Elevar la calidad de vida de los ciudadanos debe ser premisa central de todo gobierno, cualquiera que sea su signo político. Mientras la premisa prevalezca, cualquier contingencia, por más difícil que parezca, podrá enfrentarse con mayores posibilidades de éxito. Esa certidumbre da validez y plena justificación al Programa Prospectivo 2033.
Debemos admitir que, lamentablemente, entre algunos rasgos negativos de los gobiernos mexicanos, en sus tres niveles, están la improvisación y el inmediatismo. Tradicionalmente la planeación se ha diseñado para tres años en los municipios o seis en gubernaturas y en la Presidencia de la República.
Hoy, sin embargo, cuando los reclamos sociales imponen la ruptura de paradigmas disfuncionales, la planeación debe realizarse con tres características básicas: institucional, democrática y territorial. La institucional se refiere a la participación de todas las instancias gubernamentales; la democrática es la que enlaza al sector público con el social y privado, donde deben de incluirse todos los factores de la producción, la academia y organismos de la sociedad civil.
Otras de las ventajas de la planeación prospectiva a largo plazo es facilitar su democratización y hacerla participativa. Esto la enriquece, le da mayor pertinencia y mejora la relación entre gobernantes y gobernados.
La característica territorial se refiere a la necesidad de decidir desde las regiones, desde los mismos lugares donde se ejercerán los planes, de desarrollo económico y social propuestos y la protección y preservación del medio ambiente, entre otros factores.
Al fundamentarse en la georreferenciación, la hace más pertinente y certera porque ayuda a decidir con certeza el desarrollo regional y facilita la reducción de la pobreza y las desigualdades sociales.
Observemos que las estrategias cortoplacistas no existen en los países altamente desarrollados, donde los gobernantes llegan al poder para administrar planes que ya están en marcha, solo los ajustan o corrigen de acuerdo con las coyunturas actuales.
Los mandatarios al estilo de Donald Trump, que a naciones desarrolladas llegan con innovaciones más semejantes a caprichos, errores, o intereses de grupos, generalmente son frenados por los representantes de los órganos de control del gobierno. Por fortuna cada vez hay menos mandatarios así.
La planificación prospectiva y democrática elude ocurrencias e incluso las reformas, si son necesarias, se discuten exhaustivamente y a veces son aprobadas no como el gobernante las propuso. Se reforma, corrige, innova, si es para mejorar. En esos gobiernos no hay improvisaciones, se siguen hojas de ruta estructuradas con suficiente antelación y todo el aparato gubernamental sabe que los planes son para acatarlos, aprovecharlos, preservarlos y solo cuando es conveniente, se corrige el rumbo.
Zacatecas es uno de los pocos estados mexicanos donde la prospección ya es un modelo para armar, con instrucciones numeradas, claras y precisas, dotado de piezas que solo requieren ser embonadas conforme a plazos, y tal vez renovadas, si las circunstancias lo precisan. Eso es planeación. Diseñada con metodología científica y probada, no proveniente de mentes imaginativas ni fantasiosas.
Por eso hoy el actual gobierno no se conforma con calcular hasta el 2021, cuando llegará una nueva administración, sino que piensa y planea para los zacatecanos que hoy nacen y en 2033 deberán estar en preparatoria o bachillerato, y muy probablemente en 2036 o 2037 buscarán insertarse en el mercado laboral en calidad de técnicos, o en 2040, concluido el nivel universitario, se introduzcan como profesionistas al mercado laboral.
Objetivos y metas a mediano y largo plazo, con instrumentos de evaluación y seguimiento que garanticen su alcance con transparencia, eficiencia total, rendición de cuentas, sinergias en las acciones, uso óptimo de los recursos, es lo que persiguen los actuales planificadores.
Otra de las ventajas de mirar más allá de lo inmediato, es la posibilidad de alcanzar con mayor tino las líneas transversales enfocadas a disminuir las desigualdades entre hombres y mujeres, la observancia de los derechos de la niñez y la adolescencia, y la aplicación de ciencia y tecnología e innovación, no únicamente a los objetivos del desarrollo, sino a la misma acción de administrar y gobernar.
Zacatecas todavía no está en el plano deseado por su gobierno, pero avanza en la ruta correcta, tiene planes, rumbo definido y herramientas para lograr sus objetivos de corto, mediano y largo plazo, y al caminar en pos del Programa Prospectivo 2033 traza el camino para llegar a ese plano en el que habrá igualdad de oportunidades para que todos realicen sus aspiraciones y tengan seguridad de lograr su bienestar y el de sus familias.
*Titular de la Coordinación Estatal de Planeación
