El café es una bebida que transforma a las sociedades a tal grado de que pensadores e intelectuales lo han cualificado como el origen de las revoluciones, ya que so consumo propicia la reflexión, análisis y acción de las comunidades, afirmó el historiador José Enciso Contreras
Durante la charla “Historia del café y de los cafés en Zacatecas”, impartida este martes como parte del Cafestivalito, comentó que ello ocurrió en la Revolución Francesa porque la juventud francesa, en lugar de embriagarse con alcohol y comienzan a beber café, los motivó a la reflexión a partir de la cual se incubó el proceso revolucionario.
“Este ejemplo puede trasladarse a muchos escenarios, entre otros hay que decir que el café llega y reclama para sí espacios que están ocupados por otras bebidas y que desatan otros hábitos”, expresó.
Al respecto, refirió que el alcohol es una de esas bebidas que históricamente han ocupado un espacio importante en las sociedades, y en el cao de Zacatecas hubo una época en la que había una cantina en cada esquina, algunas de ellas “memorables” como El Paraíso, La Princesa, el Centro Club, entre otras.
Enciso Contreras detalló que el concepto original de cantina consistía en que debían cerrar por reglamento a la media noche y una de ellas quedaba de guardia, es decir, podía quedar abierta más tiempo y en ellas se ofrecían botanas “excepcionales”.
“En síntesis, las cantinas eran un espacio de sociabilidad especialmente masculina y el primer intento de los zacatecanos por controlar el alcohol fue del gobernador Genaro, no del que están pensando, sino de otro que también era muy conservador y que terminó su cuatrienio en el año de 1900”.
Sin embargo, expuso que quien realmente desplegó una campaña frontal en contra del alcohol fue el gobernador Matías Ramos Santos, reconocido también por reducir la presencia de sacerdotes a uno por cada 200 mil habitantes.
Con la política educativa universal y la transformación de la economía, Enciso Contreras expuso que surgieron nuevos hábitos, entre ellos la necesidad de comida rápida que empezó a ofrecer tortas, tacos, jugos y licuados a través de loncherías.
Así, en la capital del estado apareció La Jerezana en la avenida Torreón, en donde se ofrecían tortas y cervezas, mientras que otras loncherías se instalaron en el camino de los estudiantes hacia las escuelas, en concreto en el Portal de Rosales, en donde también se ofrecían tortas.
De esa manera, mencionó que la historia de la nevería y café Acrópolis data de una época de oro por el consumo ampliado de los estudiantes de tortas, sándwiches, jugos y café, mientras que la vinculación de este lugar con el Instituto de Ciencias (a la postre Universidad Autónoma) fue más estrecha cuando los jóvenes empezaron a tomar tierras junto con los campesinos y a estudiar marxismo.
“Cuando los estudiantes comienzan a hacer eso, el Acrópolis no los corre, sino que los sigue admitiendo sin asustarse, y con ellos nace el consumo de temperancia del café para que después los cafés-restaurantes den la estocada definitiva” para el consumo de esta bebida, concluyó.