Por: La Jornada • Araceli Rodarte •
Martes 6 de mayo de 2014. Dos veces cayó Jorge Travieso Arce cuando fue noqueado por el filipino Nonito Donaire en diciembre de 2012. Después del combate se despidió con tristeza y con la resignación de que su carrera fulgurante había llegado a su fin. Un año después, volvió a subir a un cuadrilátero, tal vez por ese síndrome de abstinencia que atormenta a los peleadores veteranos y que les impide retirarse a tiempo –admite el sinaloense–, porque el boxeo al final es como una droga dura: intoxica y fascina.
Esta primavera no sólo está lejos de aceptar la jubilación, sino además está en el umbral de una misión que reconoce descabellada, pero posible: pelear por el sexto título en un peso diferente. Después, entonces sí, el retiro.
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Pero conseguirlo implicará vencer al campeón mundial pluma del Consejo Mundial de Boxeo, Jhonny González. Un peleador con clase, duro, técnico y con pegada poderosa –describe el propio Arce–, pero a quien está seguro de que puede vencer.