Este 2020 será, en muchos sentidos, un año de profundas transformaciones en todos los aspectos de la vida. Algunas se veían venir por la fuerza de los acontecimientos, otras apenas se vislumbraban; otras eran necesarias y algunas hasta urgentes. Así es el devenir de la humanidad, establecido por el orden natural de las cosas. Nada es para siempre y todo está sujeto a cambios, transformaciones de fondo y renovación; así lo dicta la evolución. Si algo se estanca se pudre, daña y muere.
2020 nos trajo una pandemia que causa muerte y terror. Es un recordatorio, quizás apenas un llamado de atención sobre lo que puede venir si el despilfarro, la soberbia, la irracionalidad, la ignorancia y la depredación humana no se frenan.
Terremotos, tifones, huracanes, nevadas, aguaceros torrenciales, inundaciones devastadoras, calores o fríos atípicos, incendios forestales, deshielo en los polos, calentamiento global, contaminación ambiental que mata humanos y extingue especies animales, son hasta ahora advertencias no debidamente escuchadas ni atendidas por la humanidad. La más reciente es la el SARS-CoV-2 o coronavirus 19, pandemia que ha trastornado la conducta humana. Solo en México esta nueva calamidad ya ha causado más de 2000 muertes.
Sabios de nuestro tiempo apuestan a que la humanidad no puede salir de esta pandemia como entró. En todas las naciones los mejores hombres y mujeres ya se alistan para tratar de corregir el rumbo, porque si no nos transformamos y renovamos, vendrán peores cosas que el Covid-19 y su estela letal.
El cambio deberá ser el signo de este año en todos los ámbitos, particularmente los de economía y sociedad. Zacatecas, por ventura, no está desprevenido. Si bien es cierto que en el aspecto financiero sufrirá graves consecuencias, aquí la planeación gubernamental tiene, desde 2017, una visión a largo plazo que incluye la posibilidad de hacer modificaciones para enfrentar diversas circunstancias y adversidades, como lo establece el Programa General Prospectivo 20-30.
Cuando termine el confinamiento, que ojalá sea pronto y retornemos a la rutina laboral, deberemos estar preparados para empezar a ejecutar los cambios necesarios y urgentes en toda la administración pública y habrá que replantear políticas y programas.
Una de esas reformas, de gran importancia para nuestro estado, es la que debe encarar el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Zacatecas (ISSSTEZAC), que prácticamente está en crisis desde hace 10 años y hoy amenazado por la insolvencia total.
Preocupado por hallarle pronta solución al problema, en febrero el gobernador Alejandro Tello Cristerna me designó director general del Instituto, y desde entonces nos apresuramos a encontrar una solución de fondo para evitar el colapso del sistema de pensiones, lo que, junto con la crisis económica causada por la contingencia del Covid-19, podría derrumbar las finanzas del estado.
Así, buscamos un pacto de buena voluntad construido con un consenso entre los tres poderes y niveles de gobierno, instituciones públicas y actores políticos, individuales o colectivos y sindicatos para llegar a un consenso que habremos de plasmar en el Acuerdo por el Rescate del ISSSTEZAC, el cual tiene cinco objetivos, cada uno con diversas acciones ejecutables a corto plazo, entendidos como la ruta más viable y segura.
El primer punto es Transparencia, confianza y modernización, que incluye la implementación de acciones propuestas por recientes auditorías. El segundo punto es el de pago oportuno de nómina, que incluye la venta de terrenos propiedad del Instituto, cobro de adeudos y una severa y permanente fiscalización. El punto tres se refiere a la reactivación de prestaciones a derechohabientes, que es la reanudación de préstamos, créditos comerciales, devolución de cuotas, atención a las Casas del Jubilado, y el cierre de áreas sociales insostenibles e inviables.
El cuarto punto es la reactivación de áreas empresariales, que plantea vigorizar las áreas sostenibles, fusión de direcciones, modernización administrativa, planes de negocios, concesiones y el cierre de las áreas deficitarias. El quito punto aborda la aprobación de una reforma a la Ley de pensiones, de la cual se derivarán la reducción de los montos de pensiones, disminuir sueldos y la planta laboral, y ampliación de la base cotizante.
El reto es colosal. Afrontarlo con voluntad política y sin visiones partidistas evitará conflictos legales y sociales de gran magnitud; no hacerlo así obligaría al gobierno del estado a destinar recursos que debe utilizar en otros rubros no menos importantes.
El Acuerdo por el Rescate del ISSSTEZAC no admite más aplazamientos, y si todos contribuimos, todos ganaremos.
*Director general del ISSSTEZAC
