El proceso electoral de renovación de autoridades en la Universidad Autónoma de Zacatecas comenzó, de manera informal, el día lunes 31 de marzo de 2025 con la aprobación del padrón que se utilizará el día de las elecciones. Por supuesto, hubo cuestionamientos y estos continuaran pues quienes se sienten en desventaja trataran de lograr alguna mediante el “caos”. Y esto para esos grupos significa la denuncia constante, la amenaza y la descalificación. Con la aprobación de la convocatoria para elecciones el próximo viernes 4 de abril se inician de manera formal las campañas por la rectoría, pues a partir del lunes 7 de abril se inician los registros, y esa misma semana la calificación de las mismas. La querella por cualquier cosa continuará en la agenda de las “oposiciones” y por todos los medios una de entre estas, la comandada por la Dra. Jenny González Arenas y sus asesores, intentará participar en las elecciones con la ventaja de los millones de la mal llamada “Fundación para mejorar la vida de los docentes, de UAZ”. Para contextualizar esta afirmación basta recordar que el manejo de los bienes de la aludida asociación civil se realiza de manera discrecional por quien ocupa la presidencia en estos momentos: la Dra. Jenny González Arenas. Ante esa situación la pregunta obligada es: ¿resulta “ético” o siquiera “moral” querer contender por la rectoría desde el SPAUAZ con los dineros de los agremiados? En la opinión de quienes escriben esta nota esa actitud no sólo es “inmoral” en el más lato de los sentidos de la palabra (oposición a las buenas costumbres, deshonesto, sinvergüenza) sino que resulta injustificable desde cualquier teoría de la competencia justa. Pues lo que se plantea en esa situación, es que uno de los contendientes este provisto de una ingente suma de dinero (que no le pertenece) para buscar un cargo que resulta contrario a los fines de la institución sindical. Hay quien cree que pasar de la secretaria general del SPAUAZ a la rectoría permitiría cumplir algún objetivo sindical. Tal creencia no sólo es infundada sino ingenua. Las posiciones en un campo social (en el sentido de Bourdieu) se ocupan por personas que tienen el “habitus” necesario para ocuparlas. Y si bien la Dra. González ya dio muestras de su actitud “patronal”, esto sólo demuestra lo tergiversada que está, en la mente de algunos, la lucha sindical. De seguir las cosas como van, serán tres los candidatos: la Dra. Jenny González Arenas como representante de una pseudoizquierda indefinida (es decir: sin proyecto académico), el Dr. Ángel Román Gutiérrez como adalid de un proyecto universitario en vías de consolidación y el Dr. Armando Flores, cabeza de esa corriente de opinión que considera que el trabajo académico tiene algo que ver con el político. De entre estas personas, todas ellas símbolos de una serie de alianzas entre grupos políticos universitarios (y personas que operan desde la legislatura), la que inspira menos confianza respecto a su capacidad académica y política para dirigir la universidad, por su, no nebulosa, sino inexistente proyección académica, es la que quiere, de nuevo saquear las arcas de la asociación civil mal llamada “fundación”. ¿Qué proyecto académico se ha visto desde el SPAUAZ? ninguno, ni siquiera una idea consistente de sindicalismo, pues de tenerla, lanzarse a la rectoría sería anatema. Sin embargo, como se verá, desde esa corriente se pretenderá descalificar a los “grupos políticos” y se enarbolará la imaginaria representación de los universitarios que “ya no quieren la política”. ¿Qué quieren entonces? El poder sin cortapisas. Este intento de hacerse de la representación de los “apolíticos”, los “académicos” es la clara prueba del tipo de política que practican en todos los espacios universitarios: la polarización, nosotros o el caos. De preferencia el caos. ¿Y esto qué significa? Que sus cuadros políticos desataran una “teoría de la conspiración” en la que acusaran a la rectoría de gastos desorbitados, clientelización aberrante, patrimonialización de la universidad, alianzas mezquinas con gobierno del Estado e intentos de fraude en las elecciones. Todo porque carecen de los números para ganar de manera holgada y de cualquier otro modo. Sin duda querrán adueñarse de algunas unidades, como la Preparatoria, en la que seducen ingenuos para que rompan sus alianzas y se lancen por su cuenta a una derrota anunciada. Pero estas estrategias bien pudieran ser otro de tantos espejismos en los que medra una oposición sin rumbo.Sin embargo, pese a todo, a veces las corrientes políticas perdidas pueden resultar apenas nocivas, pero lo que se cocina en los sótanos del SPAUAZ coloca en riesgo mismo el significado de la universidad. Este consiste en, como escribió Ricoeur, en la comunidad de estudiantes y docentes que buscan, sin restricciones, la verdad. Negar esa búsqueda sin restricciones, como se intenta por todos los medios desde el comité ejecutivo del SPAUAZ al no informar de nada en absoluto y perseguir a los disidentes, es negar al mismo tiempo la posibilidad de una crítica de los prejuicios, las ilusiones y las ideologías. Remover esa posibilidad de una universidad es vaciarla de contenido y entregarla al fanatismo más agreste. Tenemos, los auténticos universitarios, una cita el día de las elecciones para evitar eso.
El SPAUAZ en su laberinto. La búsqueda de la verdad
