Inician las campañas políticas electorales de este año 2015, y con ello, el partido en el poder, junto con sus aliados, echa a andar la estrategia que se viene perfilando desde hace meses, en el campo de los hechos, se eligen 500 diputados federales, además de los procesos locales en el país, donde hay en disputa 614 diputaciones locales, 993 alcaldías, 20 juntas municipales, 16 delegaciones en el Distrito Federal, se eligen a 9 gobernadores en sendos estados el día 7 de junio y una gubernatura más el 19 de julio en Chiapas.
Sin duda es un proceso inédito o histórico por la enorme concurrencia a votar, la más cercana fue de 14 elecciones locales con la federal, ahora serán 17, con un total de 152,512 casillas que se instalarán en todos los distritos electorales del país, (9,000 más que en 2012), de estas 152,512 casillas, 92,042 tendrán elecciones concurrentes y 60,470 serán exclusivamente para elegir a diputados federales.
Se estima que el proceso electoral tendrá un costo de 18,572 millones de pesos, 4% mayor a 2014 cuando el costo fue de 17,800 millones de pesos, según las cifras del INE, (además de los montos de dinero y desvíos que seguramente veremos fluir en las campañas), y ahora, estrenando el modelo de casilla única, es decir, los comicios federales y locales se realizarán en una misma casilla-mesa con lo que teóricamente se reducen gastos de capacitación de los funcionarios de casilla. Por primera ocasión el INE organizará las elecciones locales con los Organismos Públicos Locales (OPLes) que recientemente designó.
Y ante toda esta parafernalia que inicia, ¿Cuál es la sensación, la percepción del elector? Del ciudadano que enfrenta las vicisitudes de la vida cotidiana y que ve como se abren delante de él las posibilidades del abanico electoral, sin duda el estado de cosas que se están viviendo en la sociedad tendrán su impacto. Seguramente pasarán factura contra el régimen priísta los más de 30 años de nulo crecimiento económico que han lastimado el delicado tejido social, rompiendo la estructura familiar y llevando gradualmente a un acelerado proceso de pérdida de valores en las nuevas generaciones, que han crecido sin oportunidades para integrarse y ser parte de los beneficios de vivir en sociedad. Nuestro país ahora está confrontado y sus fuerzas cohesivas desgastadas.
México ya está encaminado a cambiar por la fuerza de las circunstancias presentes. Hay un conjunto de factores que obligan a una transformación profunda del orden nacional. Pobreza, desigualdad, desempleo, bajos salarios, falta de oportunidades, organizaciones criminales, gobernantes corruptos e incompetentes, ausencia de sociedad civil, ausencia de Estado de Derecho, crisis de credibilidad en las instituciones del Estado, entrega de los recursos energéticos a las empresas trasnacionales, y ahora en este proceso electoral, el PRI gobierno enrarece aún más el escenario social con guerra sucia contra opositores, lanzando una guerra de excremento. Todo esto junto y al mismo tiempo, lo que no puede durar mucho sin estallar, nuestro país se ha convertido en un polvorín, al que el régimen trata de controlar mostrando un cerillo encendido… el PRI le apuesta al miedo, su única posibilidad de perpetuarse en el poder.
Ahora, en el proceso, la intención del régimen es el de repartir el desprestigio entre todos los actores políticos, es claro que no quiere hacerse responsable de los años sin crecimiento económico, de los actos de corrupción de infinidad de actores políticos, de los abusos en el poder llegando a la represión violenta, de los cientos de miles de muertos y desaparecidos por la simulación de política de seguridad pública, de las reformas estructurales que sólo representan una parodia de Estado de Derecho legalizando el despojo a México de sus riquezas, son corruptos y corruptores, y ahora, utilizando esto, buscan desincentivar el voto, el voto que no se emita, puede ser usado por el régimen para favorecer sus candidatos, tanto en el PRI como en su sucursal, el Verde Ecologista.
La única manera de que se imponga el Estado de Derecho, se restablezca el orden, se inicie un proceso de reconstruir el tejido social, que se vuelva a establecer una escala de valores sanos, familiares, cívicos, sociales y políticos, que arroje como resultado una reconstrucción nacional donde todos mejoremos nuestra calidad de vida en todos los órdenes es votando, es haciendo valer nuestra voluntad personal y soberana, es saliendo en la jornada electoral a otorgar nuestro sufragio a quien nos parezca mejor, o menos peor en caso extremo, pero actuando, haciéndolo, acudiendo. El voto es el único acto cívico al que tenemos acceso, no podemos estar personalmente en los Congresos, ni en los palacios de gobierno, ni en las oficinas gubernamentales tomando parte en las decisiones que a todos nos competen, pero sí podemos hacer valer nuestra decisión en las urnas.
No podemos permitir que nos siga manipulando el régimen priísta en este proceso de campaña que ya inició, en Zacatecas, como en otras partes, están haciendo todo lo posible para que no salgamos a votar, sembrando incertidumbre, desconfianza, lastimando la imagen pública de opositores, emitiendo rumores a través de las redes, en las calles, comprando credenciales y en suma, aplicando todas las mañas y estrategias turbias para que la gente no salga en la jornada electoral, por eso, los zacatecanos debemos estar conscientes de esta situación, y no permitir nos muevan de nuestra intención. En la medida que conozcamos nuestra valía, y el valor del voto que emitimos, y lo ejerzamos responsablemente, también obtendremos las posibilidades de construir un mejor país para todos, donde existan las condiciones para que cada uno de nosotros obtengamos una mejor vida, plena y con las posibilidades de lograr lo que siempre hemos venido anhelando. ■
*Candidato a Diputado Federal por el Primer
Distrito Electoral en Zacatecas