■ Recomienda la película Presagio (1973) por tratar un tema atemporal: el miedo al extraño
■ El film fue rodado en Vetagrande, Zacatecas y en el guión participó Gabriel García Márquez
Presagio fue filmada en 1973 en Vetagrande, Zacatecas. La película dirigida por Luis Alcoriza, quien realizó el guión conjuntamente con Gabriel García Márquez a partir del cuento Algo muy grave va suceder en este pueblo, habla de un tema atemporal y por tanto vigente en Zacatecas, México y el mundo, “el miedo a la otredad” en el que se basa también la discriminación y la xenofobia, expusieron en Acentos, el historiador que actualmente se especializa en la rama del cine, Alejandro Ortega Neri, y el conductor de la serie, Carlos Navarrete Ortiz.
La emisión del programa de La Jornada Zacatecas TV tuvo como escenario de la charla, el templo icónico de Vetagrande, El Calvario, y el caserío que se extiende a su pie.
Allí Ortega Neri recomendó la película por su calidad en la dirección, el guionismo y la fotografía, esta última que calificó de inefable. Pero también por su reparto ampliamente reconocido. Y temáticamente, expuso, porque permite enfrentarse a un ejercicio de introspección en torno de cómo la ignorancia, la paranoia y los miedos; en particular el que se expresa hacia la otredad, “puede desvelar una condición humana que puede traer terribles consecuencias”.
Para el caso de los zacatecanos, también dijo, su vista es recomendable porque es una cinta rodada en su territorio y que no mucha gente conoce.
Las razones de la filmación de Presagio en Vetagrande, todavía no las ha encontrado en alguna fuente. Se sabe que Luis Alcoriza, “un director transterrado español”, fue un explorador del territorio mexicano desde su llegada al país en 1939.
“Y creo que en una de esas descubre Vetagrande, Zacatecas”, donde encontró que sus características se apegaban a la historia que conjuntamente con García Márquez escribió como guión para la película, que tuvo un presupuesto de 7 millones de pesos, un rodaje de dos meses aproximadamente, y que fue estrenada tres años después, el 13 de febrero de 1975 en la Ciudad de México.
La adaptación al cine del cuento de García Márquez, Algo muy grave va suceder en este pueblo, expone como anécdota desde la que se desarrollará toda la trama, la lectura de un suceso que una matrona, la partera que ha asistido la mayoría de los nacimientos del poblado, hace.
“Tiene un frasco para que las mujeres en labor de parto soplen”. Pero en el nacimiento que atiende esta vez y que involucra a la mujer de un fuereño, la “tan apreciada herramienta se le resbala de las manos y al estallar en el piso, ella con un rostro sumamente serio y alarmante” anuncia que algo terrible va a suceder en el pueblo. Ante la pregunta que le hacen los pobladores, de qué es lo que vendrá, dice no saberlo.
A partir de eso, cosas extrañas comienzan a suceder generando un caos que culmina con el éxodo masivo de los habitantes, que dejan el pueblo a merced sólo de aves de rapiña.
Esta serie de acontecimientos, acotó en la conversación Carlos Navarrete, pudieran explicarse lógica y racionalmente: un queso podrido o la carne que se echa a perder muy rápido o, bien, animales que empiezan a morir. No obstante, son traducidos desde el augurio de la mujer, confirmando los temores de los pobladores, del que también dijo, pudiera ser cualquier lugar en cualquier tiempo.
El elemento clave de la historia, coincidieron, es la comadrona que da a luz un niño hijo de un extranjero, que provoca que el pueblo entero se vuelque contra esta familia.
Dijo Ortega Neri que uno de los elementos característicos del cine de Alcoriza, era justo la presencia de extranjeros, “ese miedo a la otredad”.
En este caso Héctor casado con Isabel, padres del niño envuelto en la anécdota del presagio, es acusado de saber lo que va a pasar. La familia es atacada de diversas maneras, “intentan matar a su perro, matan a su burra”, golpean a la mujer, y los amenazan con retener a los hijos, pues también les prohíben huir del poblado.
“Entonces ese odio hacia al extranjero, hacia el extraño, comienza a manifestarse paulatinamente y de una manera más cada vez más grave. Al final los dejan ir. Pero él está sentenciado de que algo va a pasar por su culpa”.
