La legislación ambiental en México no avanza al mismo ritmo que las innovaciones tecnológicas y la expansión de la minería, concluye Ruth Robles Berumen, docente investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas, en su tesis doctoral “Desarrollo tecnológico, legislación ambiental y degradación del ambiente de la minería de México durante las dos primeras décadas del siglo XXI”.
Un nuevo nivel de producción es el que alcanza la industria minera a partir de la transformación tecnológica que permite la automatización, digitalización y control de las operaciones de las empresas mineras, destaca Robles Berumen en esta investigación.
La gran minería se beneficia de esta automatización y digitalización de las minas, concentrando y centralizando cada vez más el capital; un dato para dimensionar esto lo proporciona la investigadora al dar cuenta que la producción de oro, pasó de ser aportada en un 42 por ciento por la gran minería, en 2006, al 99 por ciento en 2016, desplazando casi por completo a la pequeña y mediana minería.
Si bien el desarrollo tecnológico permitido por la industria 4.0 en la minería se acompaña también de innovaciones para mitigar los impactos al ambiente, la cantidad de minerales extraídos y procesados por la industria minera es tal que “los beneficios que pudieran generar en pro del ambiente se pueden contrarrestar por el solo hecho de manejar estos grandes volúmenes”, concluye la maestra en Ciencias Ambientales.
La regulación de los niveles de sismicidad derivados de las detonaciones de las minas es inexistente, y hay otras normas que son minimizadas o no se encuentran desarrolladas totalmente, refiere la tesis de la investigadora.
Analizando los usos del agua, la utilización de sustancias químicas, el manejo de los jales en la minería y los gases efecto invernadero producidos por esta industria, la docente-investigadora de la UAZ concluye, entre otros puntos, que es el principio de precaución, en lugar del análisis de riesgos, la herramienta que podría ser clave para la mitigación de riesgos ambientales y a la salud humana, derivados del acelerado crecimiento de la industria minera y la tecnología que la impulsa.