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jueves, 18 abril, 2024
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Estos son mis principios, si no le gustan…

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Como el meme, imagine usted que viviera en Suiza y se perdiera la elocuente muestra de la política mexicana que dan los hechos recientes en torno a la reforma del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado de Zacatecas (ISSSTEZAC).

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De locura, la reforma la propuso el gobernador de extracción priista a unos cuantos meses de salir del cargo, cuando libró ya todos los catastróficos pronósticos que aseguraban que la institución quebraría al mes siguiente, el año siguiente, al segundo siguiente.

No tardó en bautizarse por los adversarios del mandatario estatal como “Ley Tello”, aunque poco sentido tiene, porque ni siquiera le tocaría ejecutarla. La reforma de sus sueños, que aumenta la cuota aportada por los trabajadores y termina con los comercios del ISSSTEZAC, sería el mejor regalo de triunfo para su sucesor, quien llegaría a aplicarla con el argumento impecable de no tener más margen de maniobra que el que proporciona la ley.

No habría en ello para la siguiente administración el menor desgaste político porque muy amablemente los salientes ya le habrían dejado todo barrido y trapeado, llevándose con ellos el reproche de los más de veinte mil cotizantes directamente afectados.

Pero si el gobernador saliente estaba dispuesto a lidiar con esa mancha en su despedida, los legisladores de su partido, y aliados, no tenían por qué compartir tal vocación suicida y por primera vez, dijeron “no” al ejecutivo.

Ante ese panorama, no hubo más remedio para sus contrarios, que hacer propia la ley que habían bautizado con el nombre del gobernador saliente, y buscar su aprobación.

En el camino toparon con la unidad de varios grupos sindicalistas y sociales que quizá por primera vez se mostraron unidos en un frente común que busca evitar la aprobación de la reforma de la que todos sus agremiados saldrían perjudicados.

En este movimiento participan grupos que no sólo han tenido diferencias entre sí, sino que también habían sido aliados del próximo gobernador del estado, y por tanto de las fuerzas políticas que daban impulso a la reforma.

Pese a haber sido el primer impulsor de la iniciativa, el gobernador constitucional también la llevó al estado de coma inducido cuando se comprometió con los líderes sindicales a no publicar en el periódico oficial los temas a tratar en el periodo extraordinario de sesiones en el que sería el tercer intento de aprobar la reforma.

Del coma inducido llegó la muerte. Algunos dicen que la muerte de la reforma como tal, toda vez que el próximo martes rinde protesta una nueva legislatura que, si bien podría aprobar algo muy similar, difícilmente podrá hacerlo con la misma velocidad y con el mismo riesgo de costo político.

Otros considerarían que la muerte más bien es del ISSSTEZAC, toda vez que su viabilidad financiera está cada vez más en duda, y aunque pasaron tres años de la actual legislatura sin que casi nadie se preocupara por él, hoy se habla de su cierre inminente. (Vale la pena enfatizar el “casi” porque la diputada Alma Dávila, de MORENA, pagó y gestionó una auditoría particular al instituto, y además construyó una iniciativa de ley que ha sido ignorada).

Vaya locura. Quien le dio nacimiento a la iniciativa, también le dio muerte; el partido que la propuso, la rechazó; los partidos que la criticaron, intentaron aprobarla a toda costa.

Sólo en un sistema político como el mexicano podría suceder este galimatías en el que los ideales son tan intercambiables como los colores, donde las definiciones políticas son letra muerta, y las alianzas se tejen habitualmente sobre intereses y no sobre ideas.

Ya nos son costumbre y nota de interiores los “chapulinazos” que asombrarían a cualquier ciudadano de una democracia consolidada, pero con esta circunstancia hemos demostrado ir más lejos porque el travestismo político no requiere siquiera del tiempo entre elección y elección. Ahora tenemos un sistema de políticos con media docena de partidos que podrán cambiar de ideología según el rol que le toque jugar. ■

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