Los establecimientos de primeras letras cuentan con una amplia tradición en Zacatecas. Las primeras escuelas de este tipo se establecieron citando a Carmen Castañeda, con la llegada de los conquistadores desde el siglo XVI. Muchas de ellas funcionaron al amparo del clero secular como del regular. Las ordenes monásticas, especialmente los jesuitas sobre los que se tiene más información, establecieron este tipo de escuelas para preparar desde la tierna juventud se decía, a los hijos de las elites. Así cuando ocurre la reapertura del Colegio San Luis Gonzaga, se establecieron sostenidas con sus caudales dos escuelas, mismas fueron administradas por el Ayuntamiento. Éstas estuvieron situadas en parajes equidistantes y proporcionados de la ciudad de Zacatecas, según el tamaño y población que tenía entonces. Dichas instituciones, tanto las de la capital como las que se abrieron en los partidos a instancias de los ayuntamientos se prolongaron hasta el México independiente. Entre los rasgos o características generales que se observaron en la instrucción de la juventud en los estertores del antiguo régimen podemos encontrar el carácter de universal y obligatoria (principios en los que recalcó Jovellanos) que pretendió dársele a la primera enseñanza, como parte de las políticas de la última fase de las reformas borbónicas. Estos dos rasgos que tendrían continuidad con la Constitución de Cádiz, se hacen presentes desde el establecimiento del régimen de intendencias, en 1786. La educación, o para ser más precisos según los términos utilizados por entonces, la instrucción de la juventud, término usado en esta época como sinónimo de niñez, sería el equivalente de la ilustración. Con la instrucción se deberían formar a los futuros ciudadanos, conscientes de sus derechos y responsables de sus obligaciones, útiles por medio del trabajo a la patria. Y esta instrucción o ilustración tendría en las escuelas de primeras letras el lugar indicado. En ellas se enseñaba a leer, escribir, contar y moral cristiana fundamentalmente. En el caso de las de niñas además de los anteriores ramos, se les instruía en coser y bordar y otras actividades propias de su sexo; además de nociones de dibujo que se agregarían en el periodo independiente. Es hasta 1823 cuando Zacatecas consigue el estatus de Estado libre, soberano y federado. Pero desde 40 antes aproximadamente, desde 1786, en el régimen de intendencias, en los municipios con sus ayuntamientos y cabeceras de los partidos a la vez, la principal autoridad política fueron los subdelegados o jefes de partido. En el seno de los ayuntamientos existieron las comisiones de educación que se encargaban del establecimiento (incluida la fábrica material en algunos casos) de escuelas de primeras letras, la dotación de mobiliario y utensilios y de la vigilancia de los maestros para que cumplieran con el arreglo de los planteles y de que asistieran a desempeñar su trabajo y lo hicieran con el método y horario establecidos. A todo esto, se le conoció como el “arreglo” de una escuela. De igual forma, en los reales de minas, ciudades, villas y pueblos, las autoridades observaban que los padres enviaran a sus hijos a la escuela, para lo cual se auxiliaban de los jefes de cuartel. Cabe hacer mención que con el nombre de Jefe o Alcalde de cuartel se conoció al vecino que, con carácter de concejil, es decir, “no podrían excusarse los que se elijan, baxo (sic) la pena de cien pesos si lo hicieren”, y el destierro de la demarcación territorial de la que habían sido designados para representarla. Entre otras de las obligaciones de estos representantes estaba la de conminar y vigilar que los padres o cabezas de familia de su cuartel enviaran a sus hijos a las escuelas.
La municipalización de la instrucción primaria en Zacatecas, 1786-1823
