Jiutepec, Mor. Unos 600 policías antimotines, encabezados por comuneros de Tejalpa y autoridades de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), desalojaron, destruyeron y quemaron por quinta vez unas 70 casas de igual número de familias que vivían en la reserva ecológica de El Texcal.
Con esas viviendas destrozadas y quemadas por comuneros y un grupo de jóvenes cubiertos del rostro, apoyados por elementos policiacos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), como lo han hecho en los otros cuatro operativos anteriores, son un total de 280 familias las que les han quemado sus viviendas, para recuperar, según la SDS, 70 hectáreas invadidas, de las 258 que integran esta área natural estatal protegida.
Sin embargo, las familias precaristas aseguraron, como lo ha reconocido el secretario de Bienes Comunales de Tejalpa, Baltazar Meraz Cuevas, que ellos compraron sus lotes a los comuneros de esta comunidad, por eso se niegan a abandonar la zona, e incluso ya solicitaron un amparo ante las autoridades judiciales para que cesen los desalojos en su contra, y sobre todo la forma de cómo la administración estatal del perredista Graco Ramírez, y la alcaldesa Silvia Salazar, están mandándolos desalojar: «como si fuéramos animales», dijeron.
Esta vez a diferencia del cuarto operativo( que la mayoría de las viviendas estaban desahabitadas), la mayoría de las 70 quemadas estaban habitadas, incluso las mujeres y niños salían llorando de sus viviendas cuando comenzaban a destrozarlas con barras, machetes, pinzas y desarmadores. Porque después de eso les rociaban gasolina y les aventaban un cerillo para que ardiera completamente la casa.
A gritos, algunos ahogados en llanto, otros con rabia, las mujeres desalojadas, les exigieron a los comuneros y al grupo de jóvenes esbozados que van por delante, que les mostraran el orden de desalojo, pero igual que en los anteriores desalojos, los comuneros, las autoridades de la SDS y los policías estatales no mostraron a las familias invasoras ninguna orden de desalojo.
Pero aún así los comuneros y ese grupo de jóvenes esbozados iban casa tras casa destruyéndola y prendiéndole fuego. Las familias propietarias algunas alcanzaron a sacar sus ropa, y algunos electrodomésticos, otros sólo se quedaron con lo que traían puesto.
«¡Hijos de sus pinches madres!, Esto (el desalojo) no debe de ser así, no somos animales, no es para que vengan tapados de la cara (los comuneros), queremos la orden de desalojo porque nosotros pagamos a los comuneros y los conocemos, no se vale que vengan a tratarnos así como si fuéramos animales, !bola de ratas!», les gritó furiosa María a los comuneros y a los policías mientras trataba de sacar algunas de sus pertenencias de su casa que ya ardía en llamas.
Otra vecina desalojada que se identificó como Yara contó que ella vivía más adentro de esta zona que desalojaron hoy los comuneros conocida como Ampliación Josefa Ortíz de Domínguez, pero que la semana pasada le quemaron su casa y sus cosas, por eso pidió asilo en estas casitas de aquí, pero también esta la quemaron este lunes.
«Nos prestaron esta casita (de madera), porque la de nosotros nos las quemaron la semana pasada, es mentira que nos avisen para que con tiempo saquemos las cosas; hoy yo me fuí a dejar a mi niña al jardín de niños, pero cuando llegué ya estaban destrozando mi casa, sólo alcancé a sacar una bolsa con ropa que nos regalaron, ya que la vez pasada quemaron mi casa con todo lo que tenía dentro», dijo llorando Yara de unos 25 años de edad, madre de dos niños.
Cuestionó a los comuneros y a los policías que quién se iba hacer responsable de los daños que estaban ocasionándoles, pero ni los comuneros y menos la policía estatal les respondieron.
Yesenia, quien dijo que lleva unos 4 años viviendo allí, presentó a los medios de comunicación la copia de la solicitud de amparo que están demandado ante las autoridades judiciales, porque aseguró que no deben seguir desalojándolos de manera ilegal, cuando se supone, dijo, que los que estàn fuera de la legalidad son ellos por invasores, aunque repitió hasta el cansancio que ellos pagaron por sus lotes a comuneros y que no tienen la culpa que éstos se hayan peleado y que una parte este con el gobierno de Graco Ramírez desalojándolos de sus casas «como perros», señaló.
«Si le hacíamos estorbo al gobierno porque no vino a quitarnos antes, porque yo no me vine a plantar aquí tengo mi papel, compré este terreno a un comunero, esto no es justo, nosotros somos gente pobre que no tenemos a dónde ir», afirmó Yesenia.
Criticó que cuando anduvo en campaña la alcaldesa Silvia Salazar, asi como el diputado Arturo Solorio Flores, incluso Graco Ramírez, llegaron hasta estos asentamientos irregulares a darles dádivas para que votaran por ellos en las pasadas elecciones, pero ahora, dijo, son éstos los que los echan de sus viviendas.
«Hace tres meses atrás vinieron a revisar la colonia, pero nos traicionaron, porque ellos según venían a decirnos que nos iban a hacer calles, drenaje, y todo; y no simplemente yo creo que venían para inspeccionar a ver como estábamos, y no les importo que somos mas de 100 familias las que nos echaron a la calles»,agregó Yesenia.
Por su parte, el subsecretario de gestión ambiental del gobierno del estado, José Iván Fernández Galán, al término del operativo, que comenzó a las 10:30 y concluyó dos horas después, confirmó que esta vez destruyeron 70 viviendas, es decir ya llevan destrozadas 280, de unas 400 que tienen censadas que invadieron la zona protegida del El Texcal.
Insistió que la intención de la Secretaría de Desarrollo Sustentable es recuperar el Área Natural Protegida, que mide 258 hectáreas, de donde se recargan los mantos acuíferos para surtir de agua a Jiutepec. Argumentó que igual como tienen derecho las familias desalojadas, «también todas las 200 mil personas que toman agua de aquí tienen derecho a la salud, todos los morelenses, 1 millón 700 mil tenemos derecho a un medio ambiente».
Al cuestionar al funcionario estatal que si logran el amparo las familias invasoras cesarán los operativos, argumentó que «aquí no se puede hacer cambio de uso e suelo, no se puede talar, no se pueden hacer letrinas, no se pueden hacer casas, entonces eso del amparo es sobre seguramente sobre cómo se estén haciendo las cosas, no sé cómo proceda, ahorita nosotros estamos en apoyo de los comuneros, si ustedes se dan cuenta nosotros no estamos haciendo una acción de destruir nada, estamos nada más de observadores y haciendo dictámenes ambientales», afirmó
Cuando los policías estatales, con los comuneros y los jóvenes esbozados abandonan la zona en donde viven esas familias, éstos (las familias desalojadas) con cubetas de agua apagan los incendios, y comienzan de nuevo a levantar sus casas con la madera que no alcanzan a quemar, porque ellos sostienen que ahí ellos compraron a los comuneros y que por eso no se van ir de allí.