Las entregas más recientes de la serie Socavón Exprés no podrían ser más aleccionadoras. En su comparecencia ante el Congreso, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, rechazó cualquier responsabilidad en la apertura del pavimento donde cayó un automóvil con dos personas a bordo, en la vialidad conocida como Paso Exprés, inaugurada con bombos y platillos por el presidente de la República, el gobernador de Morelos y el propio secretario de Comunicaciones tres meses atrás; toda vez, adujo el funcionario, las causas del infausto suceso fueron las lluvias abundantes y la inoperancia de las autoridades locales, quienes omitieron recolectar la basura acumulada en la barranca que atraviesa la carretera en cuestión, y fueron incapaces de rescatar a los siniestrados con vida, pues llegaron a ellos con diez horas de retraso; y no carece su alegato de una dosis de razón.
Ante la misma audiencia el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Etcétera, rechazó a su vez cualquier responsabilidad en el infortunado incidente, mismo que atribuyó al apresuramiento, la precariedad y la torpeza en la ejecución de la obra referida; y según un grupo de peritos avocados al caso, no le falta razón.
Los elementos así pues, que se combinaron para que a dos modestos ciudadanos se los tragara, literalmente, la tierra, fueron un gobierno federal generador de bienes que no lo son; un gobierno estatal generador de males (Sicilia dixit) y un colapso municipal.
¿Cómo se llama el coctel?
