Tu pelo entrecano sobresaliendo la manta forense, la camisa azul claro seguramente manchada de sangre, el inseparable sombrero en el piso, las señalizaciones 7, 11, 12 que daban cuenta de los casquillos que le quitaron la vida y su cuerpo inerte bocabajo bajo el sol sinaloense, fue la imagen que logró convertir la ira y el miedo en organización y rutas de acción.
Quizá por sus contactos nacionales, por sus libros publicados, por el prestigio de Ríodoce, por haber escrito para La Jornada, o tal vez porque hacía falta esa fotografía para verse en el espejo de la posibilidad, pero el asesinato de Javier Valdez sacudió al periodismo de todo el país de tal forma, que cundieron los #yaBasta, los #NiUnoMás y la necesidad de buscar soluciones desde el lado gremial y social de la cancha.
De esta manera, luego del asesinato de Valdez Cárdenas, el medio Horizontal hizo un llamado a discutir una Agenda de periodistas, mismo que fue acompañado por más de cincuenta organizaciones entre las que se cuentan Artículo 19, Fundar, el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la red de Periodistas de a Pie, la Cátedra Miguel Ángel Granados Chapa etcétera.
Durante tres días y en seis diferentes mesas se realizaron debates conducidos por gente de la organización Ciudadano Inteligente en un formato totalmente horizontal, que buscaban desentrañar los problemas que enfrentan los periodistas, para luego hacer propuestas que derivaran en planes de acción concretos.
La convocatoria fue abierta a periodistas, organizaciones social y a todo aquel que le interesara el periodismo. No hubo requisitos curriculares, certificaciones particulares, o candados –más allá de los logísticos como el lugar, y las fechas- que dejaran fuera a quien quisiera participar.
En el encuentro pudieron discutir de tú a tú lo mismo periodistas tan consolidados como Anabel Hernández, Blanch Pietrich, Marcela Turati, Daniel Lizárraga, José Reveles o Verónica Espinosa, con estudiantes de tercer semestre de licenciatura, activistas de organizaciones sociales, académicos especializados en temas de comunicación, etcétera.
Las discusiones, giraron sobre seis temas:
La primera sobre Riesgo, atención en casos críticos y respuestas inmediatas, pretendía responder ¿por qué no ha funcionado el sistema de protección de periodistas? En este país, del año 2000 a la fecha se han asesinado a más de cien periodistas, y una cantidad similar ha desaparecido. También se registran 55 ataques contra instalaciones de medios. El tamaño de la tragedia pudo bosquejarse con el pase de lista que se realizó afuera de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión (FEADLE), que tardó casi una hora.
El mismo día se realizó la mesa Alternativas para combatir la impunidad¸ en la que quedó claro que la falta de esclarecimiento de los asesinatos a periodistas es la misma que viven los ciudadanos que se dedican a cualquier actividad. En México sólo 1 de cada 100 delitos es castigado, lo que comprueba, en el caso en cuestión, que es más peligroso investigar un homicidio que cometerlo.
El día jueves 15 de junio se dialogó respecto a Las organizaciones sociales en defensa de los periodistas, que sin duda hacen un loable trabajo; tanto así que permitieron la organización de este evento, y han sido portavoces eficaces de las necesidades de un gremio que frecuentemente tiene divisiones internas por los egos y protagonismos. En esta mesa se buscó fortalecer el diálogo entre dichas organizaciones, y sobre todo, darles un papel más importante en espacios como la vigilancia en la investigación de agresiones contra periodistas.
Paralelamente se llevó a cabo una mesa de discusión con respecto a la precarización laboral del gremio periodístico. Sobraron los ejemplos. Medios de comunicación que hoy pagan la mitad de lo que pagaban hace veinte años, muchísimos de ellos sin seguridad social o seguro de vida, la mayoría sin pago de viáticos, etcétera. Un interesante estudio de la Maestría en Comunicación de la Universidad Iberoamericana dio cuenta de que el 40% de los periodistas tiene otro trabajo para poder sostenerse, y que sólo 30% trabaja para un solo medio, por ejemplo.
La forma de financiamiento de los medios de comunicación, fue también motivo de discusión. Algunos peleaban por la eliminación de la publicidad oficial, mientras que otros contaban que se enfrentaban a la “narcopublicidad”, en la que un cártel u otro obligaban a un medio a ser vocero de sus intereses bajo la conocida ley de “plata o plomo”.
En el último día, la quinta mesa revisó los protocolos de seguridad y se plantearon algunas medidas para mejorarlo. La sexta mesa en cambio se preguntó por qué el reclamo por el asesinato a los periodistas no se ha visto acompañado de forma suficiente por el enojo social que recrimine que se silencie a una figura social que debiera ser un aliado natural para el ciudadano.
La discusión no estuvo exenta de autocrítica. Más de uno reflexionó que esto se debía a que el periodismo no había estado a la altura de la sociedad y no había logrado ser el conducto por el que se comunicara la comunidad de la que el periodista es parte, ni había sabido responder con su trabajo a la necesidad de información que tenía la gente.
Terminado el evento se enfatizó en que el trabajo apenas comenzó. Se espera que en los próximos días se sistematicen las propuestas y los análisis y esto se convierta en agenda de trabajo que lleve no sólo a la protección de los periodistas como seres humanos en riesgo, sino sobre todo, que se facilite el trabajo de este gremio porque de hacerlo bien, su labor resulta imprescindible para la construcción de la democracia.
No puede cantarse victoria, el riesgo de que esta iniciativa caiga en el olvido es grande. Pero es importante que se abone a la lucha por un país más democrático que está, desde hace mucho, dando otros sectores sociales.
