La derecha mexicana ha incurrido en diversas y enormes contradicciones en su discurso a la hora de buscar consolidarse como una oposición al gobierno de la cuarta transformación, dichas contradicciones no les han permitido construir un proyecto que verdaderamente los presente ante el mexicano que no comparte con las políticas de la 4t como una verdadera opción.
Cuando la marea rosa, lograron consolidar un respaldo que les permitió movilizar a miles de personas a lo largo y ancho del país, principalmente en la capital del mismo, en dichas manifestaciones los medios de comunicación pertenecientes a los empresarios como Salinas Pliego, Roberto Madrazo y otras familias de ultra derecha, sembraron en la opinión pública de los seguidores de la marea rosa, una animadversión que raya en el odio por el gobierno de López Obrador e incluso a la propia figura y lo que representa el proyecto de nación, así como la figura del entonces Presidente: la voluntad popular que representa el gobierno de la 4T.
Es decir, sembraron un rencor por el hecho de que el pueblo de México pueda tomar decisiones importantes que antes tomaban unos cuantos y ordenaban a Presidentes, legisladores y gobernadores para beneficio de sus bolsillos, beneficiando directamente a sus empresas. Comunicadores de dichos medios impulsaron campañas para que militantes de la marea rosa salieran a gritar a las calles su repudio y rechazo contra el supuesto intento de López Obrador por manipular al Instituto Electoral y convertir a nuestro país en una dictadura.
Sin embargo, el proyecto de nación impulsado en un primero momento por López Obrador y ahora por Claudia Sheinbaum, ha tenido como eje central la decisión del pueblo mexicano sobre los asuntos más importantes del país al promover recursos democráticos como la revocación de mandato, diversas consultas populares y el someter a la voluntad popular la elección de ministros, jueces y magistrados en todo el país, lo que pone en evidencia que México transita hacia un nuevo modelo democrático en el que la participación ciudadana es el eje rector, un modelo muy lejano a la dictadura que la derecha mexicana afirma y añora.
En ese sentido, la derecha mexicana ha impulsado campañas negras sin atinar al resultado del gobierno, incapaz de reconocer la necesidad de más democracia, se han negado a respaldar iniciativas que incluso les hubiesen beneficiado como oposición, por ejemplo, la reforma electoral a la que se negaron respaldar que de ser aprobada, hoy tendrían más escaños tanto en el senado como en la Cámara de Diputados, al negarse, el plan C fue la opción para que el gobierno de la 4T triunfara con Claudia Sheinbaum y obtuviera mayoría en ambas cámaras, lo que le ha permitido impulsar decenas de reformas constitucionales y a leyes secundarias.
El discurso de la derecha ha rayado no solo en lo absurdo, sino en lo ridículo, pues más allá de realizar un análisis y una crítica real a la situación y a las propuestas realizadas, mienten en torno a las mismas, en torno a los cambios impulsados y buscan restar legitimidad a como de lugar, un ejemplo reciente, es la elección judicial, su análisis centra en la cantidad de mexicanos que votó por ministros, jueces y magistrados federales y estatales, sumando más de 12 millones de votos, misma cantidad de votos que obtuvieron tres partidos que llevan décadas existiendo y a los que se les han destinado miles de millones de pesos desde entonces.
Por un lado afirman que votar por juzgadores no asegura su capacidad ni mucho menos independencia y aseguran que todos los que salieron a votar, más de 12 millones de mexicanos, pero por otro lado olvidan que ellos, durante décadas, eligieron a ministros de acuerdo a sus interess y de acuerdo a los intereses de grandes empresarios que desde hace años se han beneficiado de la justicia a modo para evadir el pago de impuestos.
En realidad, la derecha mexicana y la gran mayoría de sus seguidores, no se oponen a los grandes cambios que se consolidan en el país, se oponen a la idea de que dichos cambios sean impulsados por la gran mayoría de los mexicanos, por el repudio que mantienen contra la voluntad popular, al grado de que aseguran que el mexicano es ignorante e incapaz de elegir a juzgadores por el simple hecho de ser pobres, su ideal es que quien sufre hambre, padece la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades que ellos construyeron durante décadas, no pueden ser igual que ellos y no pueden gozar del derecho a tomar decisiones importantes que al ser una realidad, arrebata a quienes los manipulan, la posibilidad de seguir viviendo a costa de la enorme mayoría.