Hay la costumbre arraigada que, cuando no se entiende la postura de un personaje o hay que descalificarlo, se afirme que “está loco”. Es lo que sucede con Donald Trump. Llama la atención que mostró un interés inusitado, aunque sin resultados, en negociar la guerra con Rusia, ésa que Biden estalló usando a Ucrania e involucró a Europa a través de la OTAN. Luego amenazó, y cumple, con la aplicación de aranceles al mundo causando turbulencias en los mercados y el choque con diversos gobiernos. Incluso, el presidente estadounidense anuncia su salida de la OTAN, dejando “huérfanos” a sus tradicionales amigos de Europa.
Estamos ante un cambio brusco de la Forma Social de la política imperialista de Estados Unidos, donde el fascismo es una prácticas ideológica y política autoritaria que apuntala un modelo de crecimiento naciente que cierra y protege su economía, promueve el fortalecimiento financiero del Estado, intenta resolver una crecidísima deuda externa equivalente a 3 veces el PIB, evitar la competencia de calidad y precio en su propio territorio, aplica aranceles a mercancías más competitivas de otras naciones, disminuir gastos destinados al intervencionismo y retira el financiamiento a organizaciones opositoras en diversas naciones no alineadas a EEUU.
Es parte de la reestructuración del imperialismo estadounidense que no necesariamente responde al interés del conjunto de la economía gringa, pero sí al proceso de acumulación y concentración de capital de una oligarquía que encabeza el propio presidente de USA quien desplazó del gobierno a la clase política e integró un gabinete de empresarios que ya no ocupan representantes políticos si ellos pueden diseñar las políticas que mejor se ajusten a su insaciable sed de riqueza.
Todo se gestó durante la campaña electoral, que llevó al triunfo a Donald Trump, en la que 25 magnantes donaron 179 millones de dólares (unos 3 mil 580 millones de pesos mexicanos), de los cuales 291 millones 482 mil 587 dólares fueron aportados por Elon Musk (a diferencia de México en USA los gastos corren por cuenta de los grandes capitalistas que, por lo mismo, meten en la agenda de gobierno los temas de su interés).
En opinión del senador Benie Sanders, los tres hombres más ricos de Estados Unidos son quienes definen las políticas públicas internas y hacia el mundo: Jeff Bezos de Amazon, con una fortuna de 162 mil 100 millones de dólares; Elon Musk de Tesla a quien le calculan fortuna de 140 mil millones y Mark Elliot Zuckerberg de Facebook, con unos 201 mil 900 millones.
Comentócratas, opinólogos y analistas coinciden en que las medidas de Donald Trump están afectando a una gran parte de la economía de Estados Unidos. O funcionarios mexicanos, como Marcelo Ebrard de la Secretaría de Economía, mencionan que las medidas “es como darse un balazo en el pie”. No toman en cuenta que el gabinete actual del gobierno de USA no trabaja para el bienestar de toda esa nación y que, algunos de los resultados negativos han sido promovidos desde las cúpulas gubernamentales, para responder a las necesidades de una oligarquía económica. En realidad, la construcción de grandes imperios avanza destruyendo sus adversidades, así sean internos. Esa es la fase actual del imperialismo.
Los grandes magnates estadounidenses construyeron su fortaleza, durante el período neoliberal, sobre el derrumbe de las políticas proteccionistas de naciones menos desarrolladas que no presentaron obstáculos, o les fueron derrumbados. La sed de riqueza por la vía del arrebato y el neocolonialismo hizo innecesaria la innovación científica y tecnológica de EEUU, la investigación pública cayó, vino el estancamiento y la pérdida de competitividad. Se evidenció que detener el progreso científico y tecnológico termina perdiendo el nivel de desarrollo; su fortaleza económica que no siempre puede ser obtenida por la invasión de pueblos ricos pero débiles, o por las actividades económicas ilícitas como el narcotráfico.
Datos recientes muestran que del 2003 al 2007 EEUU lideraba 60 de las 64 tecnologías más avanzadas. Del 2019 al 2023 solo lo hacía en 7. Mientras que China del 2019 al 2023 lideraba 57 de 64 y se colocaron como punteras en el mundo empresas asiáticas como Huawei, DeeSeek, Xiaomi, Baidu, Alí Babá, BYD.
Actualmente, USA sólo invierte 0.7 por ciento del PIB en Investigación. Se encuentra en el puesto número 12 debajo de Corea del Sur y de países europeos. Es el país número 10 con más científicos superado por naciones menos pobladas como Suiza y Suecia.
Por eso, la aplicación de aranceles comerciales es el intento de evitar la competitividad interna. Aspirar a la repatriación de capitales; pero también presionar políticamente y asustar con un poderío militar en decadencia para doblegar a varias naciones a seguir sus reglas, mientras protege a un puñado de capitalistas y sacrifica a la gran mayoría de su propia nación.