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lunes, 23 junio, 2025
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Zacatecas: ¿Paz Duradera o Tregua Fugaz? El Gran Salto en el IPM 2025

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Por: ARMANDO GARCÍA NERI •

Zacatecas ha logrado un avance significativo al ser reconocido por el Índice de Paz México (IPM) 2025 como el estado con la mayor mejora en la paz durante 2024. Este logro representa un respiro para una entidad que ha enfrentado una década de violencia. Sin embargo, a pesar de las cifras positivas, persiste un cauteloso optimismo, ya que la mejora, aunque tangible, aún no erradica el miedo y la violencia profundamente arraigados en la región.

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Zacatecas, esa tierra de cantera rosa y leyendas, ha irrumpido en el escenario nacional con un titular que resuena a victoria: el Índice de Paz México (IPM) 2025 lo corona como el estado con la mayor mejora en la paz durante 2024. Un suspiro de alivio, sin duda, para una entidad que se ha desangrado en la última década. Pero, permítanme, develar el velo de este optimismo cauteloso. Porque la historia reciente de Zacatecas es una de ascensos y caídas, de una mejora que, si bien tangible en las cifras, aún no ha disipado la profunda cicatriz del miedo y la violencia arraigada.

Para apreciar la «mejora» actual, debemos primero recordar la profundidad del pozo del que Zacatecas está intentando salir. Desde 2015, la paz en este estratégico estado se precipitó en una espiral descendente. La calificación de paz de Zacatecas empeoró un alarmante 21.1% en ese período. Los homicidios, el indicador más crudo de la brutalidad, se dispararon en la segunda mitad de la década de 2010, alcanzando un pico desgarrador en 2021 con una tasa de 97.6 muertes por cada 100,000 habitantes.

No era casualidad. Su ubicación privilegiada, colindando con ocho estados y sirviendo como una autopista vital para el tráfico de drogas —fentanilo hacia el norte, armas hacia el sur—, la convirtió en la joya de la corona disputada con saña por las bestias más grandes del crimen organizado. La violencia con armas de fuego, un espejo fiel de la guerra, se duplicó entre 2019 y 2021. El estado era, sin eufemismos, un campo de batalla. Incluso en 2022 y 2023, las tasas de homicidio seguían siendo «extremas», por encima de 50 muertes por cada 100,000 habitantes.

La trayectoria de Zacatecas, tras el doloroso nadir de 2021, comenzó a mostrar signos de vida. En 2024, el estado se erigió como el líder nacional en mejora de la paz, escalando diez posiciones en el ranking del IPM para situarse en el puesto 18. La cifra estelar que impulsó esta aparente resurrección fue la dramática reducción del 49.1% en la tasa de homicidios, pasando de 58.4 a 29.7 muertes por cada 100,000 habitantes. Por primera vez desde 2019, Zacatecas salió del vergonzoso club de los estados con tasas de homicidio «extremas». Las mejoras en los delitos cometidos con armas de fuego también fueron notables, con una reducción a la mitad de su tasa, marcando el tercer año consecutivo de avance en este indicador.

Las autoridades gubernamentales, como era de esperarse, han atribuido esta mejora a una mayor y más visible presencia de fuerzas de seguridad: la policía metropolitana de la capital, elementos del Ejército y la Guardia Nacional, y una fuerza especial de respuesta rápida creada en 2023 para confrontar a los grupos delictivos. Los números parecen respaldar la narrativa oficial: cientos de detenidos y neutralizados entre 2023 y 2024. Además, un sistema de justicia más eficaz y robusto con respecto a las vinculaciones a proceso y con el número de sentenciados en 2024.

A pesar de estas mejoras en las cifras de homicidios, Zacatecas sigue siendo un estado donde el miedo es una epidemia silenciosa. Zacatecas ha logrado, sin duda, un respiro en su incesante batalla contra la violencia. Los datos de 2024, especialmente la reducción de homicidios, ofrecen una anhelada rendija de esperanza. Pero es una esperanza frágil, construida sobre cimientos aún tambaleantes. Las causas estructurales de la violencia, la intrincada y mutante lógica del crimen organizado, y el enraizado miedo que carcome el alma de sus ciudadanos, siguen siendo desafíos colosales.

La verdadera paz, esa que se siente en las calles, en la cotidianidad; exige una transformación profunda de las instituciones, un combate implacable a la impunidad y una reconstrucción del tejido social que devuelva la confianza y la tranquilidad a una población hastiada de vivir bajo la sombra del miedo. El camino de Zacatecas hacia una paz duradera es largo y pedregoso, y esta mejora es apenas el primer paso.

Resulta imperativo trascender la mera lectura de las estadísticas y profundizar en las causas estructurales. La construcción de una paz duradera requiere una inversión sostenida en justicia, educación, oportunidades laborales, salud y por supuesto en seguridad. En este contexto, la transición de una esperanza coyuntural a una acción colectiva y sostenida es fundamental para edificar un Zacatecas donde la tranquilidad no se limite a una estadística, sino que se convierta en una realidad palpable para cada ciudadano.

@armandogn_zac

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