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sábado, 31 mayo, 2025
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El necesario replanteamiento del Fondo de Infraestructura Social en la Nueva Política Social (segunda parte)

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Por: MARCOS IBARRA INFANTE •

Con el arranque formal del análisis, evaluación y negociación del Presupuesto de Egresos 2014, luego de que con la reforma hacendaria se determinara una bolsa general de 4.4 billones de pesos para la operación de la Administración Pública en sus diferentes niveles, se vuelve relevante retomar al análisis que hacíamos en una entrega anterior respecto del Fondo de Infraestructura Social (FAIS).

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Como se recordará, el FAIS es un fondo que se distribuye entre los estados y municipios para ser destinado, exclusivamente, al financiamiento de obras, acciones sociales básicas e inversiones que beneficien a la población que se encuentra en condiciones de rezago social y pobreza. El problema es que el Fondo ha venido operando con serias deficiencias que lo han alejado de su objetivo original, por lo que se vuelve necesario una transformación en tres vertientes: 1). Premiar con más recursos a los municipios que logren cumplir metas y revertir los indicadores de la pobreza extrema de sus habitantes, y no a aquellos que tienen más pobres; 2) Que los recursos se apliquen en obras y acciones específicas que muevan los indicadores de pobreza; y 3) Generar esquemas de concurrencia de recursos de manera obligatoria.
Respecto al primer punto, existen muchos ejemplos, sobre todo en Zacatecas, de municipios que tienen un alto incentivo a mantener los indicadores de pobreza en niveles altos a fin de garantizar que los recursos del Fondo se mantengan, ya que la fórmula de distribución considera la asignación en función de la proporción de pobres (por decirlo de una forma sencilla) que el municipio aporta al total estatal. Por ello, la reforma al artículo 33 de la Ley de Coordinación Fiscal, en relación al FAIS, considera que la fórmula de distribución debe premiar el número de personas que han resuelto las carencias que los colocaban en condición de pobreza, en lugar de considerar únicamente el número de pobres que tienen los municipios. Esta modificación trae como consecuencia la necesidad de transformar la lógica de actuación y funcionamiento de los ayuntamientos, ya que las áreas de Desarrollo Social deberán dejar de ser “administradoras” de la pobreza, para convertirse en verdaderas áreas de transformación y de combate a la pobreza.

El punto dos significará romper con fuertes y arraigadas inercias de los ayuntamientos a gastar sus recursos en obras de infraestructura no estratégicas para el tema de combate a la pobreza. La construcción de accesos, la remodelación y ampliación de calles principales, el mantenimiento de fachadas, entre otras, si bien son obras importantes para la población, no son prioritarias en un contexto con altos porcentajes de población en pobreza extrema. Primero se debe atender el hambre, el rezago educativo, la salud, y la calidad y servicios de la vivienda. La propuesta de modificación al FAIS implica la integración de un catálogo de obras específicas en las que se puede aplicar, determinado por la Sedesol, en función de las carencias de la pobreza que establece el Coneval, de esta forma se obliga a los ayuntamientosa que cuenten con personal especializado que conozca de los indicadores de la pobreza, que pueda analizar y geo referenciar a las comunidades, colonias y hogares donde se encuentran las personas con mayores carencias, y que tengan la capacidad de realizar ejercicios de planeación estratégica para la aplicación de los recursos de forma focalizada.

Por último, la necesidad de establecer como procedimiento la concurrencia de recursos, es igual de importante y estratégico que los demás. La enorme tarea de atender las carencias de la pobreza y que se haga a nivel hogar de manera integral y focalizada requiere de muchos recursos. La Sedesol, el estado o el municipio, de forma individual, no pueden hacer frente a una tarea que viene de una tendencia histórica acumulada. Se requiere la concurrencia de recursos, por ello, deben existir reglas claras para la concurrencia y al mismo tiempo la flexibilidad en reglas de operación para que los programas puedan convenir recursos cuando sea necesario.

En suma, las reformas la Ley de Coordinación Fiscal y en particular, a la forma de operación del FAIS, significarán importantes retos para los municipios el año que entra, pero si se tiende esta oportunidad de forma organizada, con visión y compromiso, estaremos ante una posibilidad real de mover a México. ■

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