Muchos comentarios, sobre el movimiento magisterial, circulan hablando de una decepción. Afirman que en plena cúspide se esfumó y que dejó embarcados, y en el descobijo, a varias causas justas que siguen pugnando por ser vistas y atendidas. Incluso, algunos emergen desde el interior del magisterio, especulando traición. Parece que no se han percatado que la naturaleza sindical-reivindicadora del actual movimiento magisterial tiene una naturaleza muy diferente al de otros movimientos presentes en la vida pública de Zacatecas, los cuales no han cristalizado consensos suficientemente amplios para crecer e imponer la atención positiva de sus demandas.
De hecho, ha sido la movilización del magisterio quien venturosamente los abrazó arrancándolos del aislamiento y dando aire fresco a sus demandas. Pero, la irrupción magisterial no surgió como coordinadora de causas y movimientos sociales. Tampoco como oposición política. Ni se propuso el derrocamiento de un gobierno corrupto y corruptor, déspota, autoritario, socialmente desarraigado, negligente, golpeador, ignorante, embustero, sin planeación estratégica para el desarrollo, sin oficio político e irresponsable. Sin duda, la desatención y el maltrato social, por parte del gobierno de David Monreal, ha sido causa de que el deseo colectivo de justicia esperara cosas diferentes de la fuerza magisterial movilizada.
Eso no descarta que, a diferencia del pasado, el movimiento magisterial actual sea poseedor de todas las condiciones de independencia, organización, madurez, conciencia social y democracia interna que, ante la adversidad lo lleve a encausarse en una confluencia táctica y estratégica con otros movimientos de la sociedad zacatecana, tomando un mayor alcance en demandas y objetivos. Ese nivel, que sería muy deseable, modificaría cualitativamente sus características y propósitos exclusivamente gremiales, haciendo una invaluable contribución a la transformación de Zacatecas.
Eso no significa que el magisterio zacatecano sea ideológica y políticamente monolítico. Al contrario, es la convivencia de la universalidad. La unidad en la pluralidad democrática. De hecho, en sus filas hay importantes cuadros militantes de los partidos políticos. Pero, es un acierto que, la unidad de su movimiento se base en la lucha solidaria y de sus demandas colectivas. Igualmente, tienen coordinación a todos los niveles que, como células, respiran a un mismo ritmo y da identidad a todo el cuerpo magisterial, capaz de movilizarse en minutos. Desde luego, cuidando que ningún partido, o político, pretenda montarse y usufructuar oportunistamente su movilización y logros.
Igualmente, recorre las redes sociales, la idea equivocada de que en Zacatecas gobierna MORENA y la 4T. Mentira… En su nombre gobierna su antítesis, el nepotismo y cacicazgo de los Monreal. La apariencia mediática discrepa de la esencia. David Monreal y todo su equipo de gobierno han dado muestras suficientes de un comportamiento, ideología y práctica personal e institucional que riñe con los valores y principios básicos de ese movimiento político nacional; principalmente los de no robar, no mentir y no traicionar al pueblo.
A decir verdad, en Zacatecas no hay 4T. No hay cambio verdadero. No existe un proyecto de transformaciones estructurales. La estructura partidista de MORENA estatal es la agencia administrativa de colocaciones de familiares y amigos de una familia caciquil y de extremo nepotismo, cuyos tentáculos también se encuentran en otros partidos políticos y permiten administrar a sus opositores.
Zacatecas vive el antimorenismo. Vestido de MORENA usurpan y administran membretes, colores y banderas. Vive un régimen local parecido al sultanato, ni siquiera es diferente con los gobernantes que no lleven el apellido Monreal, porque emergen del mismo klan político. Sucedió con Miguel Alonso (secretario particular en el gobierno de Ricardo Monreal) y Alejandro Tello (secretario de finanzas con Miguel Alonso). Amén de una siembra de familiares, e incondicionales, monrealistas que ocupan cargos públicos en esferas centrales de los tres poderes de la federación.
En ese contexto, la irrupción magisterial tomó pernoctando a esa mafia del poder local. Desplazó a viejos y mañosos líderes charros. Ante la intolerancia de un gobernador molesto por no haber podido imponer a sus “amigos” optó por negligencia, ceguera, oídos sordos y la mudez a las demandas magisteriales. Ante ello, el movimiento prendió como pólvora en pasto seco. En el camino se fue encontrando espontánea y fortuitamente con otros movimientos maltratados y no escuchados por un gobierno omiso y prepotente. Todos ellos exhibiendo la inoperancia ante los problemas sociales y la integración de un equipo gobernante que tiene como única ruta la corrupción y la preservación del poder político nepotista.
El movimiento magisterial está intacto, no fracturado como lo deseara y se autoengaña la mafia del poder local. Cierto, la dirigencia magisterial también habrá encontrado lecciones: que nunca estará por encima de sus bases, que no se manda sola, que tiene bases exigentes, que quieren saber, decidir y no sólo obedecer. La consulta a las bases, no solo a sus representaciones, será el fundamento de su fortaleza.