Decretos que Suprimen las Vedas de Agua: El Capital contra la Vida

El día 5 de junio Peña Nieto firma 10 (diez) decretos promovidos por la Secretaría del Medio Ambiente sobre las reservas de cuenca que existían antes de esos decretos. El objetivo de esos decretos publicados en el Diario Oficial de la Federación el 6 de junio pasado, dice: “Decreto por el que se suprimen las vedas existentes, en las cuencas hidrológicas (…)”, y en seguida se señalan las cuencas y las regiones hidrológicas a las que pertenecen. Como ya lo reportó La Jornada Nacional, los 10 decretos suman 300 cuencas, lo cual significa el 55 por ciento de lagos y ríos del país. En uno de los decretos se dejan ver zonas importantes del estado de Zacatecas: la cuenca de la presa de El Chique (que es la de mayor almacenamiento de toda la región hidrológica), la del río Juchipila y del río Santiago.
Si observamos en el mapa las cuencas que suprimen su veda, verificaremos que se trata de las regiones hidrológicas de alta concentración de agua: la franja que va de la costa de jalisco, pasando por Colima, Michoacán, Guerrero y Oaxaca (regiones hidrológicas 15,19 y 20). Y la región densa de Veracruz, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí (regiones 28 y 26). El decreto afirma que la supresión de la veda está sustentada en los estudios técnicos elaborados por la Comisión Nacional del Agua, y declara que se hace “para la modernización de los servicios de agua en los estados de Aguascalientes, Jalisco, Nayarit y Zacatecas, para hacerlos más eficientes”. ¿Qué significa “modernización”? Con ese término se han justificado las políticas neoliberales en México, las cuales se han traducido en privatizaciones o concentración de la riqueza en pocas manos, y fuente de conflictos con los pobladores y pueblos originarios, como el actual caso en Mexicali con la represión a pobladores afectados al darse el agua a la compañía cervecera Constellations Brands.
Ahora mismo El Capital se apropia de las fuentes de energía y de vida. Con ello ha mantenido sus altas tasas de ganancia. Y para hacerlo, se apropian antes de los estados que las regulan. Las empresas que quieren el petróleo y el agua actúan a través de los gobiernos neoliberales. En México han actuado a través de gobierno federal en los últimos 5 sexenios. Por obvias razones el caso del agua es único y especialísimo. ¿Qué ocurrirá si “modernizan” los contratos para uso del agua y terminan en manos de empresas privadas? Pues obviamente el agua se convierte en mercancía, y con ello, en automático deja de ser un derecho. Y la lógica de la mercancía es la tasa de ganancia, no la satisfacción de necesidades o la reserva de recursos para generaciones futuras. El Capital es constitutivamente insustentable. Así las cosas, es en extremo importante que la fuente de la vida se conserve dentro del interés público y la voluntad general. Ya hay indicios inequívocos del comportamiento de las grandes empresas respecto al uso del agua y la afectación de campesinos y población en general por dicha conducta: Mexicali, Sonora y Zacatecas ofrecen ejemplos brutales. La sociedad civil, academia y políticos auténticos, deberán estar muy alertas para enfrentar el tema que se despertó con la flamígera pluma de Peña Nieto el 5 de junio al firmar los 10 decretos arriba mencionados. Ya quedó claro el tema: El Capital contra la Vida.