Esta historia se apareja en su leit motiv refirió Carlos Navarrete, con Canoa, película de Felipe Cazals, filmada en 1975, donde un párroco azuza a la población contra un grupo de jóvenes estudiantes a partir de una interpretación prejuiciosa de su presencia en el poblado.
A partir de este paralelismo, preguntó al invitado, qué lectura podría darse hoy al tema que presentan estas cintas, trayendo a colación además, el momento crítico que viven los sirios en su intento de convertirse en refugiados de Europa, pero también, lo que ocurre en México respecto a los migrantes centroamericanos y asimismo el fenómeno de rechazo a los mexicanos por los estadounidenses, ahora encabezado por el candidato republicano Donald Trump.
Refirió que el propio Luis Alcoriza, español de nacimiento y luego naturalizado mexicano, aunque en sus memorias y entrevistas siempre dijo haberse sentido cómodo en el país, “no dejaba de imprimir ese elemento de la otredad en sus películas”.
Aquí comentó el historiador, hay ciertas cintas “en las que sus discursos implícitos son atemporales. Presagio me parece una de ellas”, sobre todo, dijo, por este elemento del miedo al extraño, al extranjero.
“El cine es uno de los depositarios del pensamiento de las culturas en las que se filma. Alcoriza me imagino yo que como extranjero tuvo que tener ese sentimiento, y trayéndolo al presente, para mí sigue siendo sumamente vigente esa discriminación, ese miedo hacia el otro”.
Aportó a colación el discurso de odio racial, odio hacia el otro, de Trump, “de que nos mandan lo peor que tiene México a que se lleve nuestro dinero…les vamos a retener las remesas”.
Esta xenofobia agregó, “es una estructura que está allí” y que calificó de “larga duración”, de tal manera que se ha manifestado en distintos productos culturales, como el cine.
Respecto del rechazo “al otro”, Navarrete Ortiz trajo a la conversación el hecho de que se haya filmado Presagio en Zacatecas, donde la población se asume católica entre 95 a 97 por ciento. Esto en relación al reportaje que este medio publicó recientemente sobre las trabas que desde la institucionalidad de la entidad se ponen para que las parejas homosexuales ejerzan su derecho al matrimonio igualitario.
“En un lugar, México”, en donde la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya lo declaró constitucional.
“Es irónico pero pasó aquí. No sabemos bien cómo llegó Alcoriza a filmar, Figueroa, no sé si Gabriel García Márquez como guionista si llegó a pisar Vetagrande, pero es una ironía muy grande y curiosa”.
Observó entonces Alejando Ortega Neri que a Luis Alcoriza le gustaba atacar en su cine los símbolos, e incluso, que lo repudiaran por ello; ser crítico.
Ejemplificó con otra anécdota de la película en la que un búho es crucificado en el campanario de la iglesia como efecto de un pueblo posesionado por la paranoia. Aquí el párroco, dijo, es minimizado por la figura de la matrona, que se supone es la sabia del lugar. Cosa que al “público mexicano que tiene esa raigambre católica, no le pareció”.
El señalamiento dio pie para comentar que aunque Presagio duró en su estreno en México 13 semanas en exhibición, las reseñas en medios nacionales le reservaron críticas desfavorables, destructivas, “porque decían que Alcoriza no había identificado el lugar donde se había filmado, no era un lugar identificable”.
Elementos costumbristas como la ingesta de queso con pan y vino que se observan en la película y las vestimentas con boinas de sus personajes, se interpretaron como “muy españolas”. Algo que chocó el nacionalista cine imperante en México.
Se le recriminó asimismo al cineasta, “sobre todo porque había hecho una mezcla entre Gabriel García Márquez y Luis Buñuel”. Este último de quien también fue amigo y que constituyó una figura importante en su trayectoria, dijo Neri Ortega.
A pesar del mal recibimiento de la crítica especializada en México, en Europa, donde se proyectó en 1977, la cinta fue “sumamente aplaudida, incluso hubo manifestaciones porque no le dieron un premio” en el Festival de San Sebastián.
Presagio, dijo el también fotógrafo para rematar la recomendación a los lectores de La Jornada Zacatecas, “está entre las mejores películas del cine mexicano y creo que eso ya la hace digna de verse”.