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jueves, 25 abril, 2024
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Profesionalizar la docencia; entre la teoría y la práctica 2/2

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Lo hacen, pero no lo saben.
Carlos Marx

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La docencia, sin lugar a dudas es un tema que ha generado mucha polémica, ¿es el docente un educador o un instructor?, ¿qué es lo que la sociedad requiere del docente? ¿Ser docente es sinónimo de ser maestro?; cada una de estas interrogantes se pueden responder de acuerdo a quien lo haga, sin embargo, considero que el docente tiene algo así como dos personalidades: la de ser docente y la del docente como ser. En el seno familiar se escuchan voces, tales como…… ¡ese es un buen maestro dado que mi hijo ha aprendido mucho!, ¡mi hijo no aprende y todo es por culpa del maestro!, ¡mi hijo es un mal educado porque en la escuela no le enseñan buenos modales!, ¡para eso mando a mi hijo a la escuela, para que lo eduquen!; estas y muchas expresiones se escuchan en torno al fenómeno de la educación…… ¿o de la instrucción?, lo cierto es que en el seno de las instituciones educativas también se escuchan expresiones particularmente de los docentes, tales como ¡Yo estoy para enseñar, mas no para educar!, ¡doy mi clase, el que aprenda bueno, el que no, es que ha de tener problemas familiares!

Tal vez lo que se requiere es que en un primer momento, se analice institucionalmente el trayecto formativo de los docentes y, que el propio docente decida el cómo le puede hacer para que su ejercicio profesional no caiga en un ejercicio pragmático; se requiere también que en el seno de las instituciones formadoras y actualizadoras de docentes, se realice de manera permanente y sistemática el papel que juega la teoría en la práctica. Bajo estas condiciones, intervienen contextos áulicos donde se forman los futuros docentes y, contextos áulicos donde éstos interactúan didáctica y pedagógicamente con los educandos que también se encuentran en formación.

A lo largo del trayecto formativo de los futuros maestros, habrá que promover en ellos el que incursionen en procesos de teorización, esto implica que su formación la connotarán desde una perspectiva crítica, misma en la cual realizarán de manera permanente el análisis de la relación práctica-teoría-práctica, esto los llevará a valorar el papel de la teoría en la práctica; en espera de que se convenzan de que la teoría solo debe ser un referente. Considero que el contexto escolar no es el que dicta las teorías puesto que éstas son solo supuestos que surgen de la idea de los docentes, y de quienes no lo son, por ello la reiterada aseveración de que la teoría solo informa; aludiendo a los docentes en el ejercicio de su práctica profesional, me pregunto, ¿cuál es la relación que encuentran entre el uso de los postulados teóricos y el análisis de su propia práctica?

Mientras el docente en activo no teorice, se enfrentará al monstruo de la teoría y, lo más seguro es que se pierda en el proceso de profesionalización de la propia práctica; lamentablemente, el currículum escolar también es una propuesta teórica puesto que no es consecuencia de un diagnóstico contextualizado sino solo de decisiones tomadas a partir de los resultados estadísticos, además, …… se lo construyeron, sobre este respecto, un currículum es una elegancia teórica que surge de la legitimación de grandes “pensadores”, mismos que solo hablan con el intelecto. Una interrogante que deberá ser motivo de investigación, ¿qué significado le da el docente a su propia práctica?, casi aseguro que, el docente se hace esta interrogante pensando en el currículum y/o plan de estudio, dejando de lado las necesidades de sus educandos.

No se puede promover una docencia basada solamente en la creencia y el prejuicio, esto no abona en mucho a los objetivos que hoy día debe perseguir la educación; en definitiva, es el docente quien debe teorizar en, desde, con y su propia práctica para que se conciba así como constructor de su propio conocimiento. Cuando el docente solo aplica la teoría a su práctica, obstaculiza la intervención de la misma, esto significa que otros hablarán por él, puesto que creerá solamente en los postulados teóricos, mismos que le impiden el crear por sí mismos, ignorando a los educandos y el contexto donde deben formarse.

La alternativa ante este estado de cosas es que el docente construya su propio conocimiento a partir de las experiencias y análisis crítico que realice de su propia práctica, que teorice en vez de aplicar teorías, en sí, que se convierta en interventor de su propia práctica y, lo que es mejor, que le encuentre sentido y significado a la misma.

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