En mercados de chácharas de la capital del país y el estado de México venden juguetes sexuales usados que se recolectan en tiraderos y ofrecen ropavejeros y pepenadores. Están sucios porque se exponen en el piso junto con herramientas oxidadas, ropa usada, productos eléctricos en mal estado e infinidad de objetos insalubres; no obstante, los comerciantes hacen recomendaciones “para sanitizarlos”.
De acuerdo con especialistas en sexología, la venta y compra de juguetes sexuales usados conlleva principalmente riesgos a la salud relacionados con la transmisión de infecciones, entre ellos, estafilococos u hongos como la cándida.
En su mayoría sucios y deterirados, se ofrecen vibradores, dildos, consoladores, fundas, dilatadores, anillos, estimuladores, lubricantes, torsos, muñecas inflables y de silicón en tianguis de las colonias Ajusco, El Salado, Santa Cruz Meyehualco, Texcoco, el Zarco, Bordo de Xochiaca, en la periferia de la Ciudad de México y el área conurbada, donde, cabizbajos, los compradores recorren los puestos.
Algunas de estas mercancías conservan su empaque original y otras son nuevas, procedentes de Asia. Los precios son hasta 80 por ciento más bajos que en las sex shops, donde se consiguen nuevos. Los comerciantes sugieren lavarlos con clarasol para reducir el riesgo de infecciones
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Para Eusebio Rubio, especialista en sexualidad humana y director de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, no vale la pena poner el riesgo la salud por comprar juguetes sexuales viejos. Este comercio responde a que la gente aprovecha para ahorrarse dinero, pero le puede salir el tiro por la culata. El problema fundamental es el riesgo de infección, no de transmisión sexual, porque a los bichos les cuesta mucho trabajo contagiarse, aunque hay muchos otros que son muy resistentes al medio ambiente. Otra cuestión es el material con que están elaborados; muchos son porosos, es decir, tienen agujeros microscópicos muy pequeños que son difíciles de esterilizar. Si los ponemos en contacto con áreas del cuerpo menos protegidas, como la mucosa genital, la vagina o la uretra, hay riesgo de contagio. No vale la pena exponer la salud
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Comentó que en los últimos años en México se ha aceptado el uso de estos juguetes, que tienen por objeto incrementar el placer sexual y que son saludables, siempre y cuando no exista el riesgo de infección.
Refirió una encuesta nacional sobre conducta sexual de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, en 2024, que señala que la edad promedio de inicio de la vida íntima es a partir de los 18 años y que una persona tiene al menos cinco encuentros de este tipo al mes.
En tanto, Karimme Reyes, directora de la Red de SexólogxsMX, señaló que falta educación y orientación sexuales a quienes compran juguetes de segundo uso, pues hay tiendas físicas o en línea que los ofrecen nuevos y a precios accesibles.
El uso de juguetes sexuales cada vez está haciendo más aceptado, se están volviendo populares, pero no se recomienda en absoluto comprarlos gastados porque no son óptimos para el cuerpo. Tienen que ser de silicón de grado médico y no deben compartirse
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Agregó que es complicado deshacerse de estos aparatos porque no hay un lugar específico para reciclarlos; recomendó que se destruyan cuando ya no se requieran. Tienen muchos beneficios, entre ellos el autoconocimiento del cuerpo, que es el primordial. El consejo es que los consumidores investiguen sobre lo perjudicial y las desventajas de un aparato sexual insalubre. Una alternativa es que consulten cualquier duda con sexólogos
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