■ Durante la pandemia, la ingesta de bebidas embriagantes subió en 15% en este sector: CIJ
■ Actualmente reciben tratamiento tres menores de edad, de entre 6 y 12 años, por ser adictos
Desde el inicio de la cuarentena a la fecha, se ha detectado un incremento de 15 por ciento en el consumo de bebidas embriagantes en menores de edad, que puede presumirse es a consecuencia de los tiempos prolongados en aislamiento total por la pandemia del Covid-19, además de la ausencia de alguna forma de convivencia que también ha generado daños en la salud mental de los adolescentes de Fresnillo.
Según las cifras que reveló el Centro de Integración Juvenil, en cuanto a las estadísticas de atención, destacó entre todas las sustancias el consumo de la droga de inicio, es decir, el alcohol, fue lo que más se consumió durante la cuarentena, mismo que aumentó en 15 por ciento a comparación del mismo periodo de tiempo pero del año anterior, declaró América Denis Barajas Dueñas, directora del CIJ.
Es decir, que de 100 por ciento de la población que se atiende en el sitio de rehabilitación, 6.52 por ciento son prácticamente niños; actualmente reciben tratamiento tres menores de edad, de entre 6 y 12 años, por ser adictos al alcohol y el tabaco y otras drogas como el cristal o mariguana.
El otro grupo de alto consumo son menores cuyas edades oscilan entre los 15 y 19 años, que representan el 39.13 por ciento de los pacientes atendidos; en ellos destaca que además de alcohol y tabaco, también son adictos a las drogas de mayor impacto que son las estimulantes.
Sin embargo, el consumo de alcohol en menores ha conllevado a que se desarrollen otros problemas como violencia intrafamiliar, porque el menor bajo los influjos del alcohol se torna violento y al momento que se descubre la adicción en los menores, en la mayoría de los casos se desconoce el manejo que se debe tener para el combate a la adicción.
“Los jóvenes al estar en confinamiento al que nos hemos visto obligados a permanecer, carecen de habilidades sociales, de igual manera los padres de familia también carecemos de habilidades parentales positivas para darles actividades y que puedan descargar toda su energía y por ello lo hacen de manera negativa, en este caso a través de la violencia intrafamiliar entre jóvenes o parejas de matrimonios muy jóvenes”, indicó la directora de CIJ.
Además explicó que las personas que acuden a rehabilitación se pueden catalogar en dos grupos, los usuarios experimentadores, que son más fáciles de llevar a cabo la atención para control de adicciones, y los funcionales, estos últimos son principalmente jóvenes que siguen una vida normal pero no dejan de consumir la sustancia.
A pesar de las estadísticas por la pandemia, la mariguana desde hace casi seis años sigue siendo la droga más consumida entre los jóvenes con 60.87 por ciento de preferencia; pero muy de cerca se encuentra el cristal, cuyo consumo conlleva a que los menores pierdan contacto con sus familiares, descuiden su imagen y tengan problemas emocionales como la depresión.
Anteriormente, y para contrastar cifras, se realizaban acciones de prevención que consisten en pláticas a alumnos de educación básica, desde preescolar y primaria, con estudiantes de cuarto, quinto y sexto grado, sobre estilos de vida saludables y factores vulnerables.
A consecuencia de la pandemia y la suspensión de clases presenciales, se dejó de obtener el diagnóstico en los alumnos de primaria, así como el seguimiento, porque se había detectado una baja percepción de riesgo en el consumo del alcohol por parte de los jóvenes estudiantes.
Es decir, los entrevistados durante el anterior ciclo escolar, no perciben al alcohol y al tabaco como drogas y ahora en la pandemia los menores están más expuestos a las sustancias en casi cualquier lugar, ya sea en el entorno familiar o en círculos más cercanos que se dediquen al cuidado de los infantes.
La experiencia también reveló que el grupo de par o los amigos con quienes conviven los adictos, juegan un papel importante, y la familia que se supone es un factor protector no siempre cumple con la condición y con ello garantiza que un niño o un adolescente pueda iniciar el consumo de drogas por curiosidad.
Otro de los casos que alertó al Centro de Integración Juvenil fue una familia donde la madre y los dos hijos, menores de edad, eran adictos al alcohol; el consumo de los padres fue un factor elemental para que la mayoría de los integrantes fueran adictos, en este caso el entorno familiar fue el factor de riesgo, donde también experimentaron el consumo de otras drogas.
En Fresnillo, el polígono de riesgo se localiza en las colonias de la periferia como son Arboledas, Francisco Villa, Los Olivos, La Esparza, las Aves e incluso la colonia Obrera, donde se localizan las instalaciones del Centro de Integración; las comunidades de Plateros y Estación San José, San José de Lourdes y Río Florido también son considerados como focos rojos en adicciones.
Por ello, es importante que la sociedad conozca los servicios institucionales de prevención que al interior de CIJ se ofrecen para combatir las adicciones, ya sea de manera presencial o mediante plataformas digitales y con la ventaja de recibir asesorías desde la comodidad de su hogar.
Otra de las recomendaciones que realizó la especialista en adicciones fue no descuidar la salud mental, porque durante la cuarentena se detectó deterioro considerable particularmente en los jóvenes consumidores, quienes en su gran mayoría se preocupan por su estado físico, pero el emocional es el que más afectado ha resultado durante la pandemia.
Fue implementada la línea telefónica denominada Covid, que consiste en brindar atención especializada para atender casos como ataques de pánico, episodios de ansiedad, estrés, depresión, ya que todos estos trastornos, en caso de no ser atendidos de manera adecuada, pueden conllevar a que se registren conductas suicidas que se han originado por el confinamiento.
