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sábado, 5 julio, 2025
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Crisis estructural en EEUU y necesidad de un “cambio verdadero”

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

No tengo duda alguna de que Estados Unidos vive todas las condiciones     materiales sintetizadas en el agotamiento de su actual modelo económico, aunque no todas las subjetivas, para una profunda transformación estructural. Lo que, en el caso de México, Andrés Manuel López Obrador llamó “un cambio verdadero”, para distinguir la alternancia en el poder, de un partido por otro, al de un cambio de régimen económico, político, “revolución de las conciencias”, ampliación de la vida democrática, de las libertades sociales, impactos sustanciales en el bienestar y reducción de las desigualdades sociales.

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La actual crisis de la economía gringa no es de ésas que sólo representan reacomodos del capital. Es más profunda. El agotamiento de su modelo económico está empujando a su transformación. A un cambio de su estructura que hace estragos sociales, políticos y porque ya no se conecta adecuadamente con la economía de una gran parte del mundo, donde se han operado cambios sustanciales exigiendo un modo diferente de las relaciones internacionales, las económicas en lo particular. Los conflictos políticos, mediáticos y bélicos son expresión de la incompatibilidad de añejas relaciones internacionales.

Muchos no entienden que el Patrón de Crecimiento Económico Neoliberal fue creado para resolver los problemas de las naciones altamente industrializadas, principalmente Inglaterra, Estados Unidos y naciones europeas. Su trasplante a las naciones subdesarrolladas, con el aval y apoyo acomedido de gobiernos antipatriotas (en México transcurrió desde 1982 hasta el 2018, con De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto), representó un nuevo modo de subordinación económica que facilitó múltiples formas de transferencia de riqueza de nuestras naciones a las naciones imperiales. Una incuestionable explotación de unas cuantas naciones imperiales contra el resto del mundo. Así, las primeras resolvían sus problemas económicos y se enriquecieron con costo a la pobreza de la gran mayoría.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se destacó por promover un modelo económico industrializador y productivo, llevándolo a la conquista de la mayor parte de los mercados del mundo. Pero, desde los años 90´s, en pleno período neoliberal, privilegió su interés en un modelo de economía financializada, poniendo por delante una economía especulativa que se facilitó por ser la nación emisora de la moneda mundial (el dólar) sin que necesariamente estuviera respaldada por el valor de su producción nacional. De esa forma, relajó sus inversiones en innovación científica y tecnológica (excepto en materia bélica) envejeciendo su planta productiva. Su crecimiento económico se cimentó en la apropiación de una parte de los excedentes de todo el planeta. Dicho de manera más popular: La economía de USA se convirtió en agiotista mundial y los jugosos dividendos han sido palanca de su crecimiento.

En consecuencia, la economía estadounidense basada mayoritariamente en los dividendos financieros gestó un proceso de acumulación de beneficios especulativos (beneficios fuera de la realidad material) que no responde a la producción de valores reales de mercancías, sino a beneficios bursátiles, bancarios, vale decir: valor imaginario. Como EEUU es el emisor de la moneda mundial su economía succione valor de otros países. A la vez, le da el arma monetaria para bloquear, presionar, condicionar y someter a otras naciones. Habría que sumarle los ingresos de muchas actividades económicas ilícitas, entre ellas el narcotráfico.

Paradójicamente, la exportación de capitales (inversión en el extranjero) beneficia la competitividad e incrementa la ganancia de sus capitales, pero no a la economía norteamericana. Por ejemplo: las empresas gringas General Motors, Ford y Stellantis (Chrysler) hacen inversiones multimillonarias en nuestro país y su producción se exporta a Estados Unidos. En la balanza comercial aparece como producción mexicana, crean ganancia para los gringos. Sin embargo, se contabiliza como Producto Interno Bruto mexicano. 

De hecho, Estados Unidos es el país que más importa productos de sus propios capitalistas. Estos prefieren invertir en México porque el pago de salarios más bajos les garantiza mayor ganancia. Ese es el motivo de la infinidad de maquiladoras en México que, utilizando sistemas productivos creados en las naciones industrializadas, obtienen su ganancia explotando a los trabajadores mexicanos. Esa es una de las formas de transferir riqueza de las naciones subdesarrolladas a las desarrolladas.

El gobierno de USA no entiende la urgencia de cambiar su modelo. Se aferra a conservar formas económicas envejecidas. Eso explica su virulencia comercial, su odio a los migrantes, su política represiva, el patrocinio de guerras y su personalidad fascista.

El paquete fiscal anteayer aprobado al gobierno de Donald Trump corrobora una política económica a beneficio de los más ricos, exentándolos del pago de impuestos y otorgándoles subsidios. A los pobres les aumenta impuestos y retira programas sociales, como el servicio médico, mientras incrementa sus gastos en las actividades militares. Con ello, se profundizará la crisis y la urgencia de un “cambio verdadero” en Estados Unidos.

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