Río de Janeiro. La policía de Sao Paulo se enfrentó el domingo a manifestantes que protestaban contra el nuevo presidente Michel Temer, cinco días después de la destitución de Dilma Rousseff como mandataria de Brasil.
Fuentes policiales indicaron que los agentes se vieron obligados a utilizar gas lacrimógeno, granadas de aturdimiento y cañones lanza agua para impedir actos de vandalismo posteriores a la manifestación contra Temer que «en un principio fue pacífica».
El departamento de seguridad pública afirmó en un comunicado que un grupo actuó con violencia en una estación del metro, destruyó torniquetes y lanzó piedras contra policías antidisturbios después de que concluyera la protesta.
Horas antes, numerosos inconformes se congregaron en el paseo marítimo de Copacabana en Río de Janeiro para exigir la salida de Temer y la realización de nuevas elecciones.
Rousseff ha anunciado que protagonizará una firme oposición a Temer, que era su vicepresidente.
La exmandataria apeló su destitución ante la Corte Suprema, aunque los juristas consideran improbable que logre algo a su favor porque varias de sus apelaciones fueron rechazadas durante los meses que duró el procedimiento del juicio político en su contra.
En declaraciones a la prensa extranjera, Rousseff dijo el viernes que alzará la voz si el gobierno de Temer intenta suprimir las protestas.
En los días previos a la destitución de la mandataria y también después, la policía ha disuelto un puñado de pequeñas manifestaciones contra el nuevo gobernante.
En una conferencia de prensa durante la reunión del Grupo de los 20 en China, antes de la protesta en Sao Paulo, Temer advirtió que los manifestantes que causen daño a la propiedad ajena podrían ser castigados.
«Causar destrucción es un delito. Eso no es manifestarse», agregó.
Podrían realizarse nuevas elecciones si Temer renuncia antes de fin de año, es sometido a juicio político o es descalificado por presuntas infracciones durante su campaña política en 2014.