quiera llamar, de la histórica Plaza de Armas de la bizarra capital, Zacatecas. De entrada, al obispo de la Diócesis le pareció bien, porque los espacios del frente y del lado norte de la Catedral “van a crecer un poco” y en la opinión generalizada, desde investigadores, intelectuales, maestros de todos los niveles, políticos también de todos los partidos, han externado sus puntos de vista en torno a esa obra que, todo parece indicar se llevará a cabo.
Un oficio de autoridades de la Unesco (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés, calmaría en buena medida los ánimos, aunque no del todo, por querer hacer esto en tiempos no permitidos, podemos decirlo así, porque son tiempos electorales o electores, y, quienes pretenden llevar a cabo la obra con inversión de unos 27 millones de pesos, seguramente que lo harán porque “tienen la razón” y buscan para Zacatecas ciudad, para Zacatecas estado y para las y los zacatecanos, espacios más dignos para la diversión, recreación y la recreación familiar, desde las cascaritas de futbol, los concursos de deportes con las patinetas, los patines y alguien se preguntaba ya: que irá a pasar con la pista de hielo, será eliminada o la ampliarán aún más, para que los que ella acudan la disfruten en todo su esplendor. Y los eventos que se llevan a cabo durante los tradicionales festivales culturales, las marchas de inconformes o disidentes; tal vez hasta los carros alegóricos de los festivales de las estaciones del año, bueno, hasta ahora solamente hacen el de la primavera, pero faltan los de verano, otoño e invierno, porque no solamente se debe de mencionar la primavera porque con ella, dicen, inicia lo mejor, la alegría, el calor, etc., etc.
Ayer en la Legislatura del estado, diputados los hubo que estuvieron de acuerdo, los más no. Ahí la crítica se centró en la inversión y en quienes llevarán a cabo la obra, una empresa que nación con el sexenio y que mencionarla sería darle, como al soldado, grado y credibilidad. Esto de las Plazas de Armas que se destruyen, se renuevan o remodelan, traen consigo cambios inmediatos a futuro, experiencias las hay. Usted las debe de recordar y muy bien, como ha de recordar y aún se pregunta sobre la existencia o paradero de tal o cual figurilla, de las bancas que antes adornaban tal o cual jardín, o esos kioskos llenos de historia que de la noche a la mañana se fueron, desaparecieron y nadie sabe, nadie supo, como dijera el personajillo de una cadena televisiva, a dónde fueron a parar.
Esto se cruzó ahora, pero la intención fundamental de este día, para mí, es el relativo a la necesidad de darle al que trabaja y produce, ya sea en el campo o la ciudad, esa certeza que se requiere para que lo que tanto se pregona en discursos se haga realidad en los hechos. Los campesinos, si usted tiene memoria y capacidad de recordar, podrá decir o afirmar que en los 60 (antes no, porque las sequías fueron duras, más duras que las que se han vivido en los primeros años de esta década), el campesino tenía sus yuntas, unos de bueyes, otros de mulas, la gran mayoría, de burros y tenían también su semilla para iniciar con todas las ganas, las tareas del ciclo agrícola en los meses de abril y hasta junio. No había tractores, no se ocupaba ni diésel ni gasolinas, sólo buenos forrajes y buenos terrenos de agostadero, porque las aguas llegaban y se aprovechaban. No había muchas presas, pero había buenas cosechas, porque era buena la semilla y no existían tantos y tantas dependencias, ni tantos partidos, ni tantos discursos. El objetivo era uno y se cumplía: producir los alimentos para los mexicanos, hombres y mujeres de todas las edades. Hoy existen programas que requieren de cantidades enormes de personas para llevarlos a cabo, como ese de la lucha contra el hambre y otros tantos que claramente ustedes pueden ver que sólo han servido para engordar personas y nóminas, personas en partidos y nóminas en secretarías, en dependencias llenas de tantos y tantas que hacen “que hacen”.
En 1993, (regreso a su plaza de armas), su Centro Histórico (el de Zacatecas capital), “fue nombrado por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad por su traza urbana, riqueza arquitectónica y su historia”. Ya le había mencionado algo acerca de los festivales, pero también se debe de mencionar las Morismas de Bracho, aunque solamente pasen por ahí, muy cerca; como pasan las marchas de maestros, de campesinos, ya decía hace unos renglones atrás, de aquellos disidentes e inconformes que esperan una razón, una respuesta a sus tantos y tantos males, y tal vez, los caballos y tractores que ahora se utilizan para celebrar tal o cual fecha, aunque algunas las dejan pasar “así nomás”, no vayan a dar triste término a lo que hace unos días, unas semanas nació y se dio a conocer a la población. Se consultó tal vez a unas cuantas personas, tal vez, pero esa obra, en su momento y antes de tres años dará mucho más de qué hablar. ■
Zacatecas no se merece eso…
Hasta aquí mi comentario, nos leeremos la próxima semana.