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jueves, 15 mayo, 2025
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Ansiedad

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO •

Los poetas, nos ha dicho Harold Bloom en su libro de 1973 “The anxiety of influence”, escriben bajo la influencia de los poetas que les precedieron y que han leído, no por la súbita inspiración de las musas. Pero esa influencia los condiciona, y los poetas fuertes la sienten como ansiedad respecto al destino de su poesía, mientras que para los poetas débiles pasa desapercibida porque a ellos no les importa que pueda ocurrirles en el futuro. Los poetas fuertes experimentan esa influencia como una batalla –un “agón” dice Bloom- en la que tiene lugar la victoria si logran forjar una visión poética original que la posteridad no pueda omitir. En el extremo, los poetas fuertes dan forma a la posteridad – como argumenta Bloom que hizo Shakespeare o como sostiene Camille Paglia que logró Wordsworth-. Es por esto último que un poeta, si de verdad es fuerte, interpreta y enseña cómo se deben leer los poetas del pasado. Las tesis de Bloom muestran que la historia de la poesía es un palimpsesto que rescriben constantemente los poetas fuertes en su propio beneficio. Podemos partir de aquí para examinar la historia de la UAZ, y explicar porque existen tantos olvidos en las diferentes narrativas que se han hecho de la misma. El primer punto es que todos los que han escrito la historia de la UAZ –e.g. Francisco García González, Eduardo Remedi Allione, José Manuel Martín Ornelas- lo hacen como respuesta, aunque ellos no lo digan explícitamente, a un conjunto de narrativas dispersas, oralmente transmitidas, entre las que escogen los episodios que encajan en lo que ellos quieren decir. No es la misma la visión de García González que la de Remedi Allione, ni son los mismos los instrumentos teóricos. Recordemos que la formación psicoanalítica de Remedi, necesariamente da otro sabor a las cosas. Y si añadimos que tanto García González como Remedi Allione responden a una agrupación política precisa –ABCD- podemos notar que, aunque con matices, comparten un horizonte que no pueden superar. En otras palabras, para los viejos seguidores de ABCD hay una historia, o varias historias de la UAZ, pero en todas ellas ellos tienen el rol principal, del que “deducen” –por obra de una lógica que apuntalan en su peso político- que únicamente ellos pueden conducirla. Y aunque lo hayan hecho mal, y sea patente que sus políticas son un fracaso total, son reacios a aceptarlo, entre otras cosas, porque para ellos la historia, que ellos mismos se han contado, demuestra un caudal de éxitos. Esto corresponde a lo que Bloom denomina “clinamen”, palabra que en la física de Epicuro nombra la impredecible desviación de los átomos en su movimiento, y que en nuestro contexto indica la desviación de los hechos en toda narrativa histórica como resultado de la ansiedad de la influencia. Vemos entonces que en la resistencia que presentan los Grupos Universidad y Renacimiento a aceptar su incapacidad administrativa, política y académica se mueve algo más profundo que su consabido pragmatismo, su estupidez o la adicción por el ejercicio arbitrario del poder. Para ellos está en juego su posteridad, el rol que quieren que las generaciones futuras les adjudiquen. Cuando García González nos narra la historia de la UAZ no lo hace como un florilegio de sucesos adversos y prósperos, le otorga un sentido a la narración y nos hace creer que la UAZ transitó del autoritarismo a la democracia, por lo que cada hecho cotidiano que desmienta esa afirmación pasa a formar parte del abundante limbo de los “hechos aislados”. La UAZ es democrática, es la afirmación que completa el ciclo de luchas de los años 80, y por ello es una contraseña, sello de amistad o prenda de un pacto entre los universitarios. En la terminología de Bloom es una “tésera”. Bajo tales premisas de una UAZ democrática como resultado de las luchas de un grupo –ABCD- se establecen entonces los mecanismos de defensa contra las reiteraciones compulsivas y comienza la disgregación del grupo principal. En el año 2000 se funda el Grupo Universidad como escisión del Grupo ABCD, abandonan a Carlos Reveles y establecen una discontinuidad con sus orígenes. Lo mismo hará Domínguez Garay en 2012 al no apoyar a su Grupo de origen, que es el Grupo Universidad, y definir por su cuenta un candidato independiente a la rectoría. Tal etapa la denominó Bloom “kénosis” – en la teología cristiana la kénosis es el vaciamiento de la  propia voluntad para llegar a ser receptivo a la voluntad de Dios- y en ella se establece la diferencia con los precursores. En otras palabras: el Grupo Universidad estableció una discontinuidad con el Grupo ABCD, y el Grupo Renacimiento lo hizo con el Grupo Universidad, pero estás etapas no se deben leer como ellos quieren que se lean, eso es lo simplista, se deben leer como partes de un proceso de reescritura de la historia universitaria que persigue el fin de evitar asociarlos a un proceso de destrucción paulatina de la UAZ que ellos, en conjunto, ha estado llevando a cabo y que, por lo que se ve, no pretenden detener, sino profundizar. A eso es a lo que los universitarios nos debemos oponer, porque ya sabemos cuáles van a ser los resultados. ■

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