Washington. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió este martes que el estado estadunidense de Oklahoma suspenda ejecuciones de condenados a muerte hasta que se investigue el desastre de la semana pasada, cuando un reo agonizó durante más de media hora.
En una nota, la CIDH llamó «a Estados Unidos y al estado de Oklahoma a conducir una investigación independiente e imparcial» sobre lo ocurrido el 29 de abril y «suspender las ejecuciones hasta que el protocolo de ejecución del estado haya sido íntegramente revisado».
«La CIDH condena la muerte agonizante de Clayton Lockett y recuerda a los Estados Unidos su obligación internacional de no imponer penas crueles o inusitadas a personas bajo su jurisdicción», expresó la Comisión, ente autónomo de la OEA.
El pasado martes, Lockett debía ser ejecutado con una serie de inyecciones letales, pero la utilización de nuevas sustancias y su incorrecta aplicación provocó un espectáculo de horror, en el que el condenado agonizó hasta fallecer a causa de un ataque al corazón.
De acuerdo con el protocolo de ejecución, primero es inyectado un sedante, posteriormente un paralizante y finalmente una droga que provoca un paro cardíaco.
Sin embargo, Lockett se movió durante todo el proceso hasta que una autoridad penitenciaria pidió la interrupción de la ejecución. Sin embargo, el condenado falleció poco después, luego de unos 43 minutos de agonía.
«A pesar de que la mayoría de los estados miembros de la Organización de Estados Americanos ha abolido la pena capital, una minoría considerable la mantiene. Estados Unidos es actualmente el único país del hemisferio occidental en aplicar ejecuciones», recordó la CIDH.
El presidente Barack Obama dijo el jueves que lo ocurrido en Oklahoma era algo «profundamente perturbador», y denunció que existe un «sesgo racial» en la aplicación de la pena de muerte.
Lockett, condenado a muerte en 2000 por la violación y el asesinato de una joven que había secuestrado, golpeado y enterrado viva, era negro.
En su nota, la CIDH saludó ese «importante pronunciamiento» de Obama y expresó su esperanza de que «este proceso sea un paso hacia la gradual supresión de la pena de muerte en Estados Unidos».