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lunes, 28 abril, 2025
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La UAZ y la crisis del populismo académico

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT • Araceli Rodarte •

De alguna forma hay que llamarlo y decirlo por su nombre. La actual crisis por la que atraviesa la UAZ, una de las últimas universidades autónomas, siendo de las más baratas que sobreviven en la región, por  las bajas cuotas de inscripción que cobra, no es una crisis técnica, de caja o administrativa como se le ha caracterizado. Puede que tenga algo de política, pero ese rasgo nunca está ausente en las instituciones educativas, donde la lucha por los cargos lleva a una disputa por el poder y la hegemonía. La crisis de la UAZ es todo lo anterior, pero su problema es de lana, de falta de recursos. Los que dispone son insuficientes para cumplir con sus funciones sustantivas, comenzando por la docencia. El incremento geométrico malthusiano de personal y lo que cuesta pagarle, está por debajo de los recursos  de los  que  dispone. Lo que hoy vive la UAZ es el fracaso del populismo académico. Práctica no exclusiva, ha sido   adoptada por otras instituciones que para mal sobrevivir sin mejorar su nivel académico, han terminado siendo fábricas de pasantes que dependen o completan sus gastos con recursos propios. Incrementando el costo de los servicios.  Populismo  que hasta antes de que se fortaleciera el neoliberalismo, funcionó con relativos resultados. Las finanzas de una universidad no pueden estar sanas cuando subsidios raquíticos en combinación con creación de plazas sin sustento presupuestario se juntan. Si el monto de estas plazas es superior al presupuesto con el que se opera, los hoyos que se generan, aún se tapen unos para abrir otros, generan un desbalance que lleva a una crisis presupuestal,  con los subsecuentes problemas que se generan tal y como se observa en el proceso de huelga por la que pasa la institución.

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Transcurridas casi dos semanas de que iniciara la huelga en la UAZ, aún no hay visos claros de que se levante. El rector trasnochado, que le toca enfrentar los errores de sus antecesores, ha enviado su cartita a Santa Claus en espera de que la SEP y Hacienda en espera de su buena voluntad y como una magnánima obra de caridad accedan socorrerla, reconociendo las plazas que sin previa autorización se asignaron  e incremente el subsidio y solucionar de esta forma la falta de pagos al deuda acumulada con el ISSSTE, re categorizaciones y cargas de trabajo. El paro de los docentes de esta institución tiene sus causas en la pésima y poca visión, en una errada planeación de las últimas administraciones. En la crisis por la que atraviesa la Máxima Casa de Estudios de la entidad, tampoco se debe hacer abstracción y olvidar la política restrictiva neoliberal vigente en las últimas tres décadas, traducida en el abandono de los gobiernos federal y estatal en que han tenido a la institución. Aunque esto último no justifica ni exime los errores en que incurrieron los universitarios que tomaron las decisiones equivocadas.  Crecer incrementando campus, sedes o subsedes y engordando la nómina sin autorización ni respaldo de quien pone el dinero tiene sus costos. Es como poner la carreta delante de los caballos para que la jalen. Ni la jalan ni la empujan, pues se invierte la lógica absolutamente. Toda actividad relacionada con sectores de la sociedad requiere planear sus necesidades a partir de proyectos sustentados y sustentables para luego proceder a la gestión de los recursos que los respalden. En la UAZ se hizo al revés: se abrieron unidades académicas de preparatorias y licenciaturas, amén de centros de investigación en la zona conurbada de la capital y varios municipios del estado sin la autorización de quien paga y manda: quienes manejan los dineros y autorizan los presupuestos. Todo lo que no se haga así es voluntarismo, guía y motor del populismo.

El populismo es una ideología que trasmutada en práctica busca satisfacer las demandas populares, que  en ocasiones descansa en premisas e ilusiones falsas. En las instituciones educativas del nivel superior, el populismo académico se sustenta en prácticas como el clientelismo, en donde cada sujeto es un voto, más si llega amarrado. Votos que permiten trepar a instancias de poder. Los grupos de interés con los rectores los rectores al frente y sus administraciones quisieron forzar la realidad, buscando adecuarla a sus intereses, pero desentendiéndose de la viabilidad de sus iniciativas. Pensaron quizá que si la realidad no se sometía a sus designios, peor para la realidad.

No queda sino reencauzar la ruta. Buscar la alianza con la sociedad y escuchar las voces autorizadas comenzando al interior de la misma Universidad, de quienes conocen la problemática y proponen soluciones para revertir la crisis y previenen de no reincidir en los errores cometidos. Crítica, autocritica y acciones correctivas parece ser la fórmula. ■

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