Se trabaja más y se recibe un salario que sólo alcanza para la compra de comida y el pago de los servicios más básicos, al grado de que algunas veces se debe elegir entre “comprar una cosa u otra”, coincidieron madres de familia.
En consonancia con los resultados de Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicados este lunes, en los que se registra que entre 2010 y 2012 aumentó la pobreza en el país, al pasar de 52.8 millones a 53.3 millones de personas.
Graciela Magallanes, de 35 años de edad y madre de dos hijos, viajó desde León, Guanajuato, para acompañar a su esposo durante su visita mensual a Zacatecas. En esta ocasión aprovechó para ofrecer bolsas para dama en la vía pública.
“Definitivamente este año ha estado más crítico. De los 700 u 800 pesos con los que pasábamos la semana, ahora ya para el miércoles no tenemos nada”, explicó.
A pesar de que su esposo cuenta con un trabajo establecido, Graciela Magallanes se ha visto en la necesidad de ingresar al ámbito de la informalidad y no sólo con la venta de un producto, pues además de ofrecer bolsas para dama, vende productos Mary Kay.
“La situación es cada vez más difícil, el desempleo te lleva al comercio informal, pero de tanto todos terminamos nada más intercambiando entre nosotros mismos”, y a pesar de que los ingresos que se perciben no son suficientes, agregó, tienen que alcanzar para todo, “se estira de un lado y de otro” pues en su caso requieren una fuerte inversión en salud, ya que uno de sus hijos necesita tratamientos especiales.
En el caso de María del Socorro Castro, originaria del municipio de Río Grande y maestra de telesecundaria, se tuvieron que realizar algunos ajustes a nivel familiar a pesar de que su ingreso económico es de aproximadamente 500 pesos por día.
El encarecimiento de los productos alimenticios y de los servicios básicos los orillaron a restringir sus constantes viajes de diversión y paseos a la capital estatal para acudir al cine. Ahora sólo cuentan con los recursos para llevarlos a cabo durante alguno de los periodos vacacionales.
Para doña Guadalupe Hilda Quintanar Martínez, empleada de un local de comida en el pasaje comercial, las ganancias en el trabajo no alcanzan para nada, al grado en que debe elegir si compra una cosa o paga otra, expuso.
Los 100 pesos diarios que gana en la lonchería sólo alcanzan para la compra de alimentos y las necesidades de dos hijos en edad escolar, pues su trabajo representa la única entrada de dinero al hogar tras el accidente que mantiene a su esposo en incapacidad.
“Uno se tiene que limitar, en vez de comer carne se busca otra cosas que sea más barata”, agregó.
Además de ser las encargadas de distribuir el ingreso familiar, en varios de los casos sus empleos representan las únicas entradas de dinero. Tal es la situación de doña Ildefonsa Rodríguez, de 64 años de edad, quien pasa el día en la explanada de la Plaza Bicentenario en la venta de flores.
A este lugar viaja todos los días desde el municipio de Fresnillo, pues de su trabajo dependen cinco personas más, sus hijos y hasta un nieto. Los mejores días llega a ganar 400 pesos, sin embargo gran parte los invierte en la compra de mercancía.
“Se conforma uno aunque quisiéramos más, pero ya no se puede hacer otra cosas”, dijo en referencia a su edad, sin embargo en ocasiones de gran necesidad la crianza de algunos animales le han permitido salir de apuros.
