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martes, 22 abril, 2025
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Desempeño de la economía mexicana: una mirada desde el interior

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Por: CAROLINA HERNÁNDEZ CALVARIO •

En días recientes la Secretaría de Hacienda se llenó de júbilo al ser dado a conocer el nombre del Ministro de Finanzas 2014, reconocimiento que la revista Euromoney otorgó a Luis Videgaray. Como era de esperarse, la razón de este galardón responde a la implementación de las llamadas reformas estructurales recientemente aprobadas en el país, la cuales prometen dar un gran impulso a la economía mexicana, mediante la reducción de costos de insumos (a pesar de que las autoridades económicas nacionales han declarado más de una vez que el precio de la gasolina se mantendrá elevado), incrementar la productividad (aunque ello no necesariamente se traduzca en incrementos salariales) y atraer grandes flujos de inversión extranjera (aunque éstas no impacten en la industria nacional).

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Ante esta forma en la que el mundo visualiza la dirección de la política económica nacional, vale la pena hacer un análisis de la economía mexicana, desde la perspectiva de quienes la vivimos y la estudiamos. Un análisis que vaya más allá del comportamiento de los principales indicadores económicos (los cuales no está de más recordar que presentan un comportamiento mediocre, en el mejor de los casos: PIB en lo que va del año ha crecido a una tasa menor de 1.8 por ciento; de enero a agosto de 2014 el número de empleos se redujeron en 78,891 puestos y el salario se sigue manteniendo en niveles muy por debajo de la media de América Latina) y los problemas económicos “resueltos”; es decir, que considere que la economía es un terreno en el que se libra una interminable y a menudo dura batalla en la que el poder desempeña un papel decisivo: los trabajadores y sus empresarios, entre los compradores y los vendedores, y entre las grandes empresas.

En este sentido, el análisis del desempeño de un sistema económico debe hacerse desde un enfoque tridimensional. La primera dimensión es horizontal y refiere a la competencia, la cual tiende a darse cuando existe una relativa igualdad entre los agentes económicos. La segunda dimensión es vertical y refiere al autoritarismo, abarca el análisis de las relaciones económicas en las que entran en juego el poder, la coacción, la jerarquía y el hecho de ser un subordinado o un superior. Por último, se tiene la dimensión temporal, o de cambio, que es la forma en que el funcionamiento de un sistema económico transforma el propio sistema.

Evidentemente, el enfoque convencional de la economía que hoy resulta laureado, se centra en la dimensión horizontal (competencia), y los supuestos de los que parte son: 1) una economía capitalista puede describirse adecuadamente en función de los intercambios “voluntarios” realizados a través de la competencia. 2) Las órdenes autoritarias desempeñan un papel poco importante en una economía capitalista. 3) Es imposible o poco deseable que se produzcan cambios fundamentales en la forma en la que funciona un sistema económico. Así pues, la teoría económica no es neutral en cuanto a los valores, por mucho que algunos economistas ortodoxos deseen separar la teoría económica y los valores, del análisis económico. Los valores en la economía nos sirven para juzgar sin un sistema económico es bueno o malo, o qué procesos o resultados son mejores o peores, y estos valores corren por el lado de: 1) la eficiencia, un sistema utiliza sus recursos de una forma más eficiente que otro; 2) la justicia, una justa distribución de las cargas y ventajas del sistema, ¿quién realiza el trabajo y cómo se distribuye éste? Un sistema que distribuye sus cargas y beneficios de una forma más equitativa es mejor que otro; 3) la democracia, que refiere al grado en el que se respalda o limita el control democrático de las principales decisiones de la sociedad, un sistema democrático debe tener las siguientes características: la responsabilidad del poder, las libertades públicas y la igualdad política.

Así pues, con el planteamiento de esta metodología tridimensional para hacer análisis de la economía mexicana, invitamos a los lectores a valorar el merecimiento del otorgamiento por parte de la comunidad internacional al desempeño del dirigente de la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray, reconocimiento que tiene como antecedente el otorgado al gobernador del Banco Central mexicano, Agustín Carstens, como el mejor banquero central del año 2013 a nivel global, por parte de la revista Euromoney.

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