El Día del Trabajo en su edición de mayo de 2015 fue recibido en nuestro país en medio de un escenario surrealista, que hace pocos años habría sido difícil de prever o incluso de imaginar, en medio de protestas de los jornaleros de los campos agrícolas de Baja California; de una cuasi guerra civil en el vecino estado de Jalisco entre una poderosa organización criminal y las fuerzas armadas; de la amenaza de 70 grupos insurgentes en el sur del país de unificarse para atacar al régimen y derrocarlo, amén de una creciente devaluación de la fuerza de trabajo y caída del poder adquisitivo de los trabajadores, mientras el gobierno priísta insiste que todo está bien, y estamos en la vía del progreso.
Este es tal vez un año histórico en cuanto a los alcances reales de la reforma laboral contra los trabajadores mexicanos, es sintomático que el Senado ratificó hace unos días el convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la edad mínima de admisión al empleo, que busca “impedir” que los niños entren al mercado laboral, que ahora marca como mínimo una edad de 15 años para ingresar al mercado laboral, de 14 años en la anterior, es decir, prácticamente la misma; en tanto, en el México real más de 3 millones de niños, de entre 5 y 17 años, trabajan en situaciones riesgosas y de vulnerabilidad pese a que a nivel global la cifra descendió en casi una tercera parte, al pasar de 246 millones en 2000, a 168 millones en 2012, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En general, el poder adquisitivo del salario mínimo en México ha registrado una caída del orden de 77.79 por ciento de 1987 a 2014, por lo que una familia puede comprar sólo 34 por ciento de una canasta de productos recomendables con un salario mínimo hasta el año pasado, reveló un estudio de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sumando a ello, el deterioro salarial en lo que va de 2015, en números redondos, afecta aproximadamente a 66 millones 112 mil mexicanos, equivalentes a 55 por ciento del total de la población del país, quienes no tienen posibilidad de adquirir los productos de la canasta básica con sólo el ingreso laboral del hogar, y no se ve solución en un futuro inmediato; este problema se viene arrastrando por más de 30 años y no hay forma de revertirlo, ya que el modelo que provoca esto, aplicado desde el periodo de Carlos Salinas de Gortari, es el mismo que ha estado aplicando el PRI y el PAN que consecutivamente han estado en el poder, por lo que sin un cambio, esto seguirá igual.
Y aun mas, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza con Intervalos de Salarios se incrementó en 3.13% en el tercer trimestre de 2014, y según señaló el estudio “Política de recuperación en México y en el Distrito Federal”, publicado por el Gobierno del Distrito Federal (GDF), el nivel de los empleos y los salarios no sólo ha sido insuficiente para atender las necesidades de una población que crece, sino que en segmentos muy importantes ha retrocedido, especialmente entre los más pobres y que perciben los menores ingresos debido a las recurrentes crisis económicas, incluso, llega al punto en el que trabajar asalariadamente es calificado como: “El peor negocio en México y eso no pasa en una economía moderna”, según es señalado por académicos del Colegio de México (Colmex).
Nuestra entidad no escapa a estas tendencias que la inmersión de este régimen a los postulados del neoliberalismo económico nos ha provocado, para beneficio de unos pocos multimillonarios a costa de decenas de millones de mexicanos, a inicios de año, 400 trabajadores en el municipio de Concepción del Oro fueron despedidos, otro gran número son despedidos en empresas contratistas que laboraban en la mina de Fresnillo PLC en Fresnillo Zac, y muchos otros más también corrieron la misma suerte en una empresa cervecera situada en Calera, todo ello sumándose a la caída en el poder adquisitivo de los magros sueldos que se pagan en las maquiladoras de toda la región, de por si extremadamente limitados.
El daño es enorme, provocando una gran cantidad de efectos perniciosos en la sociedad, que pasa de la pobreza a la miseria, subalimentación, una limitada educación, deterioro en la escala de valores, reclutamiento de miles de jóvenes que pasan a las filas de organizaciones del crimen organizado, y en suma, la parte más débil y desprotegida de la sociedad pagando los platos rotos por el enriquecimiento de unas pocas megaempresas beneficiadas.
Por ello, es necesario, urgente que se eleve el salario mínimo, sólo aumentando éste puede fortalecerse el mercado interno, lo que realmente puede aumentar las expectativas de mejoramiento en los niveles de vida de los mexicanos, y eso debe hacerse aplicando una política integral, contemplando apoyos fiscales y fomento a la inversión para aumentar la rentabilidad de la mayoría de las pequeñas y medianas empresas en México, proveedoras de más de 90% del empleo en el país, y además, fortaleciendo al campo, aplicando subsidios a los precios de los combustibles, diésel, gasolina y electricidad de uso agrícola, para lo que trabajaremos en el Congreso de la Unión.
Y en última instancia, el problema sólo puede resolverse de raíz con un cambio en el modelo económico al que este régimen corrupto y corruptor del PRI, junto con el PAN y sus aliados le han apostado, los trabajadores mexicanos podemos y debemos tomar cartas en el asunto, y con el único instrumento con el que contamos, nuestro voto, poner nuestro granito de arena, nuestra aportación para resolver este problema de corrupción y voracidad del régimen priísta, este voto es la solución para mejorar el estado de cosas, por eso la cita en las urnas el próximo 7 de junio es vital para el futuro de nuestra nación, estamos apostando a la conciencia de la gente, y en ella confiamos. ■
*Candidato del PT y del PRD a la Diputación
Federal por el Primer Distrito
[email protected]