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viernes, 19 abril, 2024
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Georg Simmel o la modernidad como género filosófico-literario

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Por: SIGIFREDO ESQUIVEL MARÍN •

La Gualdra 564 / Filosofía

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Hay unos pocos, contadísimos autores cuya obra crece con el tiempo que transcurre, tal es el caso de Georg Simmel. Algunos de los temas más actuales de hoy: el dinero, el capital, la sexualidad humana, la coquetería, la seducción, la moda, la aventura, la cultura femenina, entre otros, fueron objeto de su elucidación fresca, inteligente, hiper-lúcida.

Entre el periodismo, la etnografía, el ensayo filosófico y la crítica literaria, Georg Simmel acuñó a fines del siglo XIX y principios del XX una de las creaciones más potentes que aún se lee como si hubiera sido escrita ahora. La filosofía del Dinero (Madrid, Capitan Swing, 2013) atisba los estudios más recientes de la formación del sujeto capitalista y la fetichización del dinero y del capital como nuevas deidades.

La “Introducción” a su libro Sobre la aventura. Ensayos de estética (Barcelona, Península, 2002) señala que la obra reunida carece de unidad temática y lo esencial reside en “una determinada actitud intelectual hacia el mundo y la vida, una forma y modo funcional de abordar las cosas y de tratar íntimamente con ellas donde el factor común es el proceso” (9).

Dar cuenta del proceso de libre pensamiento sin ninguna suposición o presuposición. Quizá ahora esto sea moneda corriente de la cultura crítica, pero estamos hablando de la primera década del siglo XX. Siguiendo el axioma de la vida (de Nietzsche y de Bergson) como fundamento del pensar, Simmel hace del ensayo un ejercicio perspectivista de aproximaciones y tanteos de un objeto complejo en devenir.

Si la metafísica, lo sabemos bien, es imposible después de Kant, el pensador admirado por Habermas nos recuerda que la pervivencia intelectual de la metafísica constituye la elucidación de la vida humana que escapa a toda conceptualización cerrada. Entre el relativismo y el dogmatismo, ensaya una postura intermedia que dé cuenta de la búsqueda de la verdad como horizonte y a la vez despliegue una diversidad de medios expresivos e intelectuales de indagación. Y aunque la interpretación es infinita, su orientación no lo es.

El tratamiento ensayístico simmeliano anticipa el proceso de semiosis interminable de Walter Benjamin, en efecto ambos autores hacen del ensayo un tejido de relaciones y significaciones en pos de un sentido errante más no errático. A caballo entre la singularidad única irreductible y la universalidad de una condición humana, analiza los fragmentos de nuestra existencia como portadores de una doble significación de vivencias inmediatas y de una condición esencial.

Para Simmel la aventura es constante y variable de nuestra condición moderna. La modernidad es la aventura de la subjetividad humana en todos sus fines y confines posibles, y la aventura moderna encarna una libertad que se efectúa como autorrealización de sí misma: “Somos los aventureros de la tierra; nuestra vida está penetrada de un extremo a otro por las tensiones que caracterizan la aventura. Sólo cuando éstas se hacen tan poderosas que dominan la materia en cuyo seno se desenvuelven, se produce la aventura. Lo que hace de una simple vivencia una aventura es la radicalidad que se siente como tensión de la vida misma, como exponente del proceso vital para hacer que la vida se remonte más allá de sus contenidos” (40).

Jürgen Habermas, uno de los últimos representantes de la Escuela de Franfurt y su Teoría Crítica ha escrito un esclarecedor ensayo titulado “Epílogo: Simmel como intérprete de la época”. Su influencia decisiva quedó eclipsada por la renuencia de un medio académico e intelectual para asimilar a un francotirador de la crítica social que hablaba el lenguaje de la pujante prensa escrita y no de las publicaciones especializadas. Habermas nos recuerda que, aunque grandes filósofos de la cultura como Ernest Bloch, Georg Lukács y Theodor Adorno lo critiquen por sus imprecisiones e imprecaciones, se sirven de él, y muchas de sus ideas y formas de abordaje expositivo son deudoras del profesor que después de mucho peregrinar y con más de cincuenta y seis años obtuvo por fin una cátedra en Estrasburgo. El autor del Pensamiento postmetafísico considera que la forma ensayística adorniana es deudora de Simmel, de su elucidación antidogmática: “Los textos de Simmel oscilan entre el ensayo y la disertación científica; divagan en torno a las ideas que se cristalizan” (429).

En efecto, como nos recuerda Habermas, Simmel anticipa los estudios culturales al hacer de la cultura un objeto dinámico que evoluciona en formas concretas que se expresan en líneas de historicidad específicas. La conexión simmeliana entre modernidad, modo y moda antecede, por una centuria, al propio Habermas y su Discurso filosófico de la modernidad.

Grandes críticos de la cultura actual como Niklas Luhmann y Frederic Jameson no dudan en recuperar el legado de Simmel como un agudo crítico de tendencias socio-culturales emergentes. Personalmente admiro el ensayista que se complace en hacer un minucioso fresco y microanálisis social de hombres y mujeres en circunstancias vivenciales específicas, y también, claro está, anticipa, los estudios de la mujer y la cultura femenina feminista.

En la Universidad de Buenos Aires se ha publicado la obra colectiva Georg Simmel, un siglo después: actualidad y perspectiva (Buenos Aires, CLACSO, 2016). Su actualidad y vigencia son claves de nuestro tiempo. Simmel sabía que iba a morir sin herederos espirituales y que su legado era “como dinero repartido entre muchos herederos donde cada uno coloca su parte en alguna actividad compatible con su propia naturaleza pero que ya no puede identificarse como procedente de tal patrimonio” (11). Así la herencia intelectual simmeliana está repartida en los más diversos frentes de nuestro tiempo, su legado más bien reside en un espíritu de búsqueda por elucidar la aventura de la modernidad como género. Frente al posmodernismo y nihilismo contemporáneo, Simmel nos invita a repensar la modernidad desde una complejidad vital sin renunciar a la aventura de la libertad como autocreación de sentido. Por lo que resulta más vigente y urgente que nunca su disertación.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra564

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