En el alma de Zacatecas, la celebración de Las Morismas de Bracho resurgió una vez más durante la última semana de agosto, consolidándose como una de las festividades más veneradas y longevas de la región.
Este 2024, la celebración adquirió un significado especial al cumplirse 200 años de la primera representación. En honor a esta histórica conmemoración, se declaró el “Año de Moros y cristianos”
El evento atemporal convocó a miles de participantes y espectadores en el majestuoso Cerro de Bracho y el histórico corazón de la ciudad, donde se revivió con solemnidad la mítica batalla entre moros y cristianos, evocando los ecos lejanos de las Cruzadas y la Reconquista en tierras españolas.
Las actividades comenzaron el jueves con un acto solemne que llenó de devoción las Lomas de Bracho. Dando inicio el tradicional lavatorio de la imagen de San Juan Bautista, un rito cargado de profunda significación para los fieles. Poco después, la imagen de la Virgen Preladita fue llevada al lugar en procesión, acompañada por los participantes, marcando así el inicio oficial de la festividad.
La jornada continuó con una misa donde se resaltó la importancia de San Juan Bautista como precursor de Jesucristo y su papel fundamental en la defensa de la verdad cristiana.
Las Morismas de Bracho no son solo una representación teatral; son un reflejo del arraigo cultural y la identidad colectiva de los zacatecanos. Los participantes, divididos entre moros y cristianos, se visten con trajes que, aunque anacrónicos en algunos casos, evocan la época medieval: los cristianos visten penachos, capas, camisas rojas, pantalones blancos y pecheras de cuero, mientras que los moros portan boinas rojas y blancas, pantalones holgados, camisas blancas y fajas azules, elementos inspirados en el ejército francés del siglo XIX.
El sábado la celebración alcanzó su punto culminante con el tradicional desfile de las tropas cristianas y moras. Este recorrido, que se extendió por las calles 2° de Matamoros, Plazuela de García y Fuente de los Conquistadores, culminó en las Lomas de Bracho, donde la multitud se congregó para presenciar el desfile al ritmo de tambores y marchas solemnes.
Familias completas participaron en el evento, algunas portando fotografías de seres queridos ausentes, en un homenaje a su fe y tradiciones.
Uno de los actores que interpreta a un soldado cristiano, expresó que, para él, participar en Las Morismas es un compromiso de vida.
“Llevo más de 10 años formando parte de esta celebración, y cada vez siento más orgullo de mantener viva esta tradición. Es una forma de honrar y de transmitir nuestra cultura a las nuevas generaciones”, señaló.
Asimismo, una espectadora asidua, compartió su emoción al asistir nuevamente.
“Vengo con mi familia todos los años. Mis abuelos me trajeron de niña, y ahora yo traigo a mis hijos. Es una experiencia que nos conecta con nuestras raíces”, consideró.
Consideradas Patrimonio Cultural Inmaterial de Zacatecas, Las Morismas de Bracho continúan siendo una manifestación vibrante de la devoción religiosa y el orgullo zacatecano, uniendo a la comunidad en una tradición que, más allá de los siglos, sigue viva en el corazón de sus habitantes.