■ Este modelo encamina a instituciones a la formación de mano de obra, explica
Alfonso Campuzano Cardona, docente de la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), afirmó que la crisis financiera, administrativa y académica de esa institución no se explica de manera autorreferencial, como se plantea en una estructura organizativa neoliberal, sino en las políticas públicas que pretenden privatizar la universidad pública, o bien, orillarla a la formación de mano de obra barata”.
“Yo difiero de algunos universitarios que leen la crisis de la Universidad como si fuera producto de una cuestión interna. En parte, por supuesto que lo es, pero se omite el contexto, el marco sociocultural, el marco económico que está ligado a la crisis de la UAZ pero también de todas las universidades del mundo, con algunas excepciones”, expresó.
Desde su punto de vista, es equivocado que los universitarios busquen culpables de la situación al interior de la institución, pero se ignora el problema fundamental que “se llama Neoliberalismo”, modelo que ha quitado a las universidades su naturaleza y quehacer específico.
Otro de los efectos del Neoliberalismo, expuso, es que una gran mayoría de la población mundial está en situación de pobreza incluso en los países desarrollados como Estados Unidos, donde hay 50 millones de personas en esa condición.
Asimismo, ese modelo propicia malestar en toda la sociedad, porque a pesar que un sector tiene acceso a bienes materiales, salud, tecnología, alimentación, entre otros, lo que significa que la calidad de vida es limitada, según comentó Campuzano Cardona.
Es decir, “podemos tener todos los lujos posibles, pero sufrimos y padecemos este mundo cronometrado. El proyecto de la modernidad tiene dos grandes componentes: el dominio de la ciencia y la tecnología para dominar la naturaleza en favor del ser humano, y el componente político, construir una sociedad democrática, pero el capitalismo despoja de ello y se queda con la racionalidad instrumental. Nos lleva a que el significado de la vida sea fabricar objetos y consumirlos”.
En consecuencia, las universidades y sus planes de estudio son impulsados en función de esa visión instrumental y por lo tanto han sido convertidas en organizaciones con fines no trascendentes, sino inmanentes, cuya máxima preocupación es la planificación, la ejecución, la gestión, la evaluación y el control del proceso educativo.
Cuando una universidad deja de ser percibida como una institución y pasa a ser una organización, lo que ocurre es que se construyen diversos mecanismos para controlar los procesos, de forma que su función ya no es hacia afuera, sino hacia adentro, explicó el ex director de la Unidad Académica de Letras.
En el caso de la UAZ, indicó la necesidad de medir el nivel de libertad en que se desenvuelve, o si ya está completamente cooptado por el sistema económico. Sin embargo, al requerir fiscalizar y controlar el proceso educativo, los organismos evaluadores dictan las acciones que la Universidad debe realizar para cumplir con esas exigencias.
“El mismo modelo nos exige que seamos autorreferenciales, que no miremos hacia afuera, sino hacia adentro, eso es muy grave. Otros objetivos del Neoliberalismo con las universidades es privatizarlas y si ello no es posible, que les sirva en la preparación de mano de obra barata”, agregó.
Por último, manifestó que en la actual crisis civilizatoria no hay nadie en la sociedad que pueda restaurar el rumbo, pues las universidades ya perdieron esa posibilidad y la UAZ no es la excepción, pues hace 20 años se promovió el modelo neoliberal al interior de la Máxima Casa de Estudios de la entidad “y van a seguir pensando que este modelo da respuestas”.