En medio de la guerra global y la crisis civilizatoria que ya ha desplazado a pueblos enteros reconociéndolos como “refugiados climáticos”, la crisis mundial del agua no es un problema menor. Según el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de la UNESCO en el año 2022, aproximadamente la mitad de la población mundial sufrió escasez severa del líquido vital durante al menos una parte del año y una cuarta parte se enfrentó a niveles extremadamente elevados de estrés hídrico, al utilizar más del 80 % de su suministro total anual de agua potable renovable, siendo las niñas y las mujeres las primeras víctimas de la falta de este suministro. La escasez de agua deteriora las condiciones de vida, aumenta la inseguridad alimentaria porque amenaza la viabilidad de sectores cruciales como la agricultura y los riesgos sanitarios.
En el caso de México 2 de cada 10 hogares no tienen disponibilidad de agua dentro de la vivienda y 3 de cada 10 hogares no tienen dotación diaria de agua. Ésta ha sido una gran preocupación para distintas organizaciones a nivel nacional, por ello del 24 al 26 de mayo en el ejido de Jalpa, Coahuila, se reunieron alrededor de 150 personas de diversos ejidos, comunidades, colectivos y grupos a nivel nacional, incluyendo a algunas organizaciones de Colombia para denunciar el saqueo del agua y pronunciarse en defensa del territorio y la vida, con el objetivo además de compartir diversas experiencias de educación popular, y construir un espacio de diálogo intercultural de saberes y vivires con la finalidad de articular diversas luchas autonómicas para fortalecer redes de solidaridad y resistencia.
Desde la década de los noventa, las comunidades ejidales de la región en donde se realizó el encuentro, han denunciado e interpuesto recursos legales para detener el saqueo de los reservorios subterráneos de agua, de manera particular en torno a esa cuenca que ha dado vida durante siglos a la región y a las comunidades que viven y cuidan de la tierra y el agua, donde producen alimentos básicos para autoconsumo y venta de excedentes. Sin embargo, al amparo de la Ley Salinas, agroempresarios extractivistas, vitivinicultores, agroempresarios exportadores de nuez, frutillas, hortaliza y productores de forraje para la Cuenca Lechera de la Laguna se han apropiado del 94% del agua del subsuelo. Este saqueo se ha visto agravado por la demanda de agua por parte del Cluster Automotriz del Valle de Derramadero.
Por ello, en el marco de este encuentro, una de las actividades centrales fue la cabalgata “El Agua Nuestra Hermana” cuyo propósito fue exaltar la pertenencia de los habitantes a sus territorios y hacer un llamado frente a las diversas formas de despojo del modelo neoliberal y ante la indiferencia de la política tradicional frente a las violencias y el saqueo que viven los territorios. Integrantes de diversos colectivos de Zacatecas se sumaron a esta caravana, entre ellos, Roberto de la Rosa, integrante de Salaverna Resiste quien expresó:
“En este encuentro que tuvimos pude compartir la lucha que tenemos en Salaverna, en donde hemos sido atropellados, desplazados de nuestro pueblo por la compañía minera Ocampo Mining, concesionaria de Carlos Slim que ha sido apoyado por los gobiernos, estatal, federal y municipal. El 23 de diciembre de 2016 al no podernos sacar con engaños y amenazas arremetieron contra nuestro pueblo, pero no lo lograron gracias a nuestra lucha ante las crueles agresiones. No tenemos un gobierno que nos proteja, todos están al servicio del capital por lo tanto tenemos que buscar alternativas que estén fuera de ellos.”
Asimismo, Claudia González López, defensora del Cerro del Padre (Makuipa), uno de los sitios sagrados que hacen parte de la ruta sagrada wixárika y actualmente integrante del Círculo de la Palabra de Zacatecas manifestó:
“Yo creo que este encuentro fue muy importante porque no solo somos el pueblo wixárika que estamos en lucha, somos muchos quienes tenemos el mismo objetivo que es defender nuestras raíces, nuestras tierras, lo que dejaron nuestros antepasados, nuestros ancestros y sobre todo para que un día podamos heredarle eso a nuestros hijos.”
Finalmente, más de 35 organizaciones procedentes de diversas organizaciones del sur de México, desde Campeche, Chiapas y Oaxaca; del centro, incluyendo a la Ciudad de México y del norte del país, incluyendo a Zacatecas, San Luis Potosí, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila y también de Colombia, firmamos un pronunciamiento con el que manifestamos y exigimos un alto al despojo, a la criminalización y a la violencia en contra de las y los defensores del territorio, un alto a la guerra y al modelo capitalista que despoja y penetra cada dimensión de nuestras vidas.