- Su gusto comenzó desde pequeño, al ver películas de terror y horror, señala el creador
Aunque existe una falta de apoyo hacia los creadores de efectos especiales y maquillaje, los nuevos cienastas zacatecanos, se han empeñado en profesionalizar su trabajo y se atreven a utilizar efectos especiales, como hacen los grandes directores de cine de ciencia ficción, dice Guillermo González Ávila, quien se dedica a los efectos especiales desde hace más de 30 años.
Esa inversión para aplicar efectos en sus cintas sale de los mismos bolsillos de los artistas, que hacen “coperachas” con sus familiares y amigos, con la intención de poder cumplir sus sueños e ideas en el séptimo arte.
Lo anterior es lamentable, señala, pues esto no permite el desarrollo del cine ni de los creadores de efectos y de maquillaje, quienes deben buscar otras opciones de trabajo para poder pagar sus cuentas.
“Es complicada la escena local, pero la nueva generación de jóvenes cineastas son personas que no se estancan ni se dan por vencidos para lograr sus ideas, sino que se mueven, piden apoyos de cualquier lado para hacer las cosas, sino no se lograría nada”, dice Guillermo.
Guillermo cuenta que fue desde su hogar que recibió sus primeras influencias y en donde le tomó gusto a este arte, al cual le dedica tiempo, dinero y esfuerzo, además de mucho ingenio e imaginación.
Recuerda que su madre era aficionada a ver películas y series de horror y terror y desde pequeño este género de cine le atrajo de sobremanera. Revela que uno de los personajes que más le impacto en su niñez fue el del hombre lobo.
Había otros que influyeron también en el tema del maquillaje y la personificación, como el del popular Freddy Krueger, personaje nacido de la película de los 90, Pesadilla en la calle del infierno. De pequeño también comenzó su gusto y afición por la película Star Wars.
Siendo niño, tenía habilidad para hacer esculturas y figuras de plastilina, talento que no pasó desapercibido por sus familiares, quienes lo impulsaron para que explotara su imaginación, y que pudiera pasar su tiempo haciendo lo que le apasionaba.
Confiesa que algo que disfrutaba hacer eran heridas con plastilina que simularan ser reales y así jugaba con sus compañeros. Para imprimirle más realismo, con pintura roja, simulaba la sangre y usaba lo que tenía a su alcance, como la harina que se usaba en su casa para elaborar buñuelos.
En su infancia, la festividad del Día de Muertos era la más esperada. Le llamaban la atención las calaveras elaboradas de material de barro y también le comenzaban a gustar los ataúdes, de diferentes formas y colores, y el significado de la muerte.
Recuerda que al principio, sus padres solamente le colocaban una máscara de látex del personaje Frankenstein como disfraz, pero Guillermo tenía la intención de elaborarse sus mismos diseños y personificar sus personajes favoritos.
Fue así que con los años comenzó a elaborar su propio traje de hombre lobo, luego otros de zombie y fenómenos y esto le llamaba la atención a sus compañeros y amigos. Aunque sus hermanos no ponían atención a sus creaciones, pero su padre y su madre lo apoyaban.
“Mi padre fue el primero en enseñarme a elaborar una nariz, con un cerillo le hacía los orificios y yo hacía las figuras. Y mi mamá me apoyó porque le gustaba mi trabajo. Así fue que empecé a trabajar en la escultura, y luego en el maquillaje”.
En la escultura elaboraba personajes fantásticos como duendes, unicornios, hadas, demonios, minotauros. Muchos de ellos, eran creados por su imaginación, y otros, de figuras y libros que leía.
Cuando estudiaba la secundaria, sus compañeros de clase le pedían que elaborará las maquetas y figuras de diferentes partes del cuerpo y Guillermo podía ganar de esta manera, un dinero extra. Aunque dice entre risas, que el maestro de laboratorio lo descubrió y le pidió que no ayudara a sus compañeros.
Logró exponer en la secundaria y preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas algunas de sus primeras piezas de escultura. Conoció al artista, Catarino del Hoyo, quien le regaló un litro de látex, con eso realizó pruebas para conocer el material.
Posteriormente, con lo que ya había hecho de pequeño para los disfraces de Día de Muertos, comenzó a entrar a diferentes concursos. Los más populares, y en donde obtuvo primeros lugares, eran los que se hacían en discotecas como Elefante Blanco y Albatros.
El personaje más llamativo que ha hecho se llama Lente Infernal, personaje que creó de manera grotesca y que era una chamarra con cadenas y agujeros y tenía una segunda máscara, que hacía el efecto de desprendimiento de la piel.
Uno de sus sueños es hacer una película de terror que incluya a todos sus personajes. A la fecha, trabaja con el cineasta zacatecano Edín Alaín, en un rodaje de terror, donde participan artistas de la entidad.
Aunque es poco el presupuesto, para Guillermo, los efectos y el maquillaje se pueden lograr con imaginación e ingenio. Y destaca que ha coincidido con el director, y ya han trabajado juntos en cintas de Alaín, como Lobo. También hizo el diseño del vestuario de un montaje de teatro de calle, con el grupo de teatro Los Cosmicómicos.
Guillermo piensa trabajar en el futuro con la animación cuadro a cuadro. Además de realizar su propia película, en la que se puedan incluir los personajes fantásticos que ha creado a lo largo de su carrera.
Actualmente, el artista da clases en la escuela INFOES, la primera en el estado enfocada al séptimo arte. En esa institución, Guillermo imparte la clase de la caracterización de personajes y maquillaje.
“Pero se requieren apoyos, como de instituciones de cultura y gobierno, los cuales no hay. Queremos dejar a las futuras generaciones los conocimientos y que vean que en Zacatecas se pueden hacer este tipo de trabajo”, dice el creador.
