Dentro del coloquio por el Bicentenario de la Primer Constitución en Zacatecas, Martín Escobedo Delgado ofreció un análisis exhaustivo sobre la Constitución zacatecana de 1832, abordando las causas que la motivaron, sus propósitos y las reacciones políticas que generó. Esta constitución resulta fundamental para comprender las tensiones políticas internas de Zacatecas en los primeros años del México independiente, ya que refleja los conflictos entre los diferentes actores políticos y el impacto que estos tuvieron en la evolución política del estado y del país.
Escobedo destacó que, para entender la Constitución de 1832, era necesario revisar los antecedentes históricos que habían configurado el panorama político de Zacatecas. En su exposición, explicó que según su consideración la política moderna en esta región nació con la Real Ordenanza de Intendentes de 1786. Esta reforma territorial reorganizó el Virreinato de la Nueva España y estableció las intendencias, que reemplazaron a los corregidores y alcaldes mayores. Esta nueva estructura administrativa acercó a las autoridades con la población y les permitió un control más directo sobre la gestión fiscal y administrativa, especialmente en territorios como Zacatecas.
Así pues, la Constitución Zacatecana de 1825 fue una continuación de estos procesos de descentralización y consolidación del poder local. La descentralización política y la autonomía local se afianzaron aún más con esta constitución, lo que permitió a los ayuntamientos mayor participación en el gobierno y una intervención más activa en la creación de leyes.
Sin embargo, esta descentralización generó tensiones con el Congreso zacatecano. A partir de 1826, el Congreso comenzó a restar poder a los ayuntamientos, anulando elecciones municipales y disminuyendo sus facultades. Escobedo señaló que estos conflictos reflejaban no solo una lucha entre el Congreso y los municipios por el control del poder, sino también una disputa sobre la soberanía local frente al poder centralizado.
Los ayuntamientos, al ver que se les otorgaba mayor autonomía en la gestión de recursos y la elección de sus autoridades, comenzaron a reivindicar su soberanía local, lo que fue interpretado como una amenaza por parte del Congreso y el Ejecutivo.
Bajo este contexto, la Constitución zacatecana de 1832 representó un punto de inflexión en la política del estado. Según Escobedo, la nueva constitución fue una respuesta del Congreso y el Ejecutivo zacatecano a las crecientes demandas de autonomía de los ayuntamientos. En ella, se modificó la estructura política de Zacatecas al eliminar las facultades de los ayuntamientos para recaudar impuestos y distribuir los recursos. Con la creación de oficinas de recaudación en las cabeceras de los partidos, el control de los ingresos fiscales pasó a manos del gobierno estatal, lo que redujo considerablemente la autonomía de los municipios. Esta reforma fue uno de los cambios más significativos, pues el control de los recursos económicos siempre había sido un punto de fricción entre los ayuntamientos y el poder central.
Además, la Constitución de 1832 limitó las competencias de los ayuntamientos en términos legislativos. A partir de esa reforma, los municipios ya no tendrían la capacidad de elaborar leyes ni influir directamente en los proyectos legislativos del Congreso, sino que solo podrían opinar sobre los proyectos que se les remitieran. Esto supuso un retroceso respecto a los logros obtenidos bajo la Constitución de 1825, lo que generó una fuerte oposición por parte de los ayuntamientos.
La oposición a la Constitución de 1832 tuvo importantes repercusiones políticas. Los ayuntamientos no solo rechazaron la nueva constitución, sino que también profundizaron la división interna en Zacatecas. Las tensiones entre el Congreso, el Ejecutivo y los ayuntamientos contribuyeron a un debilitamiento del gobierno estatal, que perdió apoyo popular y enfrentó una creciente inestabilidad política.
Este debilitamiento del gobierno zacatecano fue crucial para entender los eventos de 1835, cuando el general Antonio López de Santa Anna intervino en el estado, derrotando a la milicia zacatecana. Curiosamente, muchos de los ayuntamientos de la región celebraron la caída del gobierno estatal, considerándola como una liberación de un régimen autoritario. Este episodio ilustra cómo la Constitución de 1832, al concentrar el poder en manos del gobierno central y reducir la autonomía de los municipios, contribuyó a la fractura del gobierno zacatecano y a la intervención de fuerzas externas.
“Imagínense ustedes, esta es la reacción, los ayuntamientos de Zacatecas celebran que Santa Anna haya derrocado al gobierno autoritario de Zacatecas” concluyó.