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sábado, 10 mayo, 2025
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Las prisiones no reinsertan al individuo

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Por: JUAN ANTONIO VALTIERRA RUVALCABA •

Hay una máxima popular que encierra mucha verdad, hasta tanto -como se dice en derecho- no se demuestre lo contrario: las cárceles son escuelas que perfeccionan a los internos para que salgan mejor preparados para comer delitos.

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Se cree también que con más cárceles y penas severas se va a lograr la reinserción social de las mujeres y los hombres que purgan condenas. Hay estudios que señalan que es falso este aserto.

En México, las condiciones y expectativas para la reinserción social de los presos son limitadas, pues sólo 25 por ciento cuenta con un empleo en las cárceles.

La Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados asegura que el ocio propicia el comportamiento negativo de quienes están privados de su libertad; en contraposición, la ocupación laboral contribuye a su desarrollo económico, social y cultural.

A este respecto convendría que la Secretaría de Gobernación, la Comisión Nacional de Seguridad y el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social (Oadprs), incrementaran los convenios con empresas particulares, cámaras empresariales y entidades gubernamentales a participar en la instrumentación de actividades laborales para las o los internos dentro de los establecimientos carcelarios.

El trabajo en los Centros Penales Federales tiene enormes ventajas, porque con esa responsabilidad, la o el preso procurará el sustento personal y familiar; otra utilidad consiste en que mediante el hábito del trabajo, modifican sustancialmente su comportamiento.

De acuerdo con el informe Estadísticas del Sistema Penitenciario Nacional, elaborado por la Secretaría de Gobernación (Segob) y el Oadprs, hasta el primer mes de 2013 había en el país 193 mil 194 internos del fuero común y 49 mil 560 del federal.

En conjunto, en las cárceles del país hay un universo de 242 mil 754 personas, cuando están diseñados para albergar a 195 mil 278, lo que representa una sobrepoblación de 47 mil 476; es decir, el sistema penitenciario se encuentra rebasado en 24.3 por ciento.

El trabajo en los centros carcelarios se debe dar en condiciones laborales dignas y justas, atendiendo, en todo momento, a las aptitudes y capacidades de los internos.

Sobre el tema, Sonia Rincón, legisladora federal, sostiene: “Enorme valor se debe atribuir al empleo carcelario como sustento para alcanzar la reinserción de los internos que, junto con el respeto a los derechos humanos, la capacitación para el trabajo, la educación, el deporte y la salud, son significativamente los medios en cuyo entorno gira prácticamente todo el tratamiento penitenciario moderno”.

Por ello, es urgente que las autoridades penitenciarias impulsen y promuevan el trabajo, mediante los convenios que celebre con las personas morales interesadas en colaborar, y se establezcan beneficios para los internos que participen, como la preliberación, la remisión parcial de la pena o la libertad preparatoria, entre otros.

La delincuencia e inseguridad que padecen los mexicanos hacen necesario la puntal revisión conjunta de los procedimientos y formas de operar de los sistemas de prevención, procuración e impartición de justicia, así como los de readaptación social.

Hagamos algo rápido y pronto, y no echar la culpa al que se fue. Instaurar una verdadera política pública en materia laboral penitenciaria para atenuar la mala reinserción social de la que hasta ahora somos rehenes todos en la sociedad. ■

 

*Director de Información.Cámara de Diputados

[email protected]

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