La Gualdra 675 / Cine
Era el año 1996 cuando el cineasta británico Danny Boyle dirigía Trainspotting, uno de los retratos más enérgicos y viscerales del mundo de las drogas y sus múltiples adicciones, así como una piedra angular del cine realizado durante esa década. Este periodo fílmico estuvo marcado por el desencanto, la desilusión y el hartazgo; sentimientos que fueron el producto de un ambiente que anticipaba, a la vuelta de la esquina, el fin de los tiempos ante la llegada del nuevo milenio.
El fin del mundo nunca ocurrió, al menos no de la manera cataclísmica y cinematográfica que se había previsto. Esto no evitó que Boyle recreara y filmara ese escenario postapocalíptico, en la que es considerada, por muchos, una de las obras fundamentales dentro del cine de horror del nuevo siglo, así como una cinta que reinventa el subgénero de zombis.
28 days later (2002), protagonizada por un en aquel entonces desconocido Cillian Murphy y escrita por Alex Garland (Ex Machina, 2015), es una cinta atípica e inquietante, repleta de momentos perturbadores, pero también extrañamente conmovedora. La rareza en sus temáticas y tonos sólo es reforzada por la técnica con la que fue filmada, con cámaras digitales que capturaban imágenes borrosas, sin nitidez y que crean una atmósfera opresiva y angustiante. Al final, el filme de Boyle es un retrato de lo mejor y lo peor que la humanidad tiene para ofrecer, ante las circunstancias más adversas y frente a la incapacidad de establecer una comunicación de manera clara y civilizada.
Pasarían más de veinte años para que Boyle, una vez más en colaboración con Garland, decidiera contar un capítulo más de esta historia. 28 years later (2025), retoma el universo establecido en la película original, al mismo tiempo que funciona como la primera entrega de la que promete ser una nueva trilogía.
Alejado de las grandes urbes, el filme transcurre en una isla fortificada y aislada, que se conecta con el resto del continente por un puente que sólo puede cruzarse si la marea baja lo permite. El Reino Unido ha sido arrasado por completo y se ha vuelto el hábitat de seres infectados de todos tamaños y formas, desde unos más lentos y torpes, hasta otros más veloces e inteligentes.
A pesar de esto, la comunidad de la isla vive de manera armónica y autosuficiente, con ciertas reglas, creencias y tradiciones que se deben respetar. Entre ellas existe un rito de iniciación hacia los varones en su paso a la adultez, que consiste en cruzar al continente y regresar luego de haber afrontado todo tipo de desafíos y riesgos. Dicha prueba debe ser superada por Spike (Alfie Williams), un chico de 12 años que es acompañado por su padre Jamie (Aaron Taylor-Johnson). Todo mientras Isla (Jodie Comer), la madre del pequeño, padece una extraña enfermedad que la hace quedarse postrada en cama durante largos periodos de tiempo.
Boyle parte de este inesperado coming of age postapocalíptico para retomar sus experimentaciones visuales y su enérgico montaje, que incluyen el uso de múltiples iPhone 15 Pro Max, cámaras tradicionales y drones. Todos estos elementos consiguen una expresividad visual única y una narrativa de ritmo trepidante y vertiginoso.
Esta estilización no impide que la cinta logre generar un efecto emotivo en el espectador, dentro de una historia que reflexiona sobre temáticas ligadas a la inevitabilidad de la muerte. Al igual que en la cinta original, Boyle y Garland centran su atención en las relaciones humanas, y postulan que negar la muerte como parte natural de la existencia es restarle valor a la vida misma. También es negar a los que ya no están y que merecen ser recordados. En un momento de la historia donde los seres humanos se han mostrado cada vez más indiferentes ante la pérdida y el dolor propio y ajeno, 28 years later resulta ser una cinta de una relevancia inesperada y de un valor innegable.