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miércoles, 2 julio, 2025
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A siete años del triunfo popular: resultados y pendientes de la transformación

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

El 1 de julio de 2018 marcó un hito en la historia política contemporánea de México. Ese día, más de 30 millones de mexicanas y mexicanos acudieron a las urnas para otorgar a Andrés Manuel López Obrador la mayor legitimidad democrática que haya tenido un presidente en el México posrevolucionario. A siete años de aquel acontecimiento fundacional de la llamada “Cuarta Transformación”, no solo cabe la conmemoración simbólica, sino también la evaluación concreta de los logros alcanzados y los desafíos que enfrenta el país bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum.

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Los datos no mienten: entre 2018 y 2024, más de 8.9 millones de personas salieron de la pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y de acuerdo al Banco Mundial, 11 millones de mexicanos salieron de estas condiciones. Esta reducción, inédita en décadas, se explica por una combinación de aumento real del salario mínimo (130 por ciento nominal), programas sociales como la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, las becas Benito Juárez y el fortalecimiento del empleo formal a través de obras de infraestructura de gran calado como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico y la Refinería de Dos Bocas. Lejos de ser meras promesas de campaña, estas políticas se materializaron en beneficios tangibles para millones de familias que en el pasado proceso electoral plasmaron su confianza en el llamado “Segundo Piso de la Transformación”

En el ámbito de la seguridad, uno de los temas más sensibles y complejos para cualquier administración, también hay avances que merecen destacarse con sus respectivos matices. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los homicidios dolosos han registrado una disminución acumulada de más del 20% entre 2019 y 2024, tendencia que se ha mantenido durante los primeros meses del nuevo gobierno. A ello se suma la baja en delitos de alto impacto como el secuestro, la extorsión y el robo de vehículos. La Guardia Nacional, con sus más de 150 mil elementos desplegados en todo el país, ha jugado un papel clave en estos resultados, si bien queda pendiente que consolide su carácter profesional y de investigación, como lo ha prometido la presidenta Sheinbaum. 

Otro de los logros menos difundidos pero fundamentales es la estabilidad macroeconómica con orientación social. Lejos de los augurios catastrofistas que anunciaban fuga de capitales y colapsos financieros, la economía mexicana ha mostrado resiliencia y el tipo de cambio no ha sufrido las devaluaciones sexenales. La deuda pública se ha mantenido controlada, la inversión extranjera directa ha alcanzado cifras récord y la inflación, aunque presionada por factores externos, ha sido contenida con una política monetaria prudente y un manejo responsable de las finanzas públicas. La reciente apreciación del peso frente al dólar es también un indicador de confianza en el rumbo del país, aunque este indicador también depende de factores que no siempre puede contralor la administración en turno. 

En el terreno energético, la política de rescate de Pemex y CFE ha devuelto al Estado un papel protagónico en sectores estratégicos. La soberanía energética, tan vilipendiada por tecnócratas y corporaciones, ha dejado de ser una consigna vacía para convertirse en política de Estado. A pesar de las resistencias, hoy México refina más combustibles, genera más electricidad pública y ha avanzado hacia una transición energética justa, que la presidenta Sheinbaum se ha comprometido a acelerar mediante energías limpias y alianzas con el sector científico.

Por el lado de los retos, se vislumbra la educación, salud y cultura donde hay pocos signos de transformación y muchos pendientes por saldar. El modelo IMSS-Bienestar está en proceso de consolidar un sistema universal de salud para quienes no cuentan con seguridad social y que se ha convertido en uno de los señalamientos más sentidos de la ciudadanía y de la oposición. Las universidades del Bienestar, con sus múltiples sedes, han ampliado el acceso a la educación superior en regiones históricamente marginadas, pero en Zacatecas la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas sigue en una crisis financiera, moral y política que no se ve pronta a resolverse; no podemos dejar pasarla múltiples problemas que se tienen por la falta de recursos para completar la nómina magisterial de Zacatecas. Y el presupuesto para cultura, si bien está lejos de desaparecer como se temía, ha sido reorientado a proyectos comunitarios, lenguas indígenas y patrimonio nacional, en coherencia con una visión descolonizadora, sin embargo, los estados como Zacatecas siguen lejos de tener el apoyo en promoción cultural que tiene Guanajuato con el Cervantino cuyo prestigio no se entendería sin la participación del gobierno federal. 

López Obrador logró instaurar un nuevo paradigma de gobernabilidad: un gobierno austero, sin lujos ni privilegios, cercano al pueblo y con una ética pública basada en la honestidad. El combate a la corrupción, aunque aún lejos de erradicarse, ha dejado de ser un simple discurso para traducirse en investigaciones, sentencias y cancelación de contratos leoninos como el caso de Birmex donde se canceló una compra a sobreprecio. Aunque es una realidad que Segalmex el sigue siendo una mancha del sexenio pasado. 

La presidenta Claudia Sheinbaum hereda un país en mejores condiciones que en 2018, pero también con desafíos cruciales: profundizar la pacificación, garantizar justicia para las víctimas, defender los derechos humanos, y consolidar el poder judicial como un verdadero instrumento de la democracia. Su amplia legitimidad, refrendada en las urnas en junio pasado, le otorga el mandato de continuar con la transformación y corregir lo que aún falta.

A siete años del triunfo popular de López Obrador, la Cuarta Transformación ya no es una esperanza lejana, sino una realidad que se construye con personal de todo tipo y que va desde el brigadista y funcionario honesto, hasta peligrosos políticos que han visto en Morena una plataforma de mutación donde vestidos de corderos continúan las viejas prácticas de chantaje, tráfico de influencias y nepotismos que de no ser combatidos por la dirigencia y la presidencia, podrían socavar la confianza del ciudadano que les dio el triunfo electoral.

Hoy, más que celebrar, a los partidarios de la Cuarta Transformación les corresponde cuidar lo conquistado, exigir lo pendiente y defender el derecho del pueblo a gobernarse sin tutelajes extranjeros ni regresiones al nocivo neoliberalismo y que se gobierne bajo el lema de López Obrador, de antes y después de llegar a la presidencia, “por el bien de todos, primero los pobres”.

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