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martes, 23 abril, 2024
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Zacatecas hizo lo que menos tenía que hacer: salir todos a la calle

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

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■ La única diferencia de antes de la pandemia es que las personas portaban su cubrebocas

■ Tiendas de ropa, peluqueros, bancos y medios de transporte fueron abarrotados por la gente

■ La mayoría de los negocios “no esenciales” que abrieron sus puertas ahora venden gel

 

El primero de junio Zacatecas hizo lo que menos tenía que hacer: salir todos a la calle y hacer como si pareciera que por arte de magia el Covid-19 hubiera desaparecido. La nueva realidad, al menos en la capital, se vivió como si nada sucediera con la única diferencia de que al menos la mayoría de la gente en las calles del Centro Histórico portaba su cubrebocas, pero al haber tanta afluencia parecía como si se estuviera celebrando el festival de la mascarilla multicolor: rojas, negras, azules, algunas con bigotes o máscaras de luchador, brillosas.

El filósofo pop más importante del momento, Slavoj Žižek, auguraba hace un tiempo que la pandemia podría poner fin al capitalismo, pero si hubiera paseado ayer por las calles de Zacatecas se daría cuenta de su error pues la mayoría de los negocios “no esenciales” que abrieron sus puertas ese día sumaron un giro a su comercio al ofrecer muchos de ellos cubrebocas y gel alcoholado y la gente urgida por gastar.

Nada dijo el semáforo en color naranja más que la interpretación de una actriz despistada y daltónica que confundió el mapa con una rata. Nada dijo a los zacatecanos que abarrotaron el centro del día de ayer, el cajero y las tiendas, que el color naranja significa un alto riesgo de contagio y un pasito hacia el semáforo rojo. Al contrario, pareció que fue el color que necesitaban para salir en familia a gastar en lo menos esencial que se podía imaginar, como artefactos para caballos.

Las tiendas de ropa lucían formaciones fuera de ella, y es que algunos, tomando en cuenta las recomendaciones y siguiendo los nuevos lineamientos, sí establecieron sus filtros dentro de sus negocios, pero el hecho de que hubiera gente esperando parecía suponer que le cansó en demasía las pijamas durante el encierro y les urge un nuevo pantalón, una camisa, una playera o un par de calcetines.

Las tiendas de dulces típicos igualmente descorrieron sus cortinas añorando la visita de los paladares foráneos aunque parece que el turismo aún se vislumbra lejano. Los cafés volvieron a sacar sus mesitas a la sombra y las estéticas y peluquerías no se daban abasto con la invasión de greñudos que no se animaron a meter tijera ellos solos.

Un peluquero sonorense dijo con la voz ahogada por el cubrebocas azul, que ya le urgía porque el arrendador no le perdonó aunque tuviera cerrado el local, por lo que esperaba que los clientes, urgidos por el corte, fueran llegando aunque en la puerta en una hojita cuadriculada y con letra remarcada, señalaba que sólo podían esperar quien fuera a cortarse el cabello.

El transporte gozó de un día normal. Los camiones sin la sana distancia de sus usuarios, los taxistas transportando más de lo permitido hasta el momento, es decir, dos personas; el banco y sus interminables filas, pues la “nueva normalidad” cayó en quincena y la economía aprieta tanto que hasta los cantantes urbanos que pueblan las esquinas de la ciudad se volvieron a entonar.

NADIE DIJO A LOS CIUDADANOS QUE EL COLOR NARANJA SIGNIFICA UN ALTO RIESGO DE CONTAGIO

Zacatecas inició su nueva normalidad como no debía de hacerlo. El semáforo los confundió y pensaron que a partir del día de ayer todo volvía a su cauce. Incluso muchos adultos mayores, ese sector más vulnerable, salió del encierro a sentarse a la sombrita, al jardín, a comprar fruta o a las mercerías y es que pareciera que las manualidades en casa ya no pueden esperar más.

Y aunque la mayoría traía sus cubrebocas dándoles una sensación de seguridad, hubo a quienes no bastó el tiempo para aprender a ponérselo más arriba de la papada o más abajo de la frente. La nueva normalidad zacatecana sólo tuvo eso de nuevo, un sinfín de rostros cubiertos y miradas de desafío al virus, al hastío, al destino.

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