La necesidad de recuperar la función habitacional de los centros históricos fue enfatizada por Víctor Hugo Hofmann Aguirre, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y Fernanda Lonardoni, jefa de la oficina de ONU-Hábitat para México, Cuba y Centroamérica, este sábado durante la sesión más reciente de la Asamblea General Ordinaria de Ciudades Mexicanas Patrimonio Mundial realizada en el Museo Zacatecano.
Fernanda Lonardoni dimensionó el despoblamiento en los centros históricos con el caso de Puebla, que ha referido una pérdida de 30 mil habitantes, y Morelia, que pasó de tener 60 mil habitantes en el año 2000 a solo 18 mil en la actualidad; en Querétaro, se reportan mil 300 viviendas deshabitadas.
La paradoja de la concentración de servicios e infraestructura frente a la escasa población que vive en los centros históricos para disfrutar de ellos fue señalada tanto por Hofmann como por Lonardoni.
Victor H. Hofmann explicó que entre las causas del despoblamiento está el cambio de uso del suelo: un local comercial o incluso una bodega puede ser más rentable que una vivienda.
Lonardoni señaló los efectos adversos del turismo: la presión inmobiliaria generada por plataformas como Airbnb, la proliferación de comercios ruidosos y la pérdida del sentido de comunidad.
Invitó a gobiernos estatales y municipales a valorar la donación de inmuebles, incluso patrimoniales, para destinarlos a este programa. Subrayó que esto no solo permite dar uso a espacios hoy subutilizados, sino que contribuiría a mejorar la seguridad urbana y aprovechar mejor una infraestructura capaz de albergar hasta cuatro veces más personas de las que hoy habitan en estos centros.
Desde el Ayuntamiento de Zacatecas se han detectado 223 inmuebles en riesgo estructural y el riesgo de colapso en varios puntos del sistema de bóvedas se expuso en la pasada reunión de Ciudades Patrimonio en Puebla, el pasado 12 de junio, indicó Lonardoni.
La arquitecta compartió experiencias de regeneración urbana integral en Riad (Arabia Saudita), donde se combinaron ocho programas sociales y cuatro económicos que resultaron en la creación de empleo y en una estrategia de mitigación de los efectos de la relocalización.
En Beirut (Líbano), se impulsó la reconstrucción del patrimonio habitacional tras la explosión de 2020, con una inversión de 13 millones de pesos por parte del Banco Mundial.
La jefa de oficina de ONU-Hábitat para México propuso que al haber retos comunes se desarrolle un marco conjunto de colaboración por parte de la asociación Ciudades Patrimonio, compartiendo costos, y en el que cada ciudad defina una prioridad en cada uno de los cuatro ejes: Vivienda adecuada en centros históricos; Regeneración urbana inclusiva; Financiamiento de proyectos estratégicos y Fortalecimiento de capacidades.
En vivienda, se plantearon opciones como planes de densificación, asesoría en prototipos de vivienda adaptados al contexto patrimonial y estrategias de adquisición de suelo. En regeneración urbana, se propusieron diagnósticos participativos, lineamientos para planes de manejo y sistemas de monitoreo de impacto.
Fernando Lonardoni señaló que los próximos pasos consisten en validar la propuesta, realizar un mapeo de prioridades por ciudad y construir un acuerdo marco de colaboración que permita iniciar intervenciones con base en evidencia.
Enrique Galindo, alcalde de San Luis Potosí y presidente de la asociación, convocó a las 14 ciudades a participar del 15 al 17 de agosto en el Festival de Ciudades Mexicanas Patrimonio Mundial, donde además de las actividades culturales, se instalarán mesas técnicas para avanzar en políticas públicas sobre habitabilidad, subsidios, conservación e incentivos fiscales.