La Gualdra 670 / Festival de Cannes 2025
[Premio del Jurado en Una Cierta Mirada]
Simón Mesa Soto, colombiano, ganó la Palma de Oro en la Competencia de Cortometrajes en el 2014 con Leidi. Dos años más tarde regresó a la misma competencia con Amparo. Este año regresó a Cannes, en la Selección Oficial, con un largometraje presentado en la sección Una Cierta Mirada, Un poeta, que resultó la película ganadora del Premio del Jurado en esa sección.
Mesa Soto en su síntesis explicó el proyecto como una historia cómica, en torno a las aventuras de un poeta bohemio de la ciudad de Medellín. Una comedia que, por cierto, le da frescura a un festival con temas por demás dramáticos.
Pero su comedia va más allá de la broma simplona. Un poeta está más bien narrado, desde el dispositivo aristotélico, cargado de ironía llegando a la farsa y lo grotesco (en el sentido positivo del término).
El poeta es un romántico que quiere vivir de su poesía sin ensuciarse del mundo mundano, tratando de mantener una buena relación con su hija, su madre (vive en casa de ella), hermanos y colegas poetas.
Pero Mesa Soto no se queda en la simple comedia del gag inesperado, sino que se burla de lo políticamente correcto y brinca la censura feminista de la relación profesor-alumna. No justifica relaciones amorosas o sexuales desiguales, tan solo evidencia que no siempre éstas tienen un sentido perverso ni machista.
Mesa Soto tardó dos meses en seleccionar a sus actores, primero casteando a profesionales y por fin, se quedó con no profesionales. Ubeimar Ríos es un profesor y poeta de Medellín que quizás nunca pensó que sería actor por algunos días.
La elección le dio al director la naturalidad de un tono bufón. Recordar que el género cómico es de los más corpóreos. Así, la cámara se centra en el rostro y sus detalles, en el caminar de Ríos, y ya por sí sola -la imagen- marca el tono de la comedia.
Siempre que se usan actores no profesionales surge la pregunta ética, ¿qué sigue luego para esas personas? Mesa Soto es lúcido en la situación, porque sabe que al usarlos y traerlos a un lugar como Cannes es sacarlos de su vida y luego regresarlos. El artista, luego, no tiene que ser responsable de todas las vidas.
Un poeta fue un proyecto que costó unos 700 mil euros en coproducción alemana y sueca, que se filmó durante los meses de enero y febrero, y terminó de montar hace apenas unos días. El resultado ha sido de lo más positivo, tanto que ya tiene compradores para distribución en América Latina y varios países europeos. Quizás, el mundo ya está cansado de los mismos estereotipos de la porno-miseria latinoamericana.