El COVID-19 es una enfermedad cuyo impacto ha sido más que puramente sanitario, pues ha logrado trascender a diversas esferas. En este sentido, el mundo de las finanzas no es la excepción.
Las finanzas de todas y todos se han visto afectadas, pero merece una mirada especial y detallada el impacto de este fenómeno en las finanzas de las mujeres, ya que la falta de inclusión en los sistemas financieros genera consecuencias que no son visibilizadas con frecuencia o que dejamos de lado.
Posibilidades de acceder a créditos personales.
Una de las soluciones por las que se ha optado para enfrentar los impactos económicos son los préstamos personales con instituciones financieras, algunas de ellas incluso ofrecen tasas de interés preferenciales o prórrogas para comenzar a pagar créditos adquiridos previamente a esta crisis sanitaria.
La pregunta aquí es, ¿todas las mujeres podrán acceder a este tipo de rescates financieros? De acuerdo con datos de la CONDUSEF1, sólo el 34% de las mujeres acceden a un crédito personal formal, esto implica que el 66 % se encuentra frente créditos informales.
Así pues, este tipo de créditos informales implican más riesgos de estar frente a usureros, a tasas más altas de las establecidas, e incluso que no se brinden prorrogas para los pagos.
Aumento de trabajo y baja en ingresos.
Hasta el día de hoy, la medida preventiva más recomendada por los especialistas de la salud para disminuir los contagios por COVID-19, que ha sido implementada por las autoridades de nuestro país ha sido el distanciamiento social, a través de la campaña “Quédate en casa”.
Sin embargo, esta medida ha implicado el aumento de trabajo para las mujeres, quienes además de cumplir con sus compromisos laborales cotidianos, ahora también hacen frente en mayor medida a las labores derivadas del hogar, combinando ambas actividades y enfrentándose a una sobrecarga de trabajo2.
La sobrecarga derivada del trabajo en casa, o home office, es una de las consecuencias directas del COVID-19 en las mujeres. Lo anterior, implica un desgaste físico y emocional mucho mayor para las mujeres que tienen que trabajar desde sus casas, pues los trabajos domésticos o de cuidado de los hijos rara vez suelen ser proporcionales.
Empleo informal en las mujeres.
Si a lo anterior le agregamos el de que la mayoría de las mujeres tienen un empleo en el sector informal, se hace más visible que la situación financiera de las mujeres frente al COVID-19 se encuentra aún más frágil.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación 20183, el 56% de las mujeres cuentan con empleos informales, que implican no contar con seguridad social y otras prestaciones, que las alejan aún más del sistema financiero y de poder acceder a los rescates propuestos por las instituciones financieras.
Las medidas que se tomen para enfrentar los problemas financieros que ha causado el COVID-19, siempre deben de estar acompañadas por la perspectiva de género, para que también sean dirigidas y funcionales para nosotras y el impacto financiero en las mujeres realmente sea disminuido.
Notas:
1 Datos obtenidos de la Comisión Ejecutiva para América Latina, en su informe: América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19 Efectos económicos y sociales e impacto en la vida de las mujeres” disponible en https://cieg.unam.mx/covid-genero/images/reflexiones/America-Latina-y-el-Caribe-ante-la-pandemia-del-Covid-19.pdf
2 Datos obtenidos de la Comisión Ejecutiva para América Latina, en su informe: América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19 Efectos económicos y sociales e impacto en la vida de las mujeres” disponible en https://cieg.unam.mx/covid-genero/images/reflexiones/America-Latina-y-el-Caribe-ante-la-pandemia-del-Covid-19.pdf
3 Desglose de datos obtenidos del Instituto Nacional de Mujeres disponible en http://estadistica.inmujeres.gob.mx/formas/panorama_general.php?IDTema=6&pag=1 ■